Por fin, esa tarde conseguía contactar con Andrea por teléfono y entender a qué venía tanta urgencia. Andrea era una de mis mejores amigas, y llevaba 4 años viviendo en Londres. ¿El motivo de la llamada? No lo sabía, pero debía de ser importante porque había insistido por mensaje que necesitaba hablar.

Resultó que Andrea, de 25 años, tenía clamidia. Y no, esto no era parte de un spot publicitario (de dudosa calidad) de la televisión. Era y es una historia real, exceptuando claro el nombre de Andrea.

 

Desgraciadamente, la PROXIMIDAD de algo que antes creías tan LEJANO es lo que termina por hacerte espabilar.

 

No obstante, no es solo el impacto de pensar qué repercusiones tendría la clamidia sobre la salud de Andrea, o un «esa podría haber sido yo» lo que me hace poner el tema sobre la mesa. No.

La reflexión viene de intentar entender qué le hace a alguien como Andrea tener que recurrir a una amistad para resolver las dudas sobre este tema en concreto. Después de todo, tanto la consulta previa, como los análisis y el diagnóstico final, se los habían proporcionado profesionales sanitarios mucho más experimentados y especializados en el campo que yo, ¿no?

 

En palabras textuales de ella (y aquí radica una de las claves del problema), en la consulta se había sentido – “demasiado avergonzada por creer que tenía una enfermedad de ese tipo (enfermedad de transmisión sexual o ETS) como para escuchar bien o querer preguntar nada”-.

Autor: Borges

Por supuesto, sí que tenía la receta y la pauta de la medicación a tomar escrita y muy bien detallada.

Pero, ¿basta con eso?

¿Por qué no se habla más y mejor de la salud sexual?

En los últimos años se viene hablando de un posible aumento de las ETS en Europa. Particularmente, en Reino Unido se generaba la alarma a raíz de un nuevo repunte percibido en 2018.

Según el Reporte de Protección de la Salud 2018 elaborado por la agencia de Salud Pública nacional, se diagnosticaban ese año en Inglaterra un total de 447,696 casos de infección de transmisión sexual (ITS), lo cual suponía, un incremento del 5% respecto al año anterior 2017.

 

 

Atlas de Anticoncepción Europea, Feb. 2019                                    Grado de información y facilidad de acceso de sus hab. (Rojo menor; Verde mayor)

¿Y en España? En España pasa básicamente lo mismo.

 

Según un informe oficial presentado en Junio por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCBS), se notificaban un total de 2.323.942 casos en el año 2017, lo cual, confirmaba la tendencia descrita desde 2013 de un incremento medio anual de en torno al 26,3% en las detecciones de ITS.

 

Cabe destacar, que en ambos informes se ponía de manifiesto la preocupación por el incremento de nuevos casos entre su población joven (de entre 15-35 años). De hecho, la propia ministra de sanidad española, Mª Luisa Carcedo, al presentar el informe señalaba que en los últimos años el uso del preservativo ha descendido entre los jóvenes de 15 a 18 años.


"El uso del preservativo ha DESCENDIDO entre los 15 y los 18 años"

 

Esta afirmación, contrasta radicalmente con la aparente relevancia pública y política adquirida en los últimos años.

Por ejemplo, desde el 2015 España vive un viraje tanto en las políticas (una vigilancia ITS más sensible) como en las campañas realizadas desde el MSCBS. Estas últimas, pasan de enfocarse exclusivamente en el SIDA a englobar todas las ITS, y ponen cada vez más su atención en la población joven.

Por su parte, el Congreso Nacional de Dermatología y Venereología celebrado este año en Barcelona, visibilizaba entre sus puntos clave el abordaje de los retos en ITS, y ponía énfasis en la necesidad de sus profesionales de actualizarse. 

 

...y aún con todo, las cifras de ITS vuelven a aumentar. ¿QUÉ se está haciendo mal?

 

Analizando las diferentes campañas sobre ITS realizadas por el gobierno español desde 2015, vemos que se encuentran orientadas al 100% en la responsabilidad ÚNICA de la gente joven para tomar las medidas oportunas para su protección. Además, no existe NINGÚN método anticonceptivo subvencionado por el estado al 100% ni una web oficial sobre planificación familiar entre otras.

 

Fuente: Bayer. Infografía Agencia EFE, Sept. 2015

Y digo yo, ¿no es paradójico que se le pida responsabilidad sexual a una población a la que se le ha educado durante años de espaldas el sexo?
A la misma juventud que,

  1. en los talleres de salud sexual de los colegios, ( 1 o 2 tampoco más, no sea que se forme luego una revolución sexual en las aulas), se les ha explicado: a las chicas, el proceso de la menstruación; y a los chicos, cómo colocar correctamente un condón a un plátano (vivencia real);
  2. tienen como referente en casa una familia formada en valores de “abstinencia hasta el matrimonio” y el tabú social que así el sexo
    representaba. En definitiva, hablamos de una juventud que termina por recurrir a las amistades o internet para resolver sus dudas
    y «poder formarse» en salud sexual (mención especial al papel del porno como frecuente “modelo” sexual de referencia).

¿CÓMO se le puede exigir a esta juventud pseudo-educada, que sea su deber y responsabilidad realizar una práctica sexual responsable? ¿Quién les ha guiado o preparado para ello? ¿Quién les va a pagar la caja de condones? ¿La familia que está aún peor educada en salud sexual? ¿El mismo estado que les exige responsabilidades?

 

O tal vez…

…se debería preguntar a Andrea qué cree que ha fallado. Tal vez, deberíamos haber empezado a educar a Andrea o a Andrés en salud sexual desde que llegaron a la escuela con 6 años. Tal vez, se debería intentar concienciar y formar en este aspecto a sus maestros y familiares.

 

Tal vez, deberíamos RECONOCER…

…que el enfoque actual que tiene la prevención en salud sexual no está siendo el adecuado. Quizá, como pasó en su día con los pantalones Motor, ha llegado por fin el momento de desterrar este modelo deficiente, en favor de otro más congruente y acorde, con las expectativas y exigencias que se pretendan demandar a la sociedad.

 

 

 

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6 Comments
  1. Mar Marais

    Hola Elisa! He aprendido mucho leyendo tu artículo. La verdad es que me ha sorprendido mucho que las ITS estén a la alza tanto en Reino Unido como en España. Los datos españoles son especialmente preocupantes! Gracias por arrojar luz a es este tema. ¿Sabes si la educación sexual que reciben los jóvenes en España actualmente es parecida a la que recibimos nuestra generación? Tengo la sensación que la nueva generación están mejor informados: mira como ha cambiado las percepciones sobre temas como el ecologismo y derechos LGTB+, que en mi día eran prácticamente inexistentes. Pero no es si esto sigue la misma dinámica en salud sexual… Si no ha cambiado nada, estoy muy de acuerdo que la educación sexual en España necesita una reforma urgente!! Por desgracia la experiencia del plátano también forma parte de mi educación sexual en el instituto.

    • Elisa Landin Basterra

      Hola Mar, ¡muchas gracias primero por tu interés y tu comentario! La verdad es que tu pregunta sobre la sexualidad actual, me la planteé yo también mientras escribía el blog. Comparto totalmente tu sensación de que, (menos mal), gracias a los nuevos movimientos ecofeministas y de identidad de género que se están generando entre la población actual se pudiera pensar, que esto estaba de algún modo, directamente relacionado con la mejora en la calidad educativa en materia de salud sexual. Por desgracia, en España al menos, si bien positivamente como decimos parece que la opinión pública cada vez refiere más y más interés por estos temas, tras haber revisado la bibliografía me encontraba con qué en la actualidad la educación sexual NO está ni regulada ni contemplada por ley. En Febrero de este año 2019 parece que se establecía por primera vez un anteproyecto que pretende incluir la educación sexual como asignatura obligatoria transversal en todas las etapas escolares. Esto significa que desgraciadamente, todavía, la implantación o no de una asignatura o curso de educación sexual en los colegios depende enteramente de la mentalidad o política particular de cada centro educativo (que puede ir desde una fuerte implantación, hasta la nula educación sexual o una educación «sesgada» en función de la ética o orientación religiosa de cada escuela). Esto, sumado al «caos» político que como bien sabes vivimos actualmente (lo cual a saber dónde deja el anteproyecto que presentaban en Febrero), desgraciadamente me hace creer que seguimos, por lo menos «oficialmente», no mucho mejor que cuando tú o yo estábamos en esa etapa tan crucial para el desarrollo de una concepción «sana» de lo que significa e implica la sexualidad humana en todas sus esferas. No obstante, de verdad creo en esas generaciones que se están moviendo en tantos otros derechos para forzar que el cambio y asentamiento de una ley formal y de calidad en materia de educación sexual llegue antes que después a este y otros tantos países.

      Te paso aquí un enlace que comentaba justo este tema a raíz del anteproyecto que se formuló: https://www.eldiario.es/sociedad/Educacion-sexual-clase-jovenes-informacion-porno_0_867214126.html

  2. Bethany Grace Knox

    Elisa, gracias por escribir sobre un tema que es tan importante. Creo que si es que los profesionales de salud hablan mucho sobre qué es importante y relevante, el público se sentiría más cómodo hablando entre ellos. De esta manera podemos deshacernos un poco del ‘tabú’. Porque hablar sobre sexo parece dar tanta vergüenza a la gente que nos quedamos callados aunque tenemos un problema flagrante. El tema es esencial porque afecta casi toda la población, adultos, jóvenes e incluso viejos. Vale la pena mencionar que el problema de no hablar sobre el sexo afecta a nuestros jóvenes durante toda sus vidas.

    Estoy completamente de acuerdo contigo. No tenemos un sistema fijo, programas adecuados, para afrontar el origen del problema. No solo están los jóvenes désinformados por falta de enseñanza sobre educación sexual en el sistema educativo público, sino que tenemos que luchar contra la información que ellos reciben del internet (YouTube, porno, redes sociales). Cuando uno de cada cuatro niños de 10 años tiene un smartphone, y por ello tiene acceso a cualquier material sexual que ofrece el internet, tenemos que empezar con la educación correcta antes de ellos se intoxiquen de falsas realidades. Los niños, fíjese que no he dicho los adolescentes, están aprendiendo educación sexual exclusivamente del porno. Además, la salud sexual de ellos está en riesgo, aunque también los conceptos de su sexualidad y autoestima.

    Además el estigma es otro componente de este complejo problema que viene junto con el diagnosis de un ITS. Cuanto más evitamos el tema y no nos reconocemos que el problema es que la gente no lo debate, más crece la frecuencias de ITS. Creo que la solución es fomentar un diálogo entre los maestros, los padres, los niños y los profesionales de la salud para así poder evitar el tabú y hablar sobre sexo y sus riesgos de una manera objetiva y basada en hechos. Finalmente, es cierto que tenemos que exigir cambios en el sistema educativo por nuestros jóvenes y animarlos a tener responsabilidad sobre su educación sexual.

  3. Álvaro Serrano Ortiz

    Antes de comenzar mi comentario, quería felicitarte, Elisa. Tu post nos ofrece un punto de vista real, está escrito de forma amena y nos pone en circunstancia, como lectores, del problema que está ocurriendo ahora mismo. Creo que has dado en el clavo con el tema y la forma de redactar el texto, ¡enhorabuena!

    No obstante, no creo que el caso con el que nos introduces el tema nos suene a chino a muchos de los que te leemos. Yo mismo, e intuyo que muchos de l@s lector@s, hemos pasado por escenarios sorprendentemente similares, incluyendo la llamadita de teléfono.

    Tu amiga, igual que mis amigos en su momento, está tan avergonzada no tanto por el hecho de haber contraído una ITS, sino por la razón de haberla contraído. Aparte del obvio sentimiento de malestar y miedo, se suma el de culpa, el de haber sido inconsciente en sus actos. Sin embargo, no podemos culparlos (no exclusivamente, como mínimo) de la falta de concienciación que les ha llevado a contraer la infección. Me niego. Es cierto que usamos menos los métodos de barrera, pero opino que en parte es porque conocemos mejor (ay, pillines) unas alternativas anticonceptivas que han aumentado en número en los últimos años. Esto, sumado a la falta de información que recibimos acerca de las ITS, y la falta de apoyo en forma de políticas a los métodos de barrera, como tú bien apuntas, es la receta maestra para que los estadísticos obtengan esas cifras tan bestias.

    Por otro lado, las generaciones que nos han precedido nos han entregado al mundo adolescente, y luego al adulto, con una educación (descrita con acierto por tu parte) ineficiente, escasa y a todas luces trasnochada. No echo toda la culpa sobre ellos, tampoco; tenemos que reconocer que ellos han tenido que crecer bajo el yugo de una moral católica (hablo de mi país, España) represora de cualquier atisbo de sexualidad como expresión de la personalidad y como mera búsqueda de placer. Mi padre tampoco tuvo que enfrentarse, cuando tenía 14 años, a millones de vídeos porno a 1 búsqueda y 2 clics de distancia.

    Me centro en la situación actual, para terminar. Es paradójico, y erróneo en el planteamiento, que se nos pida responsabilidad a través de estas campañas cuando ni nos enseñan adecuadamente, ni en casa ni en el colegio, ni se nos dota del acceso adecuado a anticonceptivos ni métodos de barrera… Creo que en este caso, se da lo de “comenzar la casa por el tejado”. Las estadísticas, y los pacientes que sufren las ITS, están ahí. Lo más fácil es mirar desde ese tejado hacia abajo y decirnos a la población que sufre el problema “¡eh, que no os ponéis la gomita! ¡A ponérsela!”. Y a otra cosa, mariposa.

    Quizás sea el momento de entender que habría que comenzar por los cimientos; que quizás, como tú dices, habría que bajar al barro y preguntar a las Andreas y Andreses del mundo qué echan en falta. Que habría que entender y asumir que la sexualidad es parte intrínseca de todos nosotros, y hablar con los niños de 10, 8 o 6 años, de la sexualidad, de forma adaptada pero sin dar ni un rodeo. Que habría que incorporar a la generación de nuestros padres y tíos en esta acción, porque ellos puede que sean los guerreros más curtidos y lleguemos a despertar sus ganas de cambiar los modelos que ellos sufrieron. Que habría que desterrar de una maldita vez a la ideología de este asunto, y no permitir que ciegos o faltos de voluntad sigan dirigiendo las estrategias de educación sexual.

  4. Sofía Villalobos Herrera

    Enhorabuena por el artículo Elisa. Y metiéndome directamente en el meollo, como dato positivo, decir que, mi experiencia personal en el caso concreto de una consulta de atención a enfermedades de trasmisión sexual, no ha sido como la tuya, ya que precisamente se solían aprovechar estas consultas para comentarle a los pacientes cómo se contraen las ETS y cómo se podía prevenir en un futuro, así como se animaba a que preguntasen las dudas que pudiesen tener. Pero claro, es un dato positivo a medias, porque volvemos al problema real, se informa en un tipo de consulta a la cual acudes cuando “ya es tarde”, cuando la prevención no ha funcionado.
    Sin embargo, en el resto de ambientes comparto por completo tu experiencia, la educación sexual en este país es claramente deficitaria, y como bien comentas en el artículo, prueba de ello es que como resultado tenemos un aumento de enfermdades de transmisión sexual (ETS). Y estoy completamente de acuerdo en que la educación sexual en colegios es prácticamente inexistente, te pongo un panorama incluso peor, quizás sea algo que solo sucediese en mi colegio, pero yo en todos mis años no tuve ni un solo taller de educación sexual, y recuerdo preguntar dudas en clase de biología en tercero de la ESO mientras se daba el tema de reproducción sexual, y que el profesor no supiese/no quisiese contestarlas. Así mismo, me he visto a mis veintitantos años respondiendo cuestiones a amigos y conocidos, personas que llevaban ya varios años de recorrido sexual, que son consideradas básicas en el ámbito de educación sexual.
    Y es que, como bien has mencionado, sin educación sexual, tu fuente de información se vuelve internet, que todos sabemos lo mal que puede funcionar si no sabes encontrar sitios fiables, o el porno, cuyo debate sobre las conductas que muestran mejor dejamos para otro día. Veo realmente importante que se tomen medidas para informar a la población de forma adecuada y en el momento adecuado, antes de que sea “tarde” y permitir un acceso libre y gratuito, o al menos asequible, a ciertos métodos anticonceptivos.
    En definitiva, un artículo no solo interesante, sino muy necesario. Felicitarte nuevamente por el trabajo y y darte las gracias por poner de manifiesto y dar conocer el tema.

  5. Truly thankful we all have each other to learn and grow! And, our class definitely inspired me to keep up with my research and write/speak more about this. Happy New Year, Amy xoxo gate.io

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