
El 17 de mayo de 1990, la asamblea general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas. Y nos preguntaremos entonces… ¿se acabó el estigma de aquella enfermedad ficticia? Desde siempre se ha considerado la homosexualidad como lo anormal, lo pecaminoso, lo desviado…con la necesidad vital del colectivo de inundar las calles para que se le reconociera como lo que es, el amor en todas sus formas. Sólo hace 31 años de aquel momento en el que se despatologizó la homosexualidad.
Remontándonos a los años 50 y 60, los primeros modelos de asistencia sanitaria que surgieron para “curar” a los homosexuales era los punitivos, mediante los cuales se realizaban terapias reparativas y aversivas, con el fin de convencer a la persona a renunciar a una orientación sexual no heterosexual. En España, la ley del 15 de julio de 1954 modificó la Ley original de vagos y maleantes de 1933 para incluir la homosexualidad como conducta peligrosa. En la línea de estas terapias, declaradas como no éticas a posteriori, le seguían las terapias conductistas de la dictadura franquista española, en las cuales, les mostraban imágenes para fomentar la heterosexualidad, a la vez que se les administraban fármacos tranquilizantes. Imaginémonos el sufrimiento y terror inducidos…y la tortura.
En 1968, la primera edición del Manual de Enfermedades Mentales II (DSM-II) realizado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, recogía la homosexualidad en sus páginas, y fue sólo un año más tarde, que se produjo una de las máximas expresiones del activismo LGBT como movimiento de liberación: la revuelta de Stone Wall. Por otro lado, mucho más atrasado, en España en 1970 se aprobaba la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, que castigaba duramente la práctica de relaciones homosexuales hasta con penas de cinco años en la cárcel, como se relata en el documental de Andrea Weiss “Pero que todos sepan que no he muerto”, un paralelismo entre el asesinato del poeta granadino Federico García Lorca y la represión del movimiento LGBT durante el franquismo.
Sin embargo, en 1973, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría tuvo que rectificar, votando por mayoría retirar a la homosexualidad la etiqueta de “enfermos”. Esto ocasionó un precedente que puso en duda el rigor de la ciencia, la cual destacaba por ausencia de evidencias que justificaran los “comportamientos” homosexuales. No es hasta 1989 que se derogó totalmente la Ley de peligrosidad y rehabilitación social en España. Ansiadamente, en 1990 la OMS sacó ya por fin la homosexualidad de su listado de enfermedades mentales. Un hito en la constante persecución que sufren las personas del colectivo LGTB.
¿Por qué es importante el punto de inflexión que hizo la OMS? A las personas LGBTI en muchas partes del mundo hemos visto con horror que se les niega el disfrute en condiciones de igualdad de su derecho a la vida, a la libertad y a la integridad física, y además se le recortan sus derechos a la vida privada, al trabajo, a la educación y a la atención médica. Se abre pues un camino en la no discriminación de las personas homosexuales, además por parte del ámbito de las ciencias de salud y de la salud pública, del que emanan luchas para su despatologización, y luchas para reconocerlos como personas igualmente merecedoras de salud, todas ellas llevadas a cabo realmente por el colectivo LGTB. En 2007, ya lo comunicaban así los Principios de Yogyakarta sobre:
Fijémonos en la paradoja de una imposición de una atención médica forzada y castigadora, no demandada, a estas personas por considerarlas enfermas mentales… y al mismo tiempo cómo se aboga por que puedan recibir una asistencia sanitaria de calidad, igualitaria, equitativa y no discriminatoria. De esta manera, cito la conveniencia de saber que, con la Declaración Universal de Derechos Humanos de la Naciones Unidas, se establecen las obligaciones legales de los Estados de salvaguardar los derechos humanos de las personas independientemente de su sexo, religión, etnia, orientación sexual o identidad de género.
¿Pero cuál es la realidad más actual? Hasta marzo de 2021, aún 68 países del mundo tienen leyes que penalizan los actos sexuales consensuales entre adultos del mismo sexo (Se puede ver el mapa de la homofobia aquí). En 2005 se publicó la ley que permitió el matrimonio homosexual en España, convirtiéndose en el tercer país que lo legalizaba. Un momento para poder celebrar con familiares y amigos un amor poco a poco más diverso. En Andalucía en 2017 se aprobó la ley para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares. Aun así, las leyes no han sido fáciles de sacar, pues los partidos más conservadores de este país y la ultraderecha ejercen un hostigamiento constante que estigmatiza al colectivo, a nivel de educación en diversidad sexual, de eliminación de la reproducción asistida para mujeres homosexuales de la cartera de servicios sanitarios y de considerar el matrimonio homosexual inconstitucional… Asimismo, no estamos exentos de un aumento de violencia homófoba. Un estudio de UGT de 2020 enseñó que más de cuatro de cada diez trabajadores LGTBI, en concreto el 42,25%, aseguran haber vivido alguna agresión de tipo verbal hacia sí mismos u otras personas LGTBI. Duramente, el 3 de julio de 2021, se produce el asesinato de Samuel Luiz a grito de “maricón”, que generó multitud de protestas contra la homofobia a nivel nacional. El miedo de que vayas andando con tu pareja de la mano y puedan agredirte verbal o físicamente, aún existe en este país. Porque sigue pasando. Como diría mi querido Federico:
“Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”.
Qué bonito, Elvira.
Qué gran hito para la salud pública la tan necesaria “despatologización” de la homosexualidad. Cuando he leído tu artículo y he pensado en las fechas… ¡no es nada 31 años en la historia de la humanidad! Queda tanto por hacer… cierto es que ha sido todo un logro y un éxito del colectivo LGTBI y del resto de la sociedad los avances que se han logrado. Pensar que en nuestro país, hace nada, hace “dos días”, nos estaban pegando tiros y tirando a una cuneta, entre otros motivos, por nuestra orientación sexual… cierto, si Federico levantara la cabeza… ¿se alegraría?
La clasificación en el DSM de la homosexualidad como enfermedad hasta 1973 es espeluznante. Pensar en el sufrimiento de tantas y tantas personas, y en los métodos de tratamiento que se utilizaban, de alguna forma me avergüenza “de pertenecer a la clase médica”… Por fortuna, las cosas ya han ido cambiando, poquito a poco se dan pequeños pasos para el hombre, grandes pasos para la humanidad. Recuerdo perfectamente el día que se aprobó el matrimonio homosexual en nuestro país, tengo el periódico guardado 🙂 , así que leerte, me ha gustado mucho.
Ver que todavía 68 países penalizan la homosexualidad, me pone los pelos de punta. El mapa de la homofobia no lo conocía y me parece interesante, me he quedado helada al ver todos los países que aún la castigan con pena de muerte, aunque tristemente, no me sorprende saber cuales son.
Me parece muy acertada tu revisión Elvira, un repaso rápido, resumido y conveniente por la historia de este gran logro. Enhorabuena por tu idea.
Muchas gracias por tu comentario Selene, me ha gustado mucho y me emociona tu empatía y comprensión hacia algo tan vivido para los seres humanos como la orientación sexual, al igual que otras vivencias como la identidad de género o la expresión de género. La cuestión es amar libremente y respetarnos los unos a los otros. Cómo médicos podemos hacer que la asistencia al colectivo mejore 🙂 pasito a pasito. Qué entrañable lo del recorte, y qué importante es para la historia de nuestro país, y para hacer el efecto mariposa en otros países posteriormente. Un abrazo.
Con todo respeto, en lugar de alentar lo innatural, se debería ayudar a personas que sufran ese desequilibrio.
Querida Elvira,
Me ha gustado mucho tu artículo, la elección del tema y tu reflexión. La foto de las dos señoras con el arcoíris en sus mejillas y la pancarta “mejor erótico que neurótico” viene que ni al pelo.
Sexo: Cómo, con quién te acuestas, con cuant@s, de qué manera, con amor/sin amor, … vamos a ver si encaja todo esto en el molde moral de la sociedad de turno y sino pues, en el caso que comentas de la homosexualidad: pena de muerte, perpetua, 8 años de prisión… según vivas en un país o en otro ¿Qué es la locura? El mapa de colores que has compartido.
Y lo de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-II) que comentas… en su afán por clasificar y delimitar salud/enfermedad mental me imagino que utilizaron el mejor método científico conocido hasta el momento: el cara o cruz, si sale cara desviación sexual si sale cruz parafilia. Menos mal que luego rectificaron los del rigor científico, un «lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar» y sacamos próxima edición, bienvenidos al DSM-III !!!
Nada más. Felicitarte mucho por tus palabras. Muy interesante todo lo que has escrito. Te animo a que si tienes tiempo sigas reflexionando por aquí de este tema u otros que te llamen la atención. Te vamos a leer con mucha atención. Un abrazo.
🙂
Querida compañera,
Muchas gracias por tu comentario Cristina. Me alegra saber que este artículo os interesa, y que cada vez somos más los que estamos concienciados sobre la importancia de no hacer enfermar a las personas bajo su condición sexual, de no echar un cara o cruz como dices sobre nuestra vida. Me gusta tu comentario de por qué juzgar las relaciones sexuales que tenemos…existe un derecho a la no discriminación sobre ello. El mapa es impactante y la realidad más dura…y por eso quería compartirlo con vosotr@s. Ojalá el próximo DSM: LGBT-FOBIA….
Querida Elvira:
Muchas gracias por tu maravilloso artículo, sobre todo, por lo necesario.
Tan solo hace solo 31 años desde que se despatologiza la homosexualidad, pero ¿es suficiente? Está claro que no, en 2005 (hace 16 años… la edad de una adolescente) se legaliza el matrimonio homosexual… ¿y es esto suficiente? Parece que tampoco. Como cuentas, si en pleno 2021 las agresiones homófobas (hasta el asesinato) son una cruel realidad, cuanto menos podemos conformarnos y aceptar que es suficiente con lo que se ha conseguido hasta ahora.
Gracias por la visibilización. Más que nunca hay que denunciar, hay que gritar, hay que exigir que las personas no sean discriminadas, no sean asesinadas, marcadas, estigmatizadas… por lo que pertenece al sector privado de la vida: el amor, el sexo, la intimidad. Sin duda, es necesaria la historia y los precedentes para saber de dónde venimos y qué camino queremos seguir.
Considerar un hito de la Salud Pública la erradicación de la homosexualidad como enfermedad es reconocer la importancia que tiene en seguir construyendo el camino compartido para que no solo no sea una enfermedad, sino que no sea cuestionada, marginada y castigada constantemente. Aún falta mucho por hacer…
Muchas gracias!!!!!
Hola Elvira,
Gracias por elección de tema, como activista LGBTIQ+ me conmueve mucho. Treinta años parecen cercanos y lejanos a la vez. Formamos parte de la primera generación que crece sin esta idea que la homosexualidad es una enfermedad; los hijos de las personas de nuestra generación crecerán en un mundo en el que formar pareja, casarse y procrear o adoptar será socialmente aceptado.
En este ámbito existen muchos desafíos delante de nosotros. Incluso si esta ley andaluza de 2017 fue votada, tenemos que lograr algún día la igualdad real. También, incluso si en Europa los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ se mejoran cada año, no olvidemos las personas que no viven en países con un nivel de protección comparable con el nuestro. Además, nunca tenemos que considerar que es definitivo aquí; esta frase de Simone de Beauvoir trata de la igualdad de género pero se aplicaría también en este tema: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida” (1).
La formación de los futuros sanitarios sobre este tema es esencial para que haya menos discriminación y maltrato en la atención. En cuanto al género, una verdadera despsiquiatrización de la transidentidad, la aceptación de otras formas de géneros (por ejemplo no binarias) tienen que ocurrir. Un nuevo enfoque y una puesta en duda sobre lo que considerábamos como cuerpos normados nos permitirá parar (¡por fin!) las cirugías inútiles para las personas intersexas.
Saludos,
Sander.
Referencia:
1. de Beauvoir S. Le Deuxième Sexe. Paris, France: Gallimard; 1949. 1071 p. (NRF).
Hola, ¿Podría decirme usted cuáles fueron los estudios científicos en los que se basó la OMS para tomar tal decisión? ¿Existen tales estudios? Porque llevo ya varios meses tratando de encontrarlos pero que no pillo con ellos. Le estaría muy agradecido.