En su análisis de la serie televisión “House”, Antonio Casado da Rocha y Cristian Saborido, filósofos españoles, describen el doctor House como un arquetipo del médico naturalista y paternalista, descuidado con los valores del paciente y su deseo de hablar.
— PACIENTE: Va por la vida haciendo como si no le importase nadie y se dedica a salvar vidas.
— HOUSE: Resuelvo enigmas. Salvar vidas es sólo un efecto colateral.
(5.15, Descreído)
Aunque exagerado, en la vida real, puede ocurrir sentirse considerado como una enfermedad en lugar de un enfermo o peor… como un cliente. Eso me lleva a reflexionar sobre la importancia de atender al paciente como a un ser humano. ¿Cómo tomar en consideración su dimensión humana? Ciertos cambios son decisivos como la visión humanista y social de la medicina y el aprendizaje de jóvenes médicos sobre la comunicación con los pacientes.
De una medicina clínica a una medicina social
En el siglo XVII, Molière, autor de teatro francés, representaba a los médicos como charlatanes con poca terapia y mucha jerga técnica. ¡Hasta hacían caso omiso de los enfermos! “Por último, lo bueno de esta profesión, es que los muertos tienen un pudor y una discreción enormes; nunca se los ve quejarse del médico que los mató”. La medicina evolucionó más allá del ámbito de la ciencia clínica y de las prácticas médicas. Uno de los mayores avances en salud pública es la preocupación por los factores sociales.
E. Sigerist, historiador de la medicina en el siglo XX, consideró a Johann Peter Frank como “no solamente el pionero de la salud pública sino también de la medicina social, porque estudió la influencia de todo el entorno social sobre el individuo.” Hace más de 200 años, J.-P. Frank, un médico higienista alemán, fue director de la salud pública de Lombardía en Italia. Viajaba para profundizar sus conocimientos de las condiciones médicas y sociales de la región. Se dio cuenta de que la población padecía de pobreza a pesar de vivir en una región fértil. En 1790, defendió la necesidad de reformas sociales y económicas en una conferencia universitaria titulada “la miseria del pueblo, madre de las enfermedades”.
Sus ideas sobre las condiciones sociales, el bienestar y la prevención parecen muy innovadoras para su época. Pensaba que la falta de desarrollo de esos aspectos esenciales se debía “al hecho de que las gentes han comenzado hace muy poco a comprender el valor del ser humano, y a perseguir el beneficio de la población».
¿Cómo se comunican los médicos y los pacientes?
Además de “seres humanos que viven en la sociedad”, los hombres son individuos dotados de razón y de corazón. Estas últimas décadas, se emprendieron investigaciones sobre la relación interpersonal entre el paciente y el médico. Investigadores holandeses enfatizan que esa relación es una de las más difíciles porque “implica la interacción entre individuos en posiciones desiguales, es a menudo no voluntaria, con preocupaciones de vital importancia, por lo tanto, está cargada emocionalmente y requiere una estrecha cooperación”.
El comportamiento del médico puede ser enfocado en la cura (instrumental) o centrado en el cuidado (afectivo). Los pacientes son muy sensibles a la comunicación no verbal. Las incoherencias entre lo verbal y no verbal pueden interpretarse como una falta de autenticidad. El médico es “bilingüe” porque habla su idioma nativo de todos los días y el lenguaje de médico. La satisfacción del paciente está estrechamente relacionada con la comunicación afectiva. |
El aprendizaje del anuncio de un cáncer
La cuestión del anuncio de diagnóstico ilustra el desafío de la relación entre paciente y médico. En la película “El fantasma de la libertad” de Buñuel, un médico anuncia a una persona que los resultados de sus pruebas médicas son muy malos. Para concluir, se levanta y le propone un cigarrillo. Este responde dándole una buena bofetada. El cigarrillo era el símbolo del fin ineluctable o del ultimo cigarrillo del condenado. Aunque parezca exagerado, el tema sigue de consideración vigente.
En Francia, al final de la carrera, los estudiantes deberían ser capaces de “informar a los pacientes y a sus familias en términos simples y comprensibles para asociarlos mejor con las decisiones que les conciernen”. Esa instrucción está demasiado alejada de la realidad. A veces ese tipo de comunicación crucial “se hace en el pasillo”. Los jóvenes médicos lamentan carecer de practica con colegas más experimentados en esa fase delicada.
Investigadores franceses proponen incluir un entrenamiento en grupo para anunciar un cáncer, en el programa de estudios de las facultades de medicina. La formación consiste en simular y filmar una consulta involucrando actores, profesionales de salud y pequeños grupos de estudiantes. Las observaciones y los debates posteriores forman parte integrante del proceso. Los estudiantes aprenden cómo se establece una “alianza terapéutica”, es decir una relación de confianza mutua entre paciente y médico, basada en la terapia y su finalidad.
Eso implica tener en cuenta el entorno social del paciente, estar disponible para el otro y estar a su escucha. Las discusiones abarcan los temas de la muerte, la violencia, cómo adaptar el anuncio y cómo centrarse en la persona. Ese dispositivo de entrenamiento favorece una actitud reflexiva (“¿qué medico quiero ser?”).
Finalmente, la medicina social fue un primer paso para desenfocar de los aspectos puramente clínicos. Otra clave es “poner el humano al centro del encuentro entre paciente y médico”. Por eso es importante integrar formaciones especificas durante los estudios de médico. Dr House es un genio … en la tele.
Es un artículo muy bien escrito y interesante. La forma de empezar y terminar con una referencia a la cultura popular captivó la curiosidad del público. Me hubiera gustado saber más de porque el tema te interesaba, tu papel en el ámbito clínico, y/o como te ha afectado como paciente o salubrista. A pesar de eso, aprendí mucho. Encontré el estudio en Francia sobre anunciar un diagnóstico algo muy útil. Gracias por compartir tu perspectiva con nosotros!
Me gusta la mezcla de la cultura popular con una temática de tanta relevancia hoy en día. ¿Nos estamos cuestionando nuestras prácticas como profesionales de la Salud?. Creo que el artículo logra entregar una comprensión básica sobre los avances en este ámbito, evidenciando el desarrollo de la medicina desde sus inicios hasta el intento por humanizarla. Además considero que al finalizar con una temática puntual y cercana para la mayoría de la población mundial como lo es el cáncer, logra que quien lee se sienta indentificada/o con la necesidad de una alianza terapéutica con el médico tratante.
Me gusto mucho!
He leído con mucho interés tu artículo y me ha gustado mucho como ilustras tu artículo con ejemplos de la cultura popular contemporánea (y no tan contemporánea).
También he hojeado el enlace del documento sobre el programa de entrenamiento para anunciar un cáncer a pacientes. Me pareció una buena idea de filmar los estudiantes mientras están haciendo las simulaciones, porque así ellos mismos pueden verse y tomar consciencia de sus maneras de actuar y comunicar.
Han hecho una formación parecida en la Universidad de South Florida, hace unos años (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3096184/). Pero estoy de acuerdo contigo – ¿Cuándo pasará de ser un programa de formación a pequeña escala a formar parte integral de los estudios de medicina?
Claramente, las habilidades blandas y las actitudes necesarias para la comunicación, la escucha activa y la empatía no se pueden aprender memorizando un libro de texto, ni se pueden evaluar con exámenes tipo test. Pero ahora surge la duda de cómo evaluar estas habilidades – ¿Qué criterios se deberían usar, y quién debería elegirlos? ¿Quién debería llevar a cabo esta evaluación: los profesores, los pacientes, los mismos estudiantes o sus pares?
Puede ser que Doctor House sea un genio y que pueda diagnosticar y tratar enfermedades de lo más insólitas. Pero en mi opinión le haría falta una formación así para aprender a tratar a pacientes como seres humanos, y no sólo una combinación de órganos y síntomas.
Un tema realmente muy contemporáneo, que no se deja transferir solo a la medicina clínica, pero que es representativo de varios déficits interpersonales en nuestra sociedad. Primero, me gustaría comentar sobre la estructura de tu artículo. Al referirse a la serie «Dr. House», inmediatamente capturás la atención del lector. Las citas del episodio reflejan el problema correctamente y el lector puede identificarse con el «paciente». Luego, recorres la historia y describes el cambio de la medicina clínica a la medicina social al referirte a diferentes personalidades pioneras en la materia. Lo que me sorprendió es que ya hace 200 años se reconoció la necesidad de incluir factores sociales como causa de enfermedades. Porque, como describes en detalle en la siguiente sección, aunque sabemos que simplemente no deberíamos asociar a los humanos con su enfermedad, esta objetivación y diagnóstico puramente clínico todavía persisten hasta hoy. Estoy completamente de acuerdo e incluso diría que este tipo de atención médica es comparable con la “producción en masa”. Vivimos en una sociedad con un ritmo de vida acelerado donde el tiempo es un bien preciado. El tiempo es dinero. Ya no se considera el ser humano como un sujeto sino como un «problema». Y las soluciones a este problema a menudo son puramente médicas, tratando los síntomas pero no las causas. Por lo tanto, creo que la medicina alternativa se está volviendo cada vez más importante porque las personas se sienten mejor entendidos y se los estudia más allá de su anatomía. Gracias por tu contribución Maité, fue un placer leerlo!
El tema que has elegido para hacer el blog me parece de extrema importancia, ya que a pesar de que en siglos pasados se veía la importancia de la relación entre médico y paciente, así como también la influencia que tiene el entorno social en los seres humanos, todavía no se ha llegado a un punto de confianza mutua entre paciente y médico. Los médicos siguen teniendo un comportamiento paternalista hacia los pacientes. Me gustaron mucho las referencias a películas y series de televisión. Esto hace que el lector se sienta más cercano al tema, aún sin ser del ámbito de salud. Además, me sorprendió ver que en Francia se está proponiendo hacer un entrenamiento en grupo con los estudiantes de medicina para poder impulsar las competencias necesarias que los médicos deberían tener al terminar la carrera, cómo son la escucha activa y empatía. Estos intentos por parte de la sociedad para generar una relación médico-paciente que tenga como centro al humano reflejan que a pesar de que no se ha avanzado mucho en los últimos tiempos respecto a este tema, aún hay intentos para mejorar esta situación. Espero que estas intervenciones den fruto en el futuro cercano para ponerle fin de una vez por todas a un trato desigual entre paciente y médico.