
¿Quién podía pensar que una ley tan discutida y poco aceptada en aquel momento cambiaría la forma de percibir el tabaquismo por tantas personas en España?
Aún tengo muchísimos recuerdos del tabaco antes de ese año. Estoy segura de que todos podemos recordar los anuncios de Camel en paneles publicitarios gigantes o en la televisión, en los que aparecía un dromedario en vez de un camello. Durante todo el siglo pasado, estos anuncios se dedicaron a promover el tabaquismo en diferentes colectivos, desde adolescentes hasta mujeres que querían mantenerse delgadas, buscando la manera de conseguir adictos al tabaco. ¿No es raro que hayamos tardado tanto tiempo en prohibir estos anuncios que atacan directamente a nuestra salud?. Otro ejemplo son los cigarrillos de chocolate que se vendían en cajetillas, de los que yo me atiborraba de niña, y era algo muy normal, algo que nos hacía normalizar el hecho de tener cigarrillos, aunque dejasen los dedos llenos de chocolate en vez de oliendo a cenicero.
Con la entrada en vigor de esta ley, y su modificación en el año 2011 que fue la que realmente prohibió fumar ne bares y similares, no sólo comenzaron una serie de restricciones a los fumadores sino un cambio de mentalidad. Durante todos estos años he observado en los entornos en los que me muevo que el “fumar” ha pasado de ser algo que te hace más interesante, más social o más divertido a ser algo que, si lo haces, te miran como si te estuvieras clavando un puñal en el pecho.
Puede que parezca un poco exagerado, pero si nos paramos a pensar un poco, cada vez que preguntamos a alguien si fuma nos encontramos con un NOOOOO exagerado o si es que sí, el fumador intenta excusarse diciendo que “sí pero muy poco…” o “sí, demasiado, tengo que dejarlo…” y cosas parecidas. No recuerdo oír este tipo de comentarios cuando empecé a salir de bares justo antes de la ley, empezó años después creo yo.
Y hablando de bares, una de las cosas que más agradezco a esta ley es no tener que lavarme el pelo cada vez que salgo a tomarme una cerveza. Algo tan habitual como era entrar a un local y que no pudieras ni distinguir las caras de tus amigos de la “niebla” que flotaba, ahora parece algo impensable. De hecho, si a alguien se le ocurre encender un cigarrillo en algún bar puede hasta meterse en una pelea, o se verá expulsado del bar por los mismos camareros o dueños, sin recordar lo que se resistieron a esta ley cuando se aprobó. Aparecían en los telediarios rompiendo máquinas expendedoras de tabaco y dejando fumar impunemente a los clientes dentro de los establecimientos. Incluso se jactaban delante de los reporteros. Hacer eso a día de hoy sería impensable en la mente de la mayoría.
Por tanto, esta ley ha conseguido mucho más que imponer restricciones a los fumadores y distribuidores, ha logrado que en unos 10 años se transforme la mentalidad de varias generaciones, no solo de la juventud, sino de la población española en general. Contamos con estudios de datos objetivos que nos muestran que han bajado las cifras de fumadores, y que los que siguen fumando han disminuido la cantidad de cigarrillos que consumen al día, por diferentes motivos. Sin olvidar los enormes beneficios que ha supuesto esta ley para los trabajadores del sector hostelero, ya que se ha reducido enormemente el número de fumadores pasivos en estos trabajos.
Sin embargo, yo creo que en la lucha contra el tabaquismo, estas medidas que se aplicaron desde la publicidad a gran escala hasta restringir donde una persona podía o no fumar, tuvieron un efecto enorme y positivo en la forma de aceptar el tabaco como algo casi natural del ser humano. Ya no lo es. No es algo que se hace y ya está y es normal, ahora es algo evitable, algo que “está mal”, y que los niños deben ver lo menos posible, por ejemplo. Si lo comparamos con el hecho de beber vino o cerveza, podemos ver el este salto de una mentalidad a otra, porque antes fumarse un cigarrillo en un bar era igual de habitual que beberse una caña, y ahora ve a cualquier lugar, pide una cerveza y enciende un cigarrillo, a ver qué pasa!
Lo cual me lleva a plantearme ¿qué pasará con el alcohol? El alcohol es también una droga, tan aceptada como lo era antes el tabaco, y a la vez tan dañina. ¿Se implantarán medidas que sean capaces de cambiarnos la visión que tenemos del alcohol? Porque si algo está claro después de la ley antitabaco es que, si lo estamos consiguiendo con el tabaco, podemos conseguirlo con el alcohol.