Te invito a conocer el EMPODERAMIENTO DE LA SALUD de la mano de Ana
Trabajando en Gualea, un pueblo pequeñito y remoto de Ecuador, me visitó en la consulta una linda señora, era bajita, un poquito regordete, caminaba despacio y tenía un pañuelo empapado de sangre que cubría su mano; a pesar de su molestia me sonreía ampliamente. Lo primero que hice fue auxiliarle y luego de controlar la pequeña herida que se hizo accidentalmente, comenzamos a conversar, me contó que “sufría de la tensión” pero que sólo tomaba las pastillas cuando le dolía la cabeza, si no, no hacía falta; y que alguna vez le dijeron que el azúcar en sangre estaba algo alto.
Revisé su historia clínica y disponía lo siguiente: un nuevo examen de sangre para confirmar diabetes, registrar diariamente su tensión, tomar dos píldoras para su patología, actividad física diaria, alimentación balanceada y control en un mes para ver cómo iba. El facultativo que le atendió hace cuatro años tenía claro el panorama, era una paciente que en cualquier momento se podía infartar y que poseía riesgo de muchas complicaciones, pero Ana no lo tenía claro.
Hablando de educación para la salud
Cuando se habla de educación para la salud, probablemente venga a nuestra mente una persona con uniforme sanitario, repartiendo trípticos o dando una charla en alguna sala del hospital; sin embargo esta construcción de nuestra mente puede ser mejorada cuando leemos lo que nos dice la OMS: “La educación para la salud aborda no solamente la transmisión de información, sino también el fomento de la motivación, las habilidades personales y la autoestima, necesarias para adoptar medidas destinadas a mejorar la salud”(1). Que bonitas palabras emergen de este concepto: MOTIVACIÓN, HABILIDADES PERSONALES, AUTOESTIMA. ¿Pero quién necesita de éstas, el personal de salud o los pacientes? Pues, son ambas partes las que se comunican en el diario vivir de la asistencia sanitaria y éstas tienen un mismo objetivo: la salud.
Empoderamiento un hito de la Salud Pública
Entonces, desglosando los elementos tenemos: una paciente con una necesidad, un sanitario que tienen el conocimiento y como nexo entre estos la educación para la salud. En el ejemplo de Ana vemos que el concepto antes mencionado se quedó a medias, sólo hubo una trasmisión de información, suponiendo que ella comprendió lo que estaba escrito en la historia clínica, pero la realidad era otra.
Desconocía cómo afectaban a su cuerpo estas enfermedades, no sabía la importancia de sus controles, del ejercicio y de la alimentación, tenía limitado conocimiento de las píldoras que tomaba, y lo peor de todo, no sabía el riesgo al que estaba expuesta si continuaba sin tener el control y la responsabilidad sobre su salud.
Frente a mí yacía una gran responsabilidad. Quería involucrar a Ana en el proceso, necesitaba EMPODERARLA. Pero, ¿Qué es empoderamiento de la salud y porque necesitaba de él? Según la OMS: “El empoderamiento para la salud es un proceso mediante el cual las personas adquieren un mayor control sobre las decisiones y acciones que afectan a su salud”. Éste es individual o comunitario, y llevará a tener una mayor influencia sobre los determinantes de la salud y la calidad de vida. Con este proceso, las personas perciben una relación más estrecha entre sus METAS y el MODO DE ALCANZARLAS y una correspondencia entre sus ESFUERZOS y los RESULTADOS que obtienen. (1)
Vamos con los ejemplos
Algunos ejemplos nos pueden ayudar a entender mejor este concepto desde el plano individual hasta el colectivo, el primero es el que investigaron Salmuth y colaboradores en su revisión sistemática en donde compararon estudios de intervenciones maternas para saber si fueron efectivas mejorando el crecimiento infantil y la alimentación. Los resultados confirmaron que las intervenciones maternas ayudaban al niño(2). Otro ejemplo a nivel grupal es el que encontramos en la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, en donde se promueve el empoderamiento específicamente a través de los cursos Prospect, cuyo objetivo es despertar las habilidades necesarias para aprender a convivir con la enfermedad mental y recuperar el máximo de calidad de vida (3).
El día a día
En la práctica diaria, diría que la iniciación del proceso de empoderamiento de la salud comienza cuando los sanitarios interpretamos y comprendemos el concepto de salud de manera holística, y un siguiente paso sería tener la motivación para querer involucrarnos en este proceso. Si bien hablo de sanitarios porque la historia de Ana se desenvuelve alrededor de un centro de salud, es necesario indicar que todos pueden ser parte de esta causa siempre y cuando sean responsables con la información que transmiten.
El siguiente paso sería que Ana conozca su estado de salud, entienda sus necesidades, que quiera desarrollar su poder y habilidades, y de esta manera ser la responsable de su salud. En este punto los sanitarios seríamos capacitadores, facilitadores de información y de herramientas que ayuden a los usuarios a realizar las mejores elecciones que atañen a su salud y al despertar de su poder.
La magnitud e impacto del empoderamiento está descrito en la literatura con varios ejemplos y ha sido una herramienta novedosa y atractiva de la promoción de salud, desde la aparición de su concepto allá por los años 80. Ahora es el momento de difundir su importancia y acrecentar su aplicación para que sea cada vez más un elemento de ayuda tanto para la sanidad como para el individuo.
Ana salió de la consulta motivada, entendiendo su enfermedad, viéndose capaz de cambiar de comportamientos, acudir a sus controles y tomas de presión; evitaba el sedentarismo y ponía una alarma para tomar sus píldoras, sabía cómo armar un plato de comida con lo que tenía y decidió unirse al grupo de la tercera edad de su pueblo, lo cual le ayudaría a mejorar más aspectos de su salud; ANA TIENE EL PODER DE ELEGIR Y ELIGIÓ LA VIDA SALUDABLE QUE QUERÍA VIVIR.
“EJERCITAR LA ELECCIÓN ES LA FORMA MÁS SIMPLE DE PODER”
¡Me ha encantado tu articulo Mishel! Nos haces caer en cuenta de lo importante que es la educación de la salud y el empoderamiento de la persona en su propio trascurso para vivir una vida saludable. Como explicas, muchas veces no es que las personas no quieran vivir vidas saludables, si no que ha habido un error en la comunicación entre el medico/personal de salud pública, a la persona/personas. Sin esta comunicación, o con una comunicación no adecuada a la persona, sin contextos a la cual la persona pueda entender y aplicar dentro de sus propios conocimientos, no pueden aplicar todo lo que exigimos como profesionales da la salud pública. Creo que es importante educarnos en como saber comunicarnos en una manera que sea culturalmente adecuada, con paciencia y humildad. Es fácil dirigir y mandar, y, además, imponer nuestras creencias y maneras de ser, por que estamos en una posición de poder de “profesional” a “paciente”. Pero como explicas con tu ejemplo de Ana, esto no llego al resultado que buscábamos: la salud y bienestar de nuestras personas y comunidades. Entonces, hay que nivelar esa estructura de poder, empoderando y dando valor a lo que nos dicen y sugieren nuestras comunidades. Yo he visto de experiencia, lo valioso que es “estar en el mismo terreno de juego” con personas y comunidades, involucrando las comunidades en programas o investigación que al final es para beneficiarlos. La relación entre si es mucho mas productiva y beneficiosa para las dos partes. Creo que nuestro primer paso es crear profesionales de la salud publica con las competencias de empatía, inteligencia emocional, y que realmente estén para servirle a las comunidades (como tu), porque es así que personas como Ana puedan tomar sus propias decisiones informadas sobre su bienestar y salud.
Gracias Juanita por tu comentario, me gusta mucho que me cuentes tu perspectiva desde la experiencia que has tenido en tu trabajo porque se entiende mejor y se dimensiona la importancia del empoderamiento.
A veces creo que hay una distorsión cuando se habla de educación para la salud, pero esa distorsión viene del desconocimiento; en las facultades se nos habla de manera muy escueta sobre la promoción de salud y no nos dan ejemplos claros de cómo se puede ayudar desde la educación para la salud y el empoderamiento, y ese desconocimiento nos cierra un sin número de posibilidades de mejora y aprendizaje.
Es un gusto saber que este tema ha llamado tu atención y que te has visto identificada con él, porque también te veo como un ejemplo de salubrista y promotora de salud.
¡Muchas gracias por tu publicación! Es muy bueno que se visibilice este tema y creo que lo explicas muy bien desde la historia de Ana. Dejas muy en claro tu posición desde un inicio.
Mientras leía el artículo, vino a mi mente lo importante que es involucrar a los usuarios del servicio (pacientes) en el proceso de la compresión de una enfermedad. Primero, hay muchas personas que tiene una cosmovisión distinta y viven en contextos en los cuales la comprensión de la “salud” es diferente. Esto puede ocasionar que lo establecido no encaje y, por tanto, Ana u otras personas simplemente no “adopten” y/o no “sepan” lo que deben hacer para prevenir cierta enfermedad. Entonces, resalta la importancia de «construir información junto» a la población. Luego, creo que es importante, como bien lo explicas, considerar la influencia de los determinantes de la salud. Nuevamente, la brecha de acceso a la información adecuada puede estar relacionada al género, acceso a educación, etnia, etc.
La participación de los profesionales en la entrega de información a la población debe involucrar a las personas de las comunidades. Debe considerar la perspectiva de estas y evaluar la aplicabilidad de la misma. En muchos lugares se han adaptado culturalmente intervenciones creadas para generar una mejor efectividad de la psicoeducación.
Por otro lado, involucrar a las personas en este proceso, significa darles un espacio, responsabilidad, voz y, por tanto, darles la capacidad de elegir. Empoderar es también «reconocer» y creo que en parte es una deuda que se ha comenzado a trabajar dentro de los sistemas de salud. Ahora se utiliza el término “task sharing” como una forma de distribuir actividades a otros profesionales y no profesionales (Communitary Health Workers). De esta forma se reduce la carga, y la falta de profesionales en ciertas zonas. Con la ayuda de algunas investigaciones se ha demostrado su efectividad (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30637114/ ; https://doi.org/10.1016/S2214-109X(19)30161-5 ) .
Involucrar a las personas de la comunidad en salud, permite darles el poder de ejercer un rol fundamental en su entorno.
Muchas gracias Mishel, buena reflexión y espero seguir discutiendo del tema.
Mishel, considero que tu artículo es absolutamente necesario, pues para mí la frase «Más vale prevenir que curar» no es baladí. ¿Acaso no es mejor que una persona no enferme, a que tras padecer la enfermedad la curemos? Además, debemos tener siempre presente que no siempre podremos curarla, a veces lo único que nos queda es intentar mejorar su salud en la medida de lo posible… Por ello creo que lo mejor que se puede hacer desde la Medicina para que la gente tenga buena salud no es montar una consulta y tener una actitud más propia de un «burócrata de las enfermedades» que de un médico; no es practicar una intervención quirúrgica a corazón abierto; no es mandar pastillas para todos los males y dolencias… Para mí la labor primordial de todo sanitario es educar en salud. Los mayores cambios en la vida de los pacientes no se consiguen intentando corregir una situación, sino que se consiguen cuando somos capaces de formar parte activa de la vida de la población, de tal modo que podemos hacerles llegar nuestro saber, nuestros conocimientos, para que puedan tomar el camino más ventajoso para conseguir alcanzar su objetivo de una salud plena. Es cuando empoderamos a la gente para llevar las riendas de su salud lo que hace relucir realmente nuestra labor como sanitarios. Lo demás, sin desmerecerlo en absoluto, es solucionar problemas que ya han sufrido nuestros pacientes, cuando sería infinitamente mejor ahorrarles el pasar por ellos.
Es por eso que estoy totalmente de acuerdo con lo que dices y me maravilla tanto leer al respecto, así como reflexionar sobre ello.