Cuando hablamos de malaria, lo más común es pensar en zonas tropicales y mundos lejanos: sin embargo, hace tan solo un año de que la OMS ha declarado Europa región libre de Malaria. De los 90712 casos detectados en 1995, se ha logrado llegar a cero casos en 2015.
“Es un hito en la historia de la salud pública de Europa y en los esfuerzos para eliminar la malaria en todo el mundo” ha declarado la directora regional de la OMS para Europa , Zsuzsanna Jakab. Sin embargo, la malaria sigue siendo la enfermedad parasitaria más importante del mundo debido al número de casos y muertes que causa: en 2015 se registraron 212 millones de casos de paludismo que ocasionaron la muerte de unas 429 000 personas.
¿Qué es la Malaria?
Es una enfermedad causada por parásitos, y su trasmisión a los humanos de debe fundamentalmente a la picadura de un mosquito infectado, que actúa como vector. La trasmisión se ve favorecida por climas cálidos y por la presencia de agua estancada (marismas, lagunas, pantanos etc.). De aquí que la malaria también sea conocida con el nombre de Paludismo, del término latino palus: ciénaga o pantano.
Del control a la erradicación
La lucha antipalúdica en Europa fue posible, en primer lugar, gracias al estudio de las características de la enfermedad, los mecanismos de transmisión y el ambiente que favorecía su desarrollo. La comprensión de estos aspectos permitió un importante cambio de enfoque: enfocar los esfuerzos en la erradicación de la enfermedad, más que en el control.
España fue declarada libre de Malaria en 1964. Este hecho se debió fundamentalmente a la implementación de medidas de salud pública centradas en el saneamiento ambiental, y dirigidas a mejorar las condiciones de la población desde una perspectiva social, higiénica y sanitaria. El estudio de los aspectos biológicos e históricos de la lucha antipalúdica en España y en Europa nos puede dar una imagen más completa y profunda de este proceso.
El país precursor del saneamiento ambiental, denominado “bonifica”, fue Italia. Los métodos de saneamiento ambiental incluían métodos mecánicos y físicos, encaminados a sanear las zonas pantanosas y los depósitos de agua, a través de obras como: inundación, desecación, canalización, drenaje, terraplenado, desague. Un conjunto de técnicas encaminadas a reducir el contacto entre hombre y vector y a transformar permanente o temporalmente la tierra, el agua y la vegetación, además de evitar efectos adversos en el medio: estas medidas permitían evitar al abuso de métodos químicos como los insecticidas, relacionados con el desarrollo de formas resistentes, contaminación del medio ambiente y alteración del equilibro biológico.
Fue una lucha epidemiológica e interdisciplinaria, en las cuales participaron de manera conjunta profesionales del campo de las ciencias de salud, de la ingeniería y de las ciencias ambientales. Algo que llama la atención, es que a pesar de las dificultades económicas y los retrasos tecnológicos de la sociedad española de esa época, fue igualmente posible proponerse grandes retos y lograr grandes avances.
¿Un logro… para quien? La situación mundial
Actualmente, se estima que casi mitad de la población humana habita áreas donde existe el riesgo de contraer esta enfermedad. En los últimos informes de la OMS al respecto, se habla de aproximadamente medio millón de muertes al año; cifras que podrían ascender hasta incluso duplicarse, teniendo en cuenta que la mayoría de los casos se presentan en areas rurales donde no está garantizado el acceso a servicios de salud.
El paludismo y la pobreza están íntimamente relacionados, y su distribución se ve influenciada por las situaciones de marginación y malas condiciones higiénico-sanitarias. Conforme en Europa, a lo largo del siglo XX, las grandes campañas de salud pública, junto con la mejora de las condiciones de vida, lograban superar la enfermedad, Africa se iba convirtiendo en el gran criadero mundial de la malaria.
La malaria, además de constituir un importante reto en la investigación biomédica, está relacionada con importantes factores ambientales, sociales y económicos. La historia nos enseña que la clave para pasar del control de la Malaria a su eliminación ha sido el intervenir paralelamente sobre estos factores. Pero, ¿están los programas de salud pública locales, e internacionales, realmente comprometidos con esta visión?
Una cuestión de puntos de vista
El inspirador trabajo de la médica e investigadora colombiana Silvia Blair, fundadora del Grupo Malaria de la Universidad de Antioquia, nos hace reflexionar sobre la necesidad de ampliar la mirada sobre un tema de salud tan amplio y polifacético. Ampliar el tamaño de las preguntas y de las respuestas, sin encerrarse en un paradigma que tal vez esté más interesado en vender insecticidas y medicamentos, que en curar.
Desde el Grupo Malaria se investiga el problema de la Malaria de manera integral, conjugando la investigación básica, clínica, epidemiológica y de los determinantes socioeconómico. La misión del grupo es generar conocimiento científico sobre la malaria y su entorno, contribuir a la apropiación social del mismo por parte de las comunidades más afectadas, y construir puentes entre los conocimientos tradicional y científico.
La solución no es imponer paradigmas biosanitarios descontextualizados. Es importante establecer medidas e intervenciones específicas para cada situación, en función de las características epidemiológicas, geográficas, sociales y culturales del entorno.
Como dice la OMS, «queda mucho camino por recorrer». Añadiría que tal vez también queda cuestionarnos y replantearnos que camino queremos tomar.
Desgraciadamente el tema principal en la lucha de muchas enfermedades son las desigualdades sociales en salud, no solo dentro de un país, pero entre países. La situación que planteas en tu post probablemente se ve reflejada en otras enfermedades transmisibles. Celebrar que Europa está libre de Malaria como uno de los mayores logros en los últimos años, a pesar de que Malaria todavía sea un problema grave en la mayoría de países en desarrollo y pobres, indica que la comunidad de salud global todavía tiene un sesgo de fijar la mirada en los países desarrollados. Además, se podría concluir, en base a los enunciados que has expuesto, que las medidas para erradicar la Malaria en los países desarrollados no han sido las mismas que en los países que todavía tienen una carga alta de esta enfermedad. Comparto tu opinión de que esto podría deberse a intereses ocultos que impiden que otros países prosperen para no perder mercados consumidores de insecticidas y medicamentos. Me ha parecido interesante la similitud entre los países donde sigue habiendo transmisión de paludismo y los países en los cuáles la población vive con menos de 2 dólares al día. La semejanza entre los dos mapas solo confirma lo que se sabe ya hace algunos años: Intervenir en los factores ambientales, sociales y económicos es indispensable para poder combatir una enfermedad. Me queda el mal sabor de saber que esto no se hace igualmente en el mundo y que se sigue optando por medidas a corto plazo en vez de invertir en la erradicación con medidas que ya se han comprobado que funcionan.