Las enfermedades transmisibles representan un importante problema en salud pública por su elevada morbimortalidad a nivel mundial. Afectan de forma desproporcionada a poblaciones con peores recursos socio-económicos y ponen de manifiesto verdaderos problemas de desigualdad y de equidad por los determinantes de salud que llevan asociados. La globalización, el cambio climático, la aparición de resistencias bacterianas a los antibióticos, las enfermedades emergentes y reemergentes, etc, suponen nuevos retos en el control de las mismas.
La salud pública tiene en la vacunación una de las principales herramientas en la prevención de las enfermedades transmisibles. Desde que Edward Jenner en el siglo XVIII fuera capaz de demostrar la eficacia de la primera vacuna antivariólica hasta la declaración, por parte de la OMS en 1980, de su erradicación, pasaron menos de 200 años. En la actual pandemia por SARS-CoV-2 investigar, desarrollar, crear y aplicar una vacuna eficaz frente a la COVID-19 ha supuesto un gran avance y todo un reto para la ciencia por la velocidad en su desarrollo, la tecnología (primera vacuna ARNm), la eficacia y los resultados en salud demostrados. Aunque a día de hoy presente problemas de equidad en cuanto a su cobertura a nivel global, en tiempos de pandemia parece adecuado considerar un hito en salud pública la vacuna contra la COVID-19. Es por ello que expongo mi deseo y propuesta de que se convierta en un futuro hito del siglo XXI la recientemente aprobada vacuna contra la malaria.
La malaria o paludismo es una enfermedad potencialmente mortal producida por parásitos del género Plasmodium y transmitida al ser humano a través de la picadura de hembras infectadas del mosquito Anopheles. Existen más de 120 especies del protozoo Plasmodium, de las cuales 5 son las encargadas de parasitar al ser humano y de desarrollar la enfermedad, siendo las más relevantes Plasmodium vivax y Plasmodium falciparum por su potencial gravedad.
Según datos del Informe Mundial sobre el Paludismo de 2020 de la OMS, en el año 2019, casi la mitad de la población mundial estaba en riesgo de padecer malaria. Se estima que hubo 229 millones de nuevas infecciones y que murieron 409000 personas, produciéndose la mayoría de las muertes en niños menores de 5 años (hasta dos tercios de las muertes: 274000 niños menores de 5 años sólo en 2019). La mayor parte de los casos y de los fallecimientos se concentran en el África subsahariana (hasta el 94%) y de ellos, la mayoría son causados por P. falciparum. También se encuentran en riesgo regiones de Asia Sudoriental, Mediterráneo Oriental, el Pacífico Occidental y las Américas, pero con menor carga de la enfermedad.
El 6 de octubre de 2021 la OMS recomendó por primera vez el uso generalizado de una vacuna frente al paludismo en niños de África subsahariana y en otras regiones con trasmisión moderada-alta de malaria por P. falciparum. Tras casi 3 décadas de investigación en busca de una vacuna eficaz, la recientemente aprobada RTS, S/ AS01 (Mosquirix®) es la primera vacuna que va a ser utilizada contra esta enfermedad y a su vez la primera vacuna desarrollada y aprobada contra un parásito.
La recomendación llega tras obtener los resultados de un programa piloto desarrollado en Ghana, Kenia y Malawi desde 2019, donde se ha observado una reducción de hasta un 30% de malaria mortal grave, con un perfil de seguridad favorable y con un modelo rentable y factible en su reparto, según la OMS. La inmunización se indicará en niños a partir de los 5 meses de edad y en una pauta de 4 dosis. Pero, “no es oro todo lo que reluce”, dado que su eficacia es parcial (sólo de un 36% )la RTS, S/ AS01 debe ser una herramienta complementaria al resto de medidas establecidas para el control de esta enfermedad, como son: la prevención con el uso de mosquiteras impregnadas de insecticidas o la quimioprofilaxis estacional, el diagnóstico precoz y el tratamiento.
El abordaje para el control de la malaria es multifactorial y complejo. Intervienen muchos factores biológicos, políticos, ecológicos, financieros y socioeconómicos. Según la Estrategia Mundial contra la Malaria de la OMS, la respuesta mundial ha logrado que la incidencia y la tasa de mortalidad hayan presentado un marcado descenso en los últimos 20 años, con aumento del número de países libres de malaria, pero se ha estancado en los últimos 4 años mostrando una meseta en su progreso. Otras vacunas están en investigación y desarrollo y quién sabe, «quizás pronto», se eviten las miles de muertes anuales y se consiga su erradicación, y la vacuna contra la malaria sea todo un hito de la salud pública del siglo XXI.
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
Eduardo Galeano, “Ventana sobre la utopía”.
Muchas gracias por tu artículo Selene.
El “ojalá” del título y el “ojalá” del final creo que describen muy bien la sensación que muchos tenemos al leer sobre la vacuna de la malaria.
Nadie pensaba que en un año desde el inicio de la pandemia de la COVID19 íbamos a tener disponibles varias vacunas con tecnología ARNm eficaces y al parecer seguras. Es un hito sin precedentes pero es también un punto de reflexión importante. Si somos capaces de lograr algo de esta magnitud en un período tan corto de tiempo cómo podemos por otra parte tardar tanto en dar respuesta a problemas que afectan a millones de personas.
La ciencia parece viajar a distintas velocidades según el observador. Desde Europa, América del Norte, Australia… a veces va tan deprisa que no da casi tiempo a incorporar los nuevos conocimientos y valorar con profundidad la evidencia. Por otra parte en la franja planetaria que va desde el Trópico de Cáncer al de Capricornio la ciencia se ralentiza, casi se paraliza, no hay muchas novedades.
Siempre me han llamado mucho la atención las enfermedades tropicales supongo que porque en ellas participan numerosos elementos. Al final, el parásito es sólo un detalle más en la larga cadena de acontecimientos. Los CDC tratan de explicar los ciclos de los parásitos con esquemas que apuntan al vector, el huésped intermediario, el huésped definitivo, el mecanismo de infección, etc… En esos esquemas (pero con tinta invisible) están el resto de causas y condiciones para que finalmente se de la enfermedad. Como tú muy bien apuntas es un tema multifactorial y complejo: además de los factores biológicos participan factores políticos, ecológicos, financieros y socioeconómicos.
La sensación que queda muchas veces cuando estudias este tipo de problemas es de pesimismo, impotencia y desesperanza. Una vacuna efectiva frente a estas emociones pudiera ser la utopía como señalas indirectamente cuando citas a Galeano al final del texto.
Me quedo con tu dos ojalás y los dos pasos de Galeano para poder caminar.
Muchas gracias 🙂
Qué bonito Cristina, muchas gracias por tu comentario. Creo que has descrito perfectamente «la letra pequeña» que me faltó por añadir. Tu comentario podría ser como una especie de prólogo a mi artículo de opinión 😉
Compartimos la misma visión y probablemente los mismos intereses «académicos». Ciertamente esa sensación de pesimismo e impotencia es la que sufrimos de forma crónica los que pensamos que la «ciencia se congela en los trópicos». Esperemos que «pronto» la utopía se vea cumplida y hablemos de esto de forma anecdótica… mientras tanto, sigamos caminando. GRACIAS.
Un artículo muy necesario Selene. Menos mal que existen entidades como la OMS, y las ONGs sanitarias , y personas como tú, a las que les importa la situación de la malaria en el mundo, y sobre todo cómo afecta a gran parte de la población mundial, como bien reflejas. Tendría que saltar la alarma por la cantidad de muertes que produce, da igual donde, una vida humana no debería de tener valor…y además muchas de esas muertes son niños. No se puede seguir permitiendo. Como bien describes, es una realidad compleja la de esta enfermedad, puesto que creo que es inherente al cambio climático, por el aumento de las temperaturas, las lluvias torrenciales, y en consecuencia el aumento de mosquitos, que potencialmente puedan transmitir la malaria, y otras enfermedades como el Dengue, el Zika…así como también que se están dando casos en donde no ha sido autóctona en sus orígenes y casos de resistencias a los tratamientos que hay. Por eso sería crucial una vacuna efectiva que pueda llegar a todos los afectados, para que los niños puedan seguir jugando libremente…Qué genial iluminarnos con Galeano, porque da en el clavo, siempre encuentra sentido a nuestras acciones y da una visión muy constructiva del mundo. Para que el mundo siga construyéndose hace falta que haya vacunas como la de la malaria y centrar los esfuerzos en mejorarla y en hacerla accesible, y lo mas importante, en caminar juntos de una manera multifactorial para cambiar sus determinantes sociales, asistenciales, políticos y económicos. Gracias Selene.
Querida Selene:
¡Cuánto agradezco que le hayas dado el espacio a hablar de la vacuna de la malaria en este foro, y qué oportuno hablar de vacunas en estos tiempos pandémicos! Un hito recientísimo, sin precedentes y muy aclamado el que por fin (aunque con matices de eficacia, como dices) se haya aprobado la administración de esta vacuna, que supone un éxito notable y allana el camino para el desarrollo de vacunas aún más potentes (ojalá, ojalá, ojalá).
Mientras leía tu artículo pensaba, cómo ha podido influir el hecho de que el cambio climático acapare las agendas de los gobiernos de países en continentes desarrollados para considerar la malaria como un problema emergente que acechaba sutilmente a sus poblaciones… sea como fuere, qué alegría poder contar por fin tras 100 años de investigaciones con esta vacuna.
Ahora sólo queda que esta vacuna pueda llegar cuanto antes a las poblaciones que verdaderamente se encuentran en una posición de vulnerabilidad frente al parásito y se complementen con las medidas preventivas ya vigentes.
¡Ojalá que esto sea el comienzo de cada vez más vacunas que den respuesta a estos grandes problemas de la salud global! Gracias por contarnos cómo nos vamos acercando al horizonte de la -ya no tan- utopía.
Un abrazo,
Elena
Me ha gustado mucho tu artículo Selene,
Primero que todo no sabía de la existencia de la vacuna contra la malaria, y me parece que es un gran avance debido a la repercusión que ha tenido esta enfermedad por muchos años en las zonas más desfavorecidas del planeta, incluyendo algunas regiones de mi país (Colombia).
Llama la atención cuando comienzas a hablar al respecto de la vacuna contra la COVID-19, es verdad que se ha llevado el protagonismo dada la trascendencia de la actual pandemia. Pero cuando nos detenemos a pensar en enfermedades como la malaria y todo lo que ha costado sacar la primera vacuna y con una eficacia relativamente baja, siendo una enfermedad con elevada morbimortalidad. Se pone de manifiesto una vez más las desigualdades que existen a nivel mundial, y como los recursos se invierten cuando algo nos afecta de cerca como lo que ha sucedido con la actual pandemia, que de forma única y extraordinaria han logrado sacar una vacuna para distribuirla a nivel mundial con una elevada eficacia en muy poco tiempo.
Quizás la utopía es pensar que la igualdad es posible, creo que las desigualdades han existido y seguirán existiendo, pero mientras luchemos por los más desfavorecidos y pongamos nuestro granito de arena para ayudar en el lugar donde estemos podremos lograr cambios y los pequeños cambios pueden hacer de este mundo un mundo mejor, como lo han hecho quienes han luchado por sacar la vacuna contra la malaria. Todo esfuerzo trae su recompensa y probablemente este esfuerzo traerá buenas noticias de aquellas tierras afectadas por esta enfermedad.
Gracias por tu artículo.
Un abrazo,
Paola García.
Gracias por tu artículo, Selene.
Sin duda, la reciente aprobación de la vacuna contra la malaria me parece todo un avance y algo que celebrar, aunque es cierto que la efectividad sea relativamente baja. Al menos, como bien dices, combinado con otras medidas de precaución ayudará un poco más al control de esta terrible enfermedad que afecta a tantas personas (las cifras que comentas son estremecedoras).
Me gusta cómo has empezado hablando sobre la vacuna de la COVID-19. Seguro que cualquier persona que lea tu artículo se preguntará cómo es posible que dicha vacuna se haya creado, testado y aprobado en tiempo récord y con unos resultados tan buenos, y sin embargo esta vacuna no tenga ese «éxito». La respuesta la has dicho tú: factores políticos, financieros y socioeconómicos (intereses, al fin y al cabo). Hablando claro, la COVID-19 afecta al «primer mundo». Es una pena. El otro día, un profesor comentó que debido al cambio climático se prevé que la malaria llegue a EE.UU. ¡A ver cuánto tardan entonces en sacar una vacuna…!
Espero que aquellas otras vacunas que están en investigación reciban la suficiente atención y financiación para ver la luz lo antes posible…
Aprovecho para felicitarte por tu exposición oral sobre el artículo porque me gustó mucho. La canción «Ojalá» es preciosa, y la frase de Galeano es de mis preferidas y una buena forma de contestar cuándo te llaman idealista o utópico ;D.
cuando* te llaman 😀