Es lunes, sales de casa corriendo porque vas tarde al trabajo y al salir, te llega el horrible olor de la contaminación y el sonido de los cientos de coches que pasan a tu lado. Esperas una oportunidad de paso en el tráfico mientras intentas no tropezar entre todos los hoyos y grietas del suelo y piensas por qué todavía no hay un semáforo en este cruce. Finalmente llegas al otro lado de la carretera y te preguntas cómo sería tu ciudad si fuera algo más que un desastre de cemento. El acceder a espacios caminables es un derecho básico como ciudadano y las infraestructuras de las ciudades deben planificarse para garantizarlo.
Desde el 2018, el 55% de la población mundial vive en áreas urbanas, una proporción que se pronostica va a incrementar al 68% antes del 2050. Esto, junto con el crecimiento general de la población mundial, podría agregar unas 2.5 billones personas más a áreas urbanas antes del 2050. Esta tendencia del salir de zonas rurales provee ventajas como mayor disponibilidad y accesibilidad a recursos e infraestructura básica, como el acceso a transporte, agua y sanidad y a oportunidades laborales y educativos. Sin embargo, a través de la historia, cuando se trata de la planificación de lugares públicos, la prioridad se ha dado a los autos y al comercio, sin la consideracion de la salud humana.
Hay evidencia pertinente que demuestra que la caminabilidad; es decir, el desarrollo de calles y vecindarios transitables, aceras conectadas, con visibilidad adecuada, aumenta la actividad física un 161%. Esto es clave dado que el sedentarismo es uno de los cuatro principales factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles (ENT). Además, la caminabilidad es mucho más que alentar la actividad física, es promover la salud mental y enfocarnos en la salud de las personas para dejar un mundo limpio y mejorado para las generaciones que siguen.
Pero con ventajas, vienen las desventajas
Ciudades con recursos finitos que necesitan ser distribuidos entre una población heterogénea y creciente crean escenas familiares de calles obstruidas y congestionadas, contaminación acústica y del aire y falta de espacios públicos y áreas verdes. Además por el aumento del uso de vehículos motorizados en las ciudades, la OMS estima que por lo menos 1.25 millones de personas mueren en colisiones de tráfico al año. Estamos agobiados por tiempos de viajes largos en coche, o un transporte público que es inaccesible o inutilizable, esto conduce a estilos de vida sedentarias y rodeadas de altos niveles de polución.
Hay una nueva epidemia urbana emergente
La diabetes, las enfermedades cardiovasculares y condiciones respiratorias crónicas han reemplazado las enfermedades transmisibles como la principal causa de muerte mundialmente, donde 7 de las 10 principales causas de muerte en el 2019 fueron las ENT. Una gran parte de estas enfermedades son conformadas por factores ambientales y del comportamiento y estilo de vida de las personas, en la manera que el entorno social y construido impacta la habilidad del ciudadano de elegir opciones saludables. Una de las maneras de combatir estos problemas de la salud pública, es mejorando la caminabilidad de su entorno.
Los mayores beneficios para la salud poblacional se encuentran más allá del sector de la salud, del hospital, de una cita clínica. El entorno urbano en sí mismo tiene un papel fundamental en la salud. El lugar donde vivimos, jugamos y trabajamos tiene grandes impactos en nuestra salud. Por cierto, uno de los objetivos del desarrollo sostenible de las Naciones Unidas es lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
¿Qué es una ciudad caminable?
Una ciudad caminable es aquella que está conectada, es agradable, llamativa al peatón, cómoda y conveniente, diseñada con las necesidades de las personas en mente. Por ejemplo, aceras amplias, bien iluminadas, bancas para descanso, elementos de ayuda para personas con discapacidad, parques limpios y seguros, y rutas y conexiones con un diseño óptimo. Para que una ciudad sea exitosamente caminable hay que planificar y crear un entorno construido con el objetivo de hacer la ciudad más accesible y segura, para que la opción más saludable – caminar – sea la opción más fácil y agradable de elegir.
¿Existen ciudades caminables?
En los últimos 15 años, Pontevedra, de 80,000 habitantes, ha logrado que más del 70% de los desplazamientos urbanos se hagan a pie o en bicicleta. El centro es (casi) completamente peatonal y en toda la superficie urbana, se permite conducir hasta un máximo de 30 kilómetros por hora, con varios aparcamientos gratuitos en las afueras del centro. Esto ha minimizado la contaminación, el ruido, y los accidentes de tránsito vehicular. El medico Fernández Lores destaca la mejora en salud de los pontevedreses por la posibilidad de recorrer la ciudad andando. Además, desde 2011, no se registra ni un muerto por accidente de tráfico. Pontevedra se ha vuelto una ciudad modelo; fue reconocida por la ONU en el 2014 con el Premio Hábitat por su modelo urbano peatonal.
Nueva York ha introducido carriles protegidos para bicicletas para mejorar el entorno construido, lo cual ha resultado en una reducción del 35-58% en las lesiones de los peatones. También Bogotá, en el 2005, implementó el programa Ciclovia Recreativa, donde 97 kilómetros de las calles son cerradas al tráfico los domingos para promover el ciclismo, caminar y la actividad física, lo cual ha reducido la contaminación del aire relacionada con el tráfico.
Mejorar el entorno construido es un reto cada vez más importante para mejorar la salud de las poblaciones. Juntando investigación con la implementación de programas y políticas de salud pública, siempre con la salud de las personas en mente, llegaremos a crear ciudades que son mucho más que desastres de cemento.
¡Felicitaciones por tu artículo Juanita!
Es un tema que nos toca de cerca a cada uno donde sea que vivamos o hayamos vivido, y más teniendo en cuenta que las ciudades siguen desarrollándose en zonas céntricas (donde todos quieren vivir) y sin planificación urbanística alguna!
El impacto en la salud que todo esto conlleva es increíble. Ya sea desde dormir o disfrutar menos de tu familia debido al tiempo que se pierde en llegar a distintos lugares, hasta las implicancias que la caminabilidad tiene en nuestras ganas de querer hacer actividades al aire libre. Y no solo eso, una ciudad caminable incentiva y promueve nuestra salud mental y social. Por ejemplo, conocer gente, hablar con desconocidos, ir a un mirador a disfrutar de un buen paisaje y entre tantas otras actividades que nos privamos cuando la “calle” no va de la mano con nuestra forma de vivir.
Otro aspecto clave a futuro será disminuir/cambiar el tipo de combustible que emplean los vehículos en las ciudades. Darle lugar al peatón no solo implica que pueda caminar cómodo, sino que además se debe garantizar que el aire que lo rodea esté en condiciones, tal y como no estaría ocurriendo en la “caminable” ciudad de Granada.
En resumen, comparto tu visión de que a futuro el mayor desafío para las ciudades es mantener (en el caso de contar con caminabilidad) y mejorar calles y bici sendas. ¡La agenda política mundial tendrá grandes tareas a futuro, pero los beneficios serán notorios en corto o mediano plazo para la población residente y para todos aquellos que quieran hacer turismo en ciudades caminables!
¡Qué interesante perspectiva Juanita! Considero que el tema de la caminabilidad es muy relevante a la situación y problemática como la que vivimos hoy en día, con las enfermedades no transmisibles aumentando en el mundo. Me gustó mucho el video, qué interesante ejercicio en España. Sin duda será un ejemplo para muchas otras ciudades en el mundo.
Me parece interesante el impacto que tiene la caminabilidad en todas las áreas de la salud pública. Desde la calidad del aire, la salud física y la mental, hasta también el impacto en las personas con discapacidad y los accidentes de tráfico. Me gustaría poder ver más lugares en el mundo planeando la urbanización de esta manera, priorizando y facilitando la caminabilidad para mejorar la calidad de vida de las personas.
En Guatemala, contamos con una ciclovía recreativa, al igual que en Bogotá, funciona los domingos y la municipalidad planea actividades para las familias. Pequeñas acciones como estas pueden tener un gran impacto en la salud de las personas y también beneficiar el medio ambiente. Sería interesante también evaluar a largo plazo el impacto positivo que puede llegar a tener a futuro el vivir en una ciudad caminable desde temprana edad para los niños. Me gustaría poder ver estudios en Pontevedra y más políticas que motiven el diseño y construcción de ciudades caminables. Aún hay mucho que hacer y espero que los gobiernos estén cada vez más conscientes de la importancia de la caminabilidad en la urbanización.