Desde los albores de los tiempos los seres humanos hemos hecho frente a un sinfín de enfermedades en la búsqueda incesante de la supervivencia. A veces, los remedios a estas enfermedades llegan rápidamente, otras de forma paulatina, con el trabajo incesante de varias generaciones.
En Haifa, Israel se encuentra un asentamiento neolítico que guarda ocultos los restos de 9000 años de antigüedad de una madre y su hijo. En sus huesos se aprecian lesiones que no son comunes. Se trata de los casos más antiguos de tuberculosis encontrados, una de las enfermedades que más tiempo nos ha acompañado a lo largo de los siglos, hasta la actualidad. (http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/10/15/biociencia/1224082664.html)
Uno de los acontecimientos más relevantes en los avances contra esta enfermedad fue el descubrimiento de la vacuna con el Bacilo de Calmette-Guerin (BCG) que, aunque con resultados variables, ha sido la única con algún impacto probado hasta ahora en el desarrollo de la enfermedad. Esta vacuna fue desarrollada por Albert Calmette y Camille Guerin en 1919 a partir del Mycobacterium bovis. El gran aumento de la mortalidad por tuberculosis tras la Segunda Guerra Mundial llevó a su utilización de forma masiva.
Pero, ¿cuánto influyó este programa de vacunación en la historia natural de la enfermedad?
Es difícil determinar con exactitud la influencia de la vacunación masiva sobre el descenso de la tuberculosis, ya que la salud de la población había mejorado considerablemente al alimentarse mejor y vivir y trabajar en lugares más higiénicos. Los resultados de los estudios son dispares, aunque han demostrado una alta protección frente a las formas más severas de tuberculosis (diseminada y meningitis) y menor contra la forma pulmonar, la más frecuente.
(http://www.vacunas.org/category/tema-del-mes/page/4/?print=pdf-search)
Además, existen variaciones de la eficacia de la vacuna dependiendo del área geográfica, de forma que a mayor lejanía del ecuador, mayor es la eficacia. Esto se debe probablemente a que existe una mayor exposición a otras especies no patógenas de la tuberculosis en climas calientes, induciendo cierto grado de inmunidad en poblaciones expuestas y enmascarando parte del potencial de la vacuna de BCG.
Con todo ello, es la única vacuna que se ha desarrollado hasta ahora y actualmente hay 153 países en los que se recomienda la vacunación universal por ser áreas endémicas con elevada tasa de bacilíferos. (https://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-40#t40.1)
Hoy día, la tuberculosis es una emergencia mundial según la OMS, con más de dos mil millones de infectados, de los cuales un 10% contraerá la enfermedad activa. A esto se añade la aparición de de cepas extremadamente resistentes a los fármacos existentes.
No se vislumbra un solución definitiva a corto plazo para erradicar la enfermedad. La clave reside entonces en dos vías: Por un lado, la toma de medidas para la disminución de la transmisión, especialmente en Asia y África, donde existe un mayor número de tuberculosos. Por otro, continuar trabajando para desarrollar vacunas más eficaces y seguras. Para ello, es necesario una gran inversión económica y humana. Todo ello con la esperanza de llegar a erradicar una enfermedad tan antigua como el propio ser humano. Una amenaza primitiva