
Desde hace varios años en España la universalidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) se encuentra en serio peligro. Lo que había sido un hito para la Salud Pública y una manera compartida de entender la relación entre Justicia y Salud, permitiendo prevenir y disminuir las desigualdades socioeconómicas y promover una sociedad más equitativa, se encuentra quebrada, herida. Tras la aprobación del Real Decreto-Ley 16/2012 (RDL 16/2012) mediante reunión del Consejo de Ministros -una vía legislativa excepcional reservada a cuestiones de urgencia- el gobierno excluyó del SNS con algunas excepciones a las personas inmigrantes en situación irregular. Así pues de la noche a la mañana se cambiaron sobre el papel las bases de universalidad, prevención, descentralización y redistribución que había venido funcionando desde 1986 con la Ley General de Sanidad, abriéndose un campo de disputa que continúa hasta la actualidad sobre los bienes públicos y la condición misma de ciudadanía.
La respuesta de organizaciones de profesionales y usuarios y de algunos gobiernos autonómicos, que no habían sido tenidos en cuenta en la redacción, no se hizo esperar. Entre las críticas de la ciudadanía al RDL 16/2012 aparecían los calificativos de inconsistente, racista y oportunista.
Inconsistente porque bajo el título de “Medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del SNS y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones” no incluía en su articulado ni memoria económica ni ningún tipo de análisis de impacto de sus medidas adoptadas. Además, como indica la Red de Denuncia y Resistencia al RDL 16/2012 (REDER) renunciar al modelo de prevención basado en una atención universal y primaria fundamentalmente, empuja a parte de la población a recurrir a la atención en urgencias como única vía para conseguir asistencia médica, lo que resulta más caro y conlleva mayores riesgos sanitarios. El informe de octubre de 2017 de REDER asegura que actualmente el número de personas excluidas SNS desde 2014 rondarían las 3.784, de las cuales 57 son enfermos oncológicos y 38 son personas VIH positivas, por destacar algunas patologías graves.

Red de Denuncia y Resistencia al RDL 16/2012 https://reder162012.org/
Esta iniciativa del Gobierno central también fue tildada de racista porque desde el punto de vista de la Salud Pública las personas migrantes que llegan a España son de hecho los individuos más sanos de sus respectivos países, el llamado efecto del migrante sano. Además los migrantes tradicionalmente hacen un uso menor de los servicios sanitarios a lo esperado por su estado de salud en los países de destino. Estamos ante un doble proceso inconsciente por el que se estigmatiza al cuerpo migrante como un cuerpo vulnerable y portador de enfermedades por un lado, y por otro se culpabiliza a este colectivo de los problemas de sostenibilidad del sistema sanitario público. Los migrantes sin papeles pasan así a la categoría de infraciudadanos no merecedores del derecho a la Salud.
Y por último fue una medida oportunista porque obedecía más a intereses de las élites políticas y empresariales que a un debate ciudadano real, introduciendo forzadamente en nuestro país la figura de “asegurado” y “no asegurado” como criterio para poder recibir asistencia sanitaria. Y en realidad no es una medida inocente ni casual. Desde los años 70 y de forma más patente tras la crisis económica de 2008 se ha venido atacando a lo público con recortes presupuestarios en sanidad, educación y servicios sociales. Se ha venido haciendo un gran esfuerzo ideológico y político para normalizar las privatizaciones y su bondad, así como la precariedad laboral o la cesión de un poder político inusitado al mundo de las finanzas.
RDL 16/2012: casamata de la acumulación por desposesión en Sanidad
El objetivo real ha sido todo el tiempo precarizar y dañar lo público para mercantilizar y privatizar más fácilmente desde los poderes públicos servicios de su competencia. Así pues, la saturación de servicios de Atención Primaria y en las Urgencias, las listas de espera para primera valoración especialista o para cirugías programadas, han hecho que ciertos sectores sociales con suficiente poder adquisitivo encuentren razonable la opción de pagar un seguro privado como mejor alternativa dada esta situación de maltrato a lo público.
Tenemos pues un terreno minado, ciertos sectores sociales cómplices, el debate planteado entre usuarios y clientes y a un chivo expiatorio por donde empezar la batalla privatizadora. Se trata también de una lucha ideológica que consiste en ir introduciendo en el imaginario colectivo una idea mercantilizada de los servicios sanitarios y una individualización de las responsabilidades sobre la situación de salud de los ciudadanos.
Además el carácter de monopolio natural de servicios como la educación, las pensiones, la sanidad, los transportes o las telecomunicaciones, entre otros, hace que el capital encuentre un jugoso nicho de mercado con demanda garantizada para resolver la crisis de rentabilidad que viene arrastrando desde la llamada “Crisis del Petróleo”. A esta estrategia neoliberal algunos autores como David Harvey la han calificado como acumulación por desposesión, que se objetiva en un conjunto de estrategias impulsadas para desregular, liberalizar y privatizar servicios públicos y bienes comunes, para transferirlos a manos privadas. Además desde una perspectiva de género, esto supone el retorno de algunas de las responsabilidades reproductivas públicas hacia las mujeres con su rehogarización, porque allí donde no llega el Estado, aparece el colchón familiar como garante de muchas necesidades básicas.
Aunque la universalidad del SNS ha sido frontalmente herida desde 2012, es cierto que previamente la accesibilidad a los servicios públicos de salud no ha sido ni mucho menos equitativa en todos los sectores sociales, pues en ese acceso influyen factores económicos, sociales, educativos, culturales, lingüísticos, de género, de origen y etarios entre otros, que nunca se han conseguido solventar.
Sin embargo el debate sobre hacia donde va la sanidad está abierto y la ofensiva neoliberal no parece contentarse sólo con plantearlo. ¿Nos contentaremos nosotros con la desobediencia en ocasiones partidista de ciertas Comunidades Autónomas y de la buena voluntad de muchos profesionales sanitarios? ¿Plantearemos una contra ofensiva ideológica y política para redefinir entre y para todos, bajo otros principios y otras prioridades, la relación entre Justicia y Salud? El futuro es nuestro, la salud de la Sanidad está en nuestras manos.
Uno de los principales retos de la saluda pública es la equidad en salud, la cual incluye la universalidad en el acceso a los sistemas de salud. Y este reto no es sólo para países como el mío, en el que la universalidad no ha existido nunca, sino para países como España, en el que aparentemente este reto ya se había vencido. Otros sistemas semejantes como el sistema de salud británico, han empezado a tener problemas debido a que la población se ha incrementado hasta 3 veces, y esto no por lo migrantes, sino debido a que la esperanza de vida de la población se ha incrementado, y por lo tanto las necesidades de salud de los mayores de 65 años. Es por esto que el tema que abordaste es muy importante y complejo a la vez, porque además incluye otros problemas como la salud en personas migrantes, racismo, y políticas de salud. El análisis que hiciste en torno a las verdaderas causas de esta situación me parece muy completo. Será acaso el preámbulo para la privatización del sistema de salud? Como bien concluyes, el camino que ha de seguir la salud en el futuro está en nuestras manos.
Es muy triste que en un país como España, con un SNS relativamene avanzado y moderno, tengamos que hablar todavía de cuestiones tan básicas como es el acceso al mismo por parte de toda la población. Sin embargo, parece necesario: así que te agradezco el recordatorio sobre el tema, y todas las aclaraciones e informaciones al respecto. El informe de REDER que adjuntas, me parece un documento muy valioso, una excelente fotografía de las repercursiones que el RD ha tenido en varios colectivos y situaciones; muy útiles también los enlaces y las referencias a casos reales.
Creo que medidas de este tipo, que no hacen más que aumentar la brecha de las desigualdades sociales, además de ser profundamente injustas, terminan generando, a largo plazo, más problemas que beneficios. A este respecto, me parece muy interesante que menciones la ausencia, en el proceso de formulacion del RD, de una «memoria económica ni ningún tipo de análisis de impacto de sus medidas adoptadas». Las supuestas exigencias de mercado, que parecen moverlo y determinarlo todo, ni siquieran están bien explicadas ni justificadas. Me parece fundamental desvelar estos fallos conceptuales detrás de los dictados políticos: son el camino para evitar que nos intimiden (citando Paul Krugman) y para proponer alternativas.
Ya era tarde en la “blogosfera” ayer. Empecé a leer tu articulo y … no pudo parar. Por su estilo, su fuerza y por los temas que resuenan con la situación en mi país y, creo, en Europa. Antes de venir en Andalucía, no me había enterado del cambio de la Ley de 2012 en España que excluye los migrantes del sistema de salud. Siendo cínica diré, por supuesto, los migrantes no son votos, bien al contrario. Francia no tiene nada que enviar con lo poco acogedora que se mostró con los migrantes. Me hace pensar en la película finlandesa “El otro lado de la esperanza” de Aki Kaurismäki. Es como un cuento sobre un refugiado sirio que pide asilo y, a pesar de ser en Finlandia, se lo negó porque su país “ya está seguro”; él puede ver a la televisión los bombardeos en Siria y cuanto seguro esta… Además, en Francia como en muchos países europeos, la última elección presidencial revelo el aumento del racismo y el nacionalismo. Eso también resuena con la historia muy cercana… (¿“La resistible ascensión de Arturo Ui” de Brecht?). Lo peor es que son viejas fórmulas que siempre funcionan: si te preocupas del “extranjero”, no pensaras en tu propia miseria y tendrá la ilusión de poder volver en otra época gloriosa (con el Franc o lo que sea etc.). Como comento Vanessa, hay países que luchan para obtener el acceso a los servicios sanitarios. ¿Tan cerca hemos llegado a la cobertura universal y, ya vamos por atrás? ¿Habrá una parte de las poblaciones más vulnerable que no merece nuestra atención? Un cómico francés, Francis Blanche, decía “Mejor ser rico y saludable que pobre y enfermo.” En Francia también hay discusiones que pueden poner en peligro nuestro sistema sanitario, en particular el aumento del copago por mutuas privadas; el riesgo es de ahondar las desigualdades entre los ciudadanos según sus recursos. Salud es un bien público y no un bien de consumo. Hoy en día una nueva Ley sobre el trabajo está implementando una política de “flexi-seguridad” en Francia. Dudo que será un avance, ya que, siendo un sistema protector, ya existe una erosión de los derechos laborales y sociales. Es imprescindible salir de modelos “binarios” que demostraron sus límites y tener ideas nuevas con mayor preocupación por equidad y justicia. Como nos dijo Iain Aitken, “Salud pública es política”. Si, ahora y en todo momento. Gracias por tu artículo muy interesante y brillante.
En primer lugar, gran título, “La universalidad herida”. Buena imagen, representa a los verdaderos afectados de los últimos cambios en sanidad. Y muy acertada opinión, bien argumentada, en defensa del estado de bienestar.
Me gustaría profundizar en el análisis del RD 16/2012 en el que, de algún modo, centras tu opinión para justificar el paso de paciente/ciudadano a beneficiario/asegurado, y que desde mi punto de vista, marca un antes y un después en la sanidad española.
Clave: Acaba con el sistema de acceso universal a la sanidad. Y de acuerdo contigo, alcanzar un sistema de salud universal y gratuito con financiación pública fue el gran hito de la salud en España.
La red acoge explica muy bien en un informe los efectos de la exclusión sanitaria en los inmigrantes (Disponible en: http://redacoge.org/mm/file/2015/Jur%C3%ADdico/Informe%20Sanidad%20RED_ACOGE.pdf).
Tras la aplicación del decreto, ¿inclumplimiento de nuestro país en materia de derechos humanos? ¿Discriminación? Para mí, son preguntas que plantean un gran debate.