Imaginá que tu vida, tus recuerdos, tu familia, tus amistades, tu legado, se disipa entre nubes de humo gris en tu cabeza, y no sabés quién sos, quién fuiste ni quién querías llegar a ser.
Pero no, olvidar esto no es lo peor: ahora imaginá estar en ese momento en una sociedad donde al “olvidar quién sos” perdés tu valía y existencia misma, una sociedad en la que sólo tiene valor la juventud y la productividad, una sociedad que no te apoya ni te brinda herramientas para que vos y tus seres queridos puedan sobrellevar esto de una mejor manera.
Basta con imaginar, porque esto no es una ficción, esta es la realidad que viven las personas con Alzheimer y otros tipos de demencia con deterioro cognitivo. Estos padecimientos, contrario a lo que se creía, no son de carácter individual sino colectivo, y como tales afectan a la sociedad en su conjunto, convirtiendo el Alzheimer y sus diferentes esquemas de abordaje en un problema de Salud Pública que se ha invisibilizado hasta el momento.
Además de la pérdida de funciones cognitivas, existen cambios conductuales y de personalidad que a su vez acarrean consecuencias sociales tanto para la persona que la padece como para su(s) compañere(s) de cuidado: frustración, apatía, irritabilidad, abuso de alcohol y otras sustancias, aislamiento y, en muchos casos, depresión y ansiedad. Es aquí donde entra en escena la musicoterapia o terapia musical. La música se ha venido ubicando como un medio para conectar e interactuar cuando se hace frente a los desafíos de los trastornos neurodegenerativos.
La musicoterapia es funcional en la teoría, pero ¿qué pasa en la práctica?
Existen investigaciones que revelan que la música puede ayudar a reducir la agitación, los síntomas conductuales y psicológicos asociados a la demencia, y disminuye la ansiedad y depresión para esta población. De la mano con esto, hay evidencia que tanto por investigación como por experiencia práctica, sostiene que la persona con demencia y su compañere de cuidado tienen necesidades identificadas para mejorar su calidad de vida, como lo son: el soporte social, las oportunidades de comunicación y la participación en conversaciones significativas, la estabilización o elevación del estado de ánimo, la estimulación intelectual y sensorial, las estrategias de afrontamiento de situaciones, los escapes artísticos y creativos, entre otros.
Al momento, existen ensayos clínicos llevándose a cabo, en los que se evaluarán los efectos de la Terapia Musical en la plasticidad cerebral, el humor y la calidad de vida de pacientes con Alzheimer, como ejemplo tenemos el ensayo clínico ALMUTH.
Te invito a ver en este video, como un grande de la música, Tony Bennett, quien ya sufriendo estragos propios de la Enfermedad de Alzheimer, vuelve a ser él mismo al cantar con su amiga, la inigualable Lady Gaga, quien más que ser una compañera de escenario funge un papel esencial como un sistema de apoyo.
Vemos acá, como la música, en una persona con cierto grado de deterioro de sus funciones cognitivas, puede contribuir a sus habilidades sociales y emocionales, ayudándole a sobrellevar este padecimiento, libre de juicios o estigma, haciendo uso de procesos creativos y artísticos cuando las palabras y la memoria fallan.
La primera Asociación de Terapia Musical fue fundada formalmente en 1950, y hoy en día la musicoterapia ha sido aplicada en diversos contextos, desde musicoterapia como estimulación temprana hasta el uso de la música como tratamiento coadyuvante en pacientes con demencia. Esto ha sido un pequeño paso en la inclusión de compañeres de cuidado y personas con demencia como un binomio esencial, con voz (y, ¿por qué no decirlo? ¡Con ritmo!), siendo partícipes activamente en las intervenciones de tratamiento, fortaleciendo sus potenciales dentro del contexto individual y colectivo del cual son parte.
¿Quién puede hacer algo al respecto?
Falta mucho por hacer para llevar este tipo de intervenciones a la práctica en todos los sectores sociales, y que este tipo de terapia esté disponible y accesible de manera equitativa para toda la población, pues como hemos visto, la afectación social que estos trastornos conllevan solamente se agrava si se toma en cuenta la marginalización económica, discriminación por género y distribución desigual de recursos a nivel mundial.
Un esquema que trajo buenos resultados y, por tanto, puede llegar a ser reproducible es el presentado en el Artículo 293, Volumen 5 de Frontiers in Medicine el cual se fue desarrollando a partir de un grupo basado en la comunidad, desde donde surgieron los métodos y recursos de participación tanto de personal profesional calificado como de personas miembros activos de la comunidad. En este grupo de musicoterapia, el formato de las sesiones incluía:
- Música de apertura y saludo.
- Movilidad física.
- Canto.
- Uso de instrumentos musicales.
- Espacios creativos.
- Conversación verbal.
- Cierre musical.
Sin embargo, éste no es el único método para llevar grupos de terapia musical a cabo, existen otros formatos que han sido utilizados por otras asociaciones, como es la Asociación Música para Despertar, que fue fundada por Pepe Olmedo, psicólogo y músico, graduado en la Universidad de Granada, que ahora dirige esta organización sin fines de lucro que ha logrado llegar a 170 países, aportando formación a profesionales y compañeres de cuidado en esta disciplina.
Las acciones que especialmente pueden hacer el cambio, tienden a venir desde los asientos donde las políticas sanitarias son discutidas y aprobadas, donde los presupuestos nacionales son distribuidos y donde las decisiones son tomadas. Desde la Salud Pública, se puede hacer más a través del reconocimiento e identificación de personas con demencia dentro de la comunidad y conocer sus características demográficas para poder dirigir hacia ellas este tipo de intervenciones. De la misma manera, es necesario realizar más investigación rigurosa que pueda avalar el uso de estas estrategias y que permita incluirlas dentro del marco de políticas de sanidad pública.
Como personal sanitario, considero que jugamos un papel fundamental en concientizar, estimular este tipo de intervenciones y dar voz a quienes ya olvidaron que tenían una.
No olvidés tu voz © 2021 by Juan Román Mora Barrios is licensed under CC BY 4.0
Personalmente me ha encantado tu artículo. Me parece que la Musicoterapia hace ya unos años que empezó a demostrar de lo que era capaz, pero por desgracia permanece estigmatizada por una gran parte de la población. Al tratarse de una terapia tan alejada del marco sanitario al que estamos acostumbrados en los países occidentales, nuestra gente tiende a pensar que no es más que un mero pasatiempo; aunque yo creo que, en vista a algunos estudios que ya se han realizado, este simple «pasatiempo» puede ser una buena forma de reducir la medicalización excesiva que sufre el ámbito de la salud mental, lo cual es un área que poco a poco se va haciendo más necesaria. Además de los numerosos beneficios que puede aportar a los pacientes, puede convertirse también en una actividad dinámica y agradable en la que involucrar a los cuidadores y, quizás, ayudarles a mantener fuerte y sano su vínculo con las personas a su cargo.
¡Muchísimas gracias por tu comentario, Carla!
Totalmente de acuerdo, de hecho hay estudios que avalan la disminución en la medicalización de personas con demencia y Alzheimer al incluir la Musicoterapia dentro de su esquema de tratamiento. Nos queda hacer fuerza y dar más apoyo a iniciativas como la del psicólogo, Pepe Olmedo, y buscar una manera de involucrar al sistema sanitario público, para que sea accesible y esté disponible para toda persona que las necesite.
Me ha gustado muchísimo tu artículo porque defiende una de mis terapias favoritas y en la que creo firmemente.
Por desgracia, en el mundo científico se suele infravalorar el mundo artístico en general (no siempre, pero sí a menudo), cuando el arte es lo que le da sentido a esa vida que la ciencia pretende mejorar y mantener. «La vida sin música sería un error», dijo Nietzsche, con toda la razón. En particular, la música es terapéutica para cualquier persona, y ya ha demostrado los tremendos beneficios que proporciona a los enfermos de Alzheimer como bien comentas. Los vídeos de estos pacientes cuando hacen musicoterapia son increíbles y muy emocionantes. Coincido con Carla en que puede ser una forma más de complementar y, seguramente, reducir el tratamiento medicamentoso.
Espero que la música se generalice y se implante como terapia habitual para estos pacientes con cualquier tipo de demencia y para muchos otros que se pueden beneficiar de ella (pacientes oncólogicos, niños con autismo, tratornos como la depresión, ansiedad…).
¡Gracias por hablar de ello, Juan Román!
Muchas gracias a vos Irene por tomarte el tiempo de leerme.
Gracias por tus comentarios acertados. Definitivamente la música ha estado con nosotros en la vida y en el mundo desde hace muchísimo tiempo, y esto no es coincidental. La música había sido utilizada por poblaciones antiguas también y con la «cientificación» (palabra que me acabo de inventar) hemos ido alejándonos de las bases que poco podemos entender pero que nos son tan prácticas y funcionales.
Sigamos cantando y dando a nuestros pacientes, su voz, ritmo y recuerdos.
Me ha encantado tu artículo Juan! Siempre he pensado que tanto la musicoterapia, así como la terapia asistida por animales son campos muy importantes para ayudarnos en el tratamiento de un sin fin de enfermedades, ya no sólo enfermedades mentales sino también otras como enfermedades cardiacas, enfermedades crónicas e incluso hay estudios sobre cómo repercuten estas técnicas de manera favorable en la evolución de enfermedades oncológicas. Creo que en una sociedad como en la que estamos, en la que por el aumento de esperanza de vida y el envejecimiento de la población hay un aumento de enfermedades como son la demencia y el Alzhéimer, se debería de tener en mayor consideración estas terapias alternativas que como muy bien comentáis podrían disminuir el abuso de medicamentos utilizados y mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Personalmente tuve la suerte de, durante mi formación en mi primera residencia en medicina de familia, poder hacer una rotación en un centro terapéutico de día para pacientes con demencia y Enfermedad de Alzheimer en el cual, mínimo una vez a la semana, se impartía esta terapia tan hermosa que es la música y era increíble ver cómo disfrutaban tanto pacientes como familiares y cómo aumentaba de manera exponencial la comunicación entre todos, la armonía y la felicidad se reflejaba en sus rostros.
De nuevo muchas gracias por tu artículo! Un saludo!
Estimado Juan Román, me ha encantado el artículo, le agradezco muchísimo que lo haya publicado.
¿Sabría usted orientarme sobre centros o asociaciones que realicen éste tipo de tratamientos en Granada?
Gracias por anticipado 🙂
Hola Raquel!
Gracias por el comentario y me hace muy feliz que te haya servido de ayuda en algo.
En este momento solo he encontrado este centro en Granada: https://www.sonarysanar.com/
Ahí aparece su número de teléfono y dirección, espero te sea de ayuda!