Comienza un nuevo día de tu vida. Te despiertas, tomas café, cepillas tus dientes, coges las llaves de tu coche, sales de casa, abres tu coche, entras, te abrochas el cinturón y arrancas… ¿Sabías que una de estas acciones ha salvado ya millones de vidas desde que apareció por primera vez hace unos 70 años? Probablemente no se te ocurra cuál es… bueno, tranquilo, te lo diré: abrocharte el cinturón de seguridad. Y es que este dispositivo, no muy popular en sus orígenes, se encuentra en el pódium de las medidas de seguridad vial que más muertes han evitado en el mundo. Te invito a que me acompañes a revisar la historia de su desarollo, implementación y verificación como el sistema de seguridad más efectivo del vehículo:
LOS PADRES DEL CINTURÓN
Hacia finales del siglo XIX empezaron a aparecer los primeros antepasados de nuestro protagonista. No se pensaron para el fin que tiene hoy día, sino que en un principio fueron ideados para evitar que los pasajeros de las carretas de caballos cayeran cuando estas atravesaban obstáculos. Unos años más tarde, y bajo la misma premisa, se empezaron a emplear cinturones rudimentarios en los primeros aviones y coches de competición. Estos cinturones eran de dos puntos (solo sujetaban la cintura), de tal forma que evitaban que el piloto saliese despedido a causa de las fuerzas G. No eran pensados, por tanto, para evitar daños graves en accidentes.
Más adelante, en los años 40 y 50, la motorización de la vida diaria era frenética. Cada vez eran más los coches en circulación, y lamentablemente también los accidentes de tráfico. A pesar de ello, las medidas para mejorar la seguridad de los vehículos no gozaban de demasiada popularidad. Un grupo de médicos, cada vez más alarmado por las terribles lesiones que venían observando como consecuencia de accidentes de tráfico, realizó un escrito al Journal Of the American Medical Association. En el mismo hacían constancia del problema de salud pública que estaba emergiendo, y de una serie de medidas de seguridad enfocadas a solucionarlo. Todo ello creó el caldo de cultivo para que un ingeniero, llamado Preston Tucker, introdujera el cinturón de seguridad de dos puntos en los automóviles (aunque en principio de manera opcional). El mundo de la seguridad del automóvil no volvería a ser el mismo desde entonces.
Tucker fue copiado por distintos fabricantes de automóviles en los años sucesivos, pero para ver un avance tenemos que adelantarnos hasta 1958, año en el que un ingeniero sueco llamado Nils Bohlin mejoró al cachivache, inventando el cinturón de seguridad de tres puntos, tal y como lo conocemos actualmente. A partir de entonces el cinturón se volvería «mainstream», y no se encontrarían fabricantes que no lo introdujera en sus novedosos vehículos.
LA PEQUEÑA GRAN REVOLUCIÓN DE LA SEGURIDAD
Aunque en la actualidad los vehículos cuentan con multitud de dispositivos que los hacen más seguros (SRI, cascos, carrocerías especiales…) ninguno de ellos ha supuesto una revolución como fue la introducción del cinturón de seguridad, así como la obligatoriedad de su uso. Hoy día conocemos que el cinturón de seguridad es, con gran diferencia, el sistema de seguridad que ha demostrado una mayor efectividad para prevenir las muertes y las lesiones de gravedad en cualquier tipo de colisión, de ocupante y de vehículo. El uso del cinturón de seguridad reduce entre un 40 y un 50% aproximadamente las probabilidades de lesión grave y fallecimiento en un accidente de tráfico. Entre los estudios para evaluar su seguridad destaca el meta-análisis realizado por Elvik et al (2013). A continuación, puedes ver una tabla derivada del estudio, donde se resumen los efectos de la utilización del cinturón de seguridad sobre la probabilidad de lesión y muerte en caso de accidente:
Fuente: Dirección General de Tráfico
En España, el uso del cinturón comenzó a ser obligatorio en carretera desde 1974, y en zona urbana desde 1992, a través del artículo 116 del Reglamento General de Circulación. Desde entonces, su integración en nuestro día a día ha sido paulatina, con bastantes reticencias por parte del público. Actualmente su uso está bastante interiorizado, aunque sigue habiendo un pequeño porcentaje de la población que no lo utiliza correctamente o, directamente, no lo utiliza. Por ello se han llevado a cabo multitud de campañas de educación en seguridad vial con el fin de hacer consciente a la población de la importancia de su uso y del enorme problema de salud pública que suponen los accidentes de tráfico. Además, a lo largo del último medio siglo se han introducido muchas más medidas de seguridad vial (creación de infraestructuras más seguras, legislación sobre alcohol, medidas sancionadoras…) que han demostrado repetidamente ser efectivas, y cuya historia quizás contemos otro día…
UN PROBLEMA RELEVANTE EN SALUD PÚBLICA
Cada año millones de personas mueren, y muchos más resultan heridos o discapacitados en accidentes de tráfico. Estas cifras resultan más alarmantes aún en los países subdesarrollados, donde la motorización avanza a pasos agigantados. Es por ello que los accidentes de tráfico y su letalidad continúan siendo problemas candentes en salud pública. Gracias al ingenio del ser humano podemos contar con un accesorio tan simple pero tan revolucionario a la hora de reducir la posibilidad de consecuencias fatales en los accidentes como es el cinturón de seguridad. Por eso, cada vez que entres en tu coche para ir al trabajo, a casa de tus amigos, o para ir a hacer unas compras recuerda:
ABROCHARTE EL CINTURÓN ES AGARRARTE A LA VIDA
SPOT PUBLICITARIO DE LA DGT PARA LA CONCIENCIACIÓN SOBRE EL USO DEL CINTURÓN DE SEGURIDAD
Un artículo muy original, Alejandro.
Me ha gustado mucho que hayas pensado en el cinturón de seguridad como un hito en salud pública, ya que estamos tan acostumbrados a él que no nos planteamos la importancia que tiene.
No conocía su historia, ni sabía que un grupo de médicos hubiesen escrito al Journal Of the American Medical Association preocupados por el problema de salud pública que suponían los accidentes de tráfico.
Es sorprendente cómo algo tan sencillo puede salvar tantas vidas. Además, me llama la atención que no fuese obligatorio en las zonas urbanas de España hasta el año 1992. Nunca sabremos cuántas muertes y lesiones podría haber evitado, si hubiese sido causa de multa el no llevarlo puesto, como ocurre ahora.
Creo que tu artículo también abre un debate respecto a la repercusión que tiene poner medidas obligatorias o leyes que regulen ciertas conductas o actos de las personas. Parece que en este caso, no hay duda de que es un acierto el que sea obligatorio. Muchas vidas se han salvado y muchas lesiones graves se han evitado con un gesto tan sencillo y fácil como es abrocharse el cinturón, a pesar de las reticencias de la gente al principio, como bien comentas. También es una pena que siga habiendo personas que no lo utilizan correctamente o ni siquiera lo usan, y creo que son muy necesarias campañas como la que mencionas al final para concienciar de la importancia de su uso.
Enhorabuena por tu artículo.
¡Hola Alejandro!
Felicidades por tu post. Me ha encantado leerlo y conocer la curiosa historia sobre los primeros usos del cinturón. Me ha recordado la importancia que tienen algunos objetos cotidianos en nuestro dia a dia.
Cuando yo era pequeña, era normal que viajaramos todos los niños en el asiento de atrás. Daba
igual si eramos 3 que 5, ni siquiera había cinturones traseros. Nos sentabamos unos encima de otros, o encima de nuestras madres y ella nos sentía seguros entre sus brazos. La obligatoreidad del cinturón trasero, al principio, nos pareció demasiado rígida. ¿Que harían las familias numerosas? Luego vinieron los asientos infantiles, los elevadores, los adaptadores del cinturón para embarazadas. Todo esto, que podíamos haber interpretado como un gasto excesivo para las familias, se ha ido introduciendo y aceptando socialmente como imprescindible para la seguridad de todos.
¿Es necesaría la regulación? ¿Son las multas la única manera de educar en salud vial? ¿Es paternalista? ¿Es autoritarismo? No soy de las que creo que los castigos sirvan para educar, pero sí creo que la regulación es necesaría . Las multas, la pérdida de puntos, acompañados de las campañas de seguridad vial, han obtenido el resultado de crear consciencia y reforzar la seguridad en las carreteras. Pero no puedo parar de preguntarme ¿habrá otras maneras? Alejandro, ¿tú qué opinas?
Un saludo.