“Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca.”
Sun Tzu – El arte de la guerra
Cuando hablamos de la guerra, siempre nos centramos en los grandes conflictos bélicos que han construido capítulos de nuestra historia llenos de dolor y desolación. Sin irnos lejos tenemos en los últimos 100 años ejemplos como la Guerra de los Balcanes, la II Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam, luchas macroscópicas que se cobraron la vida de millones de personas. Mientras tanto, una guerra a una escala microscópica se está sucediendo de manera permanente desde incluso antes de que los humanos existiésemos en este planeta y que, debido a ella, millones de personas pierden su vida año tras año: La guerra entre fagos y bacterias. Dos bandos que provocan grandes daños a la salud y a la economía a nivel mundial en forma de pandemias y multirresistencias, pero…, ¿y si nos aliásemos con uno de los bandos?
Los bacteriófagos no son algo que hayamos descubierto recientemente, su primera descripción se le atribuye a Felix d’Herelle , un microbiólogo franco-canadiense que en 1917 ya hablaba de “un microbio invisible, antagónico del bacilo de disentería”, y es en 1919 el propio d’Herelle utilizó fagos para tratar a un paciente de disentería sin saber muy bien todavía que era exactamente lo que estaban utilizando (1). Durante los próximos años la fagoterapia empezó a desarrollarse rápidamente, pero en los años 40 con la aparición de la antibioterapia quedó relegada a un segundo plano, aunque los países del este siguieron utilizando la fagoterapia con frecuencia.
La fagoterapia se define como el uso de fagos para el tratamiento de infecciones, y un fago (o bacteriófago) es un virus que infecta exclusivamente bacterias (2). La función de los bacteriófagos es regular poblaciones bacterianas en todo el entorno biológico, y posiblemente sean la entidad biológica más numerosa en la Tierra (3). Su ciclo de vida implica infectar bacterias, utilizar su mecanismo enzimático para la producción masiva de copias del fago en cuestión provocando así la muerte de la bacteria hospedadora e infectando a las bacterias del entorno.
En los últimos años, con el surgimiento del problema de las bacterias multirresistentes (bacterias que disponen de diferentes mecanismos biológicos para hacer frente a los tratamientos antibióticos), son numerosos los estudios que han ido apareciendo en Occidente donde el uso de la fagoterapia ha sido clave para el tratamiento de infecciones provocadas por estas bacterias. Esto ha llegado al punto de que la World Health Organization (WHO) en su último informe de 2020 la considera como alternativa que requiere de estudio y desarrollo para hacer frente al problema de las multirresistencias (4).
Algunos ejemplos del uso de fagoterapias podemos encontrarlos en el caso de Tom Patterson, que había contraído una infección por Acinetobacter baumannii multirresistente que le llevó a un estado de coma. Fue gracias a su esposa Steffanie Strathdee, epidemióloga, que solicitó el uso compasivo para aplicar la fagoterapia en su marido para intentar salvarle y, a los pocos dias, salió del coma y se recuperó de la infección (5). O el caso de un paciente de 15 años con fibrosis quística y una infección diseminada de Mycobacterium abscessus que fue tratado con un coctel de 3 fagos diseñados por ingeniería genómica y que resolvieron el cuadro infeccioso (6).
Al igual que estos pacientes, la literatura está viendo un creciente aumento de casos resueltos con éxito gracias a la fagoterapia, por lo que podemos concluir que, a pesar de que el uso de fagos da respeto, están resultando en una herramienta más que se puede plantear en el arsenal terapéutico de la medicina. Además, una ventaja a reseñar de esta terapia es la oportunidad de diseñarse el fago a medida mediante terapia génica, lo que nos permite un mayor control sobre la terapia y que esta sea dirigida y especifica frente a la bacteria a tratar. Es por ello que desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios se ha formado un grupo de trabajo sobre la terapia fágica, la Red Española de Bacteriofagos y Elementos Transductores (FAGOMA), que busca dar una visión profesional de primera mano de este tipo de terapia la comunidad científica y así promover la regulación de la fagoterapia en España (7).
Y es lógico mostrar respeto frente al uso de virus como tratamiento de infecciones, sobre todo teniendo en cuenta la reciente pandemia causada por el COVID-19, pero, como bien dijo Sun Tzu en El arte de la guerra:
“El combatiente inteligente impone su voluntad en su enemigo, pero no permite que la voluntad de su enemigo le sea impuesta.”
Agradecimiento especial al Dr. Pablo Eulalio Ruiz Iglesias por su inestimable ayuda y descubrirme el maravilloso mundo de la fagoterapia.
José quiero agradecerte por introducir este tema en mis conocimientos! Y sobre todo felicitarte por la manera tan entendible en la que lo has escrito, ya que al no ser conocedora de la medicina pude entender en todo momento lo que querías dar a conocer. Es impresionante lo que la medicina puede llegar a alcanzar si se pone el interés en temas tan desconocidos o no; como lo es este, sin duda alguna debemos innovar no solo en tecnologías médicas si no como también en la manera en la que se están desarrollando tratamientos que no pongan en riesgo otros sistemas de nuestro cuerpo.
Conocí las bacterias Multirresistentes en un entorno no muy ameno (como lo suelen ser las salas de Hospitales), en el Hospital para niños quemados en Honduras; ahí pude experimentar lo que una bacteria Multirresistentes es capaz de hacer y en tan poco tiempo, de igual manera me pude percatar que muchos de los médicos que trataban dichas bacterias no conocían (o se negaban a conocer) de como tratar dicho problema. Es por ello que concuerdo contigo en que se deberían utilizar tratamientos como la Fagoterapia como herramientas farmacéuticas. Y como bien dijo Sun Tzu «El arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar». Debemos aprovechar las nuevas tecnologías para poder rediseñar tratamientos, incrementando más la prevención y así poder disminuir más el llegar al proceso final como es la curación.
Enhorabuena José! Muy buen aporte al blog.