“Vaya, ya estoy con fiebre…voy a tener que tomarme el antibiótico…” “A mí es que para el resfriado solo me curan los antibióticos…” “Anda mira, tómate este antibiótico que yo estaba como tú y me sentó de maravilla…”
Pueden parecernos comentarios cotidianos, aparentemente inofensivos, y, sin embargo, esconden detrás un importante peligro. Un peligro que hemos ido construyendo desde hace décadas y que actualmente estamos pagando sus consecuencias.
Efectivamente, hablamos de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, esos medicamentos cuyo descubrimiento fue considerado uno de los mayores logros de la medicina y hoy día, se nos quedan insuficientes para combatir las infecciones.
-PERO…¿TAN GRAVE ES?
¡Sin duda alguna! Se trata de un verdadero problema de Salud Pública que afecta a sanidad animal, sanidad humana, medio ambiente y, como consecuencia, a la economía mundial.
Probablemente, la mayoría pueda pensar que unas pastillas no van a matar a nadie, que solo van a curar, no obstante, las infecciones por bacterias que resisten a los antibióticos provocan en el mundo alrededor de 700000 muertes anuales, correspondiendo a Europa
Porcentaje de aislamientos de resistencias en Europa según el CDC.
alrededor de 33000 muertes al año. En el caso de España, se le atribuyen cerca de 3000 muertes en ese período de tiempo.
Además, debemos tener en cuenta el coste añadido de tratar este tipo de infecciones, que supone en la Unión Europea (UE) alrededor de 1500 millones de euros anuales, lo que a nivel nacional estimamos como 150 millones de euros.
Si a pesar de esto, no barajas que el asunto sea de gran relevancia, añadimos que las previsiones para 2050 vaticinan que las infecciones debidas a bacterias resistentes desbancarán al cáncer como primera causa de muerte en la población.
– Y…¿QUÉ ES LO QUE HEMOS HECHO MAL?
Realmente, en este marco no hay un solo participante al que podamos culpabilizar, y es que, aunque la resistencia de las bacterias a los antibióticos se considere un fenómeno natural, se ha visto favorecida por el uso inadecuado de estas sustancias químicas en la sociedad, tomando esto como la causa principal del aumento de resistencias. Entre esos usos inapropiados, uno de los más frecuentes y significativos ha sido la utilización del antibiótico denominado colistina en la ganadería como promotor de crecimiento. Sin embargo, esto se prohibió en Europa en el año 2006 y actualmente se llevan a cabo controles de vigilancia.
Por supuesto, en el caso de la sanidad humana, los mayores contribuyentes han sido la automedicación, el exceso de prescripción de antibióticos y el mal cumplimiento terapeútico, ya que se ha tenido una gran accesibilidad a estos medicamentos y se ha abusado de ellos a gran escala, incluso a nivel hospitalario.
Aparte de esto, la globalización ha colaborado a la propagación de resistencias a través de los movimientos entre países y continentes.
Y por si fuera poco…hay evidencias que indican que las mutaciones de resistencias en las bacterias se ven influenciadas por el cambio climático…tema en el que también hemos tenido el honor de participar.
-ANTE ESTO…¿NO SE HA HECHO NADA?
La respuesta es un rotundo sí. La OMS ha tomado parte en este problema de tal envergadura como no podría ser de otra forma y en la 68ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo de 2015 se aprobó un Plan de acción mundial sobre la resistencia a antimicrobianos que tiene cinco objetivos fundamentales:
- Concienciar e informar a la población del problema.
- Mejorar la vigilancia y la investigación.
- Reducir la incidencia de las infecciones.
- Utilizar de forma óptima los agentes antimicrobianos.
- Proponer argumentos económicos a favor de una inversión sostenible que tenga en cuenta las necesidades de todos los países, y aumentar la inversión en nuevos medicamentos, medios de diagnóstico, vacunas y otras intervenciones.
A nivel de la Unión Europea han tenido lugar reuniones que dieron lugar a la creación de planes nacionales para combatir las resistencias a antibióticos en 13 países. En España, se aprueba en 2014 el primer Plan Nacional frente a la Resistencia a Antibióticos (PRAN), con vigencia hasta 2018, en el que se explican estrategias a llevar a cabo para la reducción, prevención y vigilancia del consumo de antibióticos, la formación, concienciación e investigación. En la actualidad, está presente el PRAN 2019-2021, que pretende continuar la estrategia iniciada en el primer plan.
Estos programas van enfocados a la reducción y prevención del consumo de antibióticos, sin embargo, por otra parte se habla de estudios de descubrimiento de nuevos antibióticos capaces de matar a las bacterias resistentes, los superantibióticos, aunque se nos plantearía la siguiente cuestión: ¿solucionaría un antibiótico potente el problema de las resistencias o terminaría generando bacterias aún más resistentes que sobrevivieran a ese mecanismo de actuación ? Quizá podamos discutirlo en otro momento…
-TODO ESTO ESTÁ MUY BIEN, PERO ¿Y QUÉ PUEDO HACER YO?
La sociedad juega un papel fundamental en esto, por eso se intenta concienciarla del gran problema al que asistimos. La idea consiste en educarla desde niños, en los colegios e institutos, a través de clases y juegos. Además, se realizan campañas en días claves como la semana del 13 al 17 de noviembre, semana de la concienciación del uso de antibióticos.
A nivel individual, es conveniente saber que los antibióticos deben tomarse solo con prescripción médica, completar la medicación prescrita y, en el caso de no acabarla, desecharla en el punto SIGRE de la farmacia.
Para evitar infecciones el LAVADO DE MANOS frecuente es la medida más eficaz, además de evitar, en la medida de lo posible, el contacto cercano con enfermos y tener actualizadas las vacunaciones adecuadas.
Y por último pero no menos importante, no se puede olvidar que cada vez que te automedicas, ofreces antibióticos a familiares o amigos y no cumples el tratamiento prescrito por el médico estás contribuyendo a AUMENTAR EL PROBLEMA Y REDUCIR LAS SOLUCIONES.
¡Muchas gracias María por tu artículo!
Me parece que en muy poco espacio has sabido expresar muy bien el problema que hay con los MMR. A pesar de creer que estaba informada sobre este tema, realmente los números que has comentado de muertes anuales tanto en España como Europa o el resto del mundo, me han impactado mucho. Considero que manejamos tanto los antibióticos en el «día a día» y están tan normalizados, que por mucho que escuches hablar de resistencias no acabas de tomar conciencia de que realmente la relación de «resistencia a antibiótico-muerte» pueda ser tan directa y prevalente a nivel global.
Ahí es donde me sale reflexionar y pensar todo lo que, como efectivamente comentabas, aún queda por andar en el tema de la educación sobre el uso racional de ATB, y no solo entre la población general, si no, también introspectivamente entre el colectivo sanitario. Realmente me choca pensar, como enfermera recientemente graduada, que durante la carrera apenas tocamos (si a caso en la asignatura de microbiología un poco) el tema de las resistencias a los antibióticos, y por tanto, me doy cuenta de lo poco visibilizado que se encuentra el tema aún, a pesar de la gran evidencia y bibliografía que expones y de los datos tan alarmantes que se manejan.
Por otro lado, según leía el tema de los «super antibióticos» me hacía exactamente la misma pregunta que tú, ¿solución o un problema que añadir a la lista? Personalmente me da terror pensarlo, ya que, creo que aún no estamos lo suficientemente concienciados con los antibióticos «tradicionales» (ni siquiera los profesionales de la salud), y por tanto, tener acceso a un super-antibiotico sin una formación REAL previa podría ahondar aún más en el problema.
Así pues, coincido contigo, por tanto, que la educación es una de las claves fundamentales, tanto en la actualidad a los profesionales de la salud, como a los jóvenes que se inician en la edad escolar. Considero esta última reflexión que haces una necesidad fundamental para poder formar una sociedad futura mucho más concienciada, y además me hace pensar en la enorme responsabilidad y reto actual y futuro que nosotras tenemos como profesionales en todo este proceso de formación, cambio de mentalidad y uso de los antibióticos mucho más adecuado y racional.
Gracias por compartir un tema tan importante e interesante. Tu artículo es muy informativo y está muy bien escrito. Es sorprendente el gran impacto que los antibióticos han tenido en el ámbito de la salud y cuántas vidas se han salvado gracias a ellos. Pero como señalas, estos medicamentos milagrosos se han convertido en uno de los principales desafíos para la salud pública. En mi opinión, este desafío es muy representativo de la esencia de la salud pública. En el exterior parece un problema biomédico, pero la solución solo se logrará mediante la colaboración entre educación, cultura, sociedad y agricultura. Una solución biomédica se ha convertido en un problema multisectorial.
En el Reino Unido existen muchos esfuerzos de promoción de la salud para educar a la población y a varios niveles (médicos, estudiantes, etc.). Por ejemplo, Health Education England (https://www.hee.nhs.uk/our-work/antimicrobial-resistance) ha creado herramientas de aprendizaje electrónico y animaciones cortas para ayudar a educar a la población sobre los riesgos. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por delante. En particular, en muchos países de bajos y medianos ingresos donde todavía se pueden comprar antibióticos sin receta médica.
Hace poco leí un artículo (https://www.outsideonline.com/2390093/mcdonalds-antibiotics-beef-resistant-bacteria) que declaró que McDonald’s es un líder en salud pública. Esto no se debió a un cambio dramático en el contenido calórico o graso de su menú obesogénico, sino a la promesa de reducir el uso de antibióticos en la carne. Otras cadenas de comida rápida han introducido iniciativas similares como resultado de la presión de los consumidores. Esto me da un poco de esperanza de que algunos de los esfuerzos de promoción de la salud hayan tenido éxito y que los clientes más informados y educados puedan abogar por su salud. Solo espero que sea mientras todavía podamos beneficiarnos del poder de los antibióticos.
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