Cuando era niña, me quitaron las amígdalas. Me acuerdo que estaba rodeada de mucha gente que me aseguró que todo iríá bien, y que después de la operación, podría comer todo el helado que quisiese. “¿Ya sabes contar hasta diez?”, me preguntó la enfermera y cuando asentí con la cabeza, ella me animó: “Pues, adelante!” Así que empecé llena de confianza: “Uno, dos, tres… “, viendo a la médica conectar una jeringa con el catéter introducido en una vena en el dorso de mi mano derecha. “Cuatro, cinco…”, sintiendo cómo mis párpados se volvían más y más pesados, “seis, sie…“ Y de repente me fuí. Esto es lo último que recuerdo.
El nacimiento de la anestesia moderna
Poder dormir durante una operación es algo bastante normal hoy en día y no se cuestiona. Pero no siempre fue así: Antes, solo se disponía de alcohol en grandes cantidades y morfina para realizar la anestesia. Sin embargo, solo podían utilizarse para realizar procedimientos sencillos y rápidos, que seguían siendo dolorosos y peligrosos para el paciente.
La primera narcosis se llevó a cabo en octubre 1846. El dentista de 27 años William Thomas Green Morton demostró la posibilidad de un nuevo procedimiento anestésico para una operación quirúrgica en el Hospital General de Massachusetts. Utilizaba éter sulfuroso – un compuesto orgánico de alcohol y ácido sulfúrico – que era inhalado por el paciente desde una bombilla de cristal. El paciente era Gilbert Abbott, un impresor de 20 años, que padecía un pequeño tumor superficial debajo de la mandíbula inferior. Este fue el nacimiento de la anestesia moderna y todavía hoy se conoce como el «día del éter». Tras este descubrimiento pionero, se pudieron realizar muchas más operaciones y más complejas. Además, los cirujanos tuvieron más tiempo para operar, concentrándose en la precisión y la calidad.
¿Cómo funciona la anestesia?
La anestesia general es la producción de tolerancia a procedimientos diagnósticos o quirúrgicos. Este estado se consigue interviniendo en el sistema nervioso central.
La anestesia tiene cuatro objetivos:
- La pérdida de conciencia (hipnosis)
- La pérdida de la percepción del dolor (analgesia)
- La atenuación de las funciones vegetativas
- La relajación muscular
Para ello, el anestesista utiliza diversos fármacos: un analgésico, un hipnótico y, si es necesario, según el cirujano, un relajante muscular. El analgésico suele ser un opiato sintético, una droga que se produce sintéticamente y que tiene las mismas propiedades (incluida la supresión del dolor) que la morfina, procedente de la planta adormidera. El hipnótico más utilizado tanto en adultos como en niños es el propofol, una composición química de color blanco. Es fácilmente controlable y prácticamente no tiene efectos secundarios. Tiene un rápido inicio, tal como el que experimenté de primera mano cuando era niña y no conseguí contar hasta diez.
Además del efecto deseado de la hipnosis, tiene otro efecto positivo: el agente activo puede desconectar las células nerviosas durante un corto periodo de tiempo y, por tanto, inhibe ciertas regiones del cerebro, como el hipocampo, que es responsable de la memoria y una región de la corteza cerebral, responsable de la memoria a corto y largo plazo. Por consecuencia, es menos probable que los niños recuerden las experiencias negativas y temerosas que tuvieron durante la anestesia. Los pacientes describen que dormirse y despertarse es relativamente cómodo y puede generar sueños vívidos y agradables.
¿Seguir despierto durante la operación? – La anestesia espinal
Una alternativa a la anestesia general para algunas operaciones es la anestesia espinal. Es una forma de anestesia regional en la que se anestesian segmentos seleccionados de la parte inf
erior de la médula espinal. Esta forma de anestesia es el estándar de oro para las cesáreas. Los medicamentos que se inyectan en el canal espinal son derivados de la cocaína. Estos inhiben los receptores de las células nerviosas y, por tanto impiden la transmisión de señales nerviosas Es por ello que, el paciente pierde toda sensación de sensibilidad, dolor y temperatura. La función motora de las piernas cesa mientras dura la anestesia.
A diferencia de la anestesia general, el paciente permanece despierto porque el cerebro no se ve afectado. Esta forma de anestesia fue descubierta por el cirujano Karl August Bier y su ayudante August Hildebrandt en 1889 en un autoexperimento mutuo. Al inyectarse cocaína, «un fuerte golpe con un martillo de hierro contra la tibia» y «una fuerte presión y tirón en el testículo» ya no se sentían dolorosos, como lo describió en sus escritos “Experimentos sobre la cocainización de la médula espinal”. El dolor que ambos sintieron cuando se les pasó el efecto anestésico de la cocaína, uno prefiere no imaginarlo…
Sin mentes curiosas y valientes como las de estos dos investigadores, la anestesia no habría llegado a donde está hoy: una forma segura y cómoda de realizar una cirugía. Sin embargo, la anestesia está todavía en sus inicios y en constante desarrollo de nuevas técnicas – siendo una de ellas la tele-anestesia: la administración intravenosa de anestesia controlada a distancia. ¡Lo mejor está por venir!
Cuando me desperté de la anestesia, sentí una sensación de bienestar y no tuve ningún dolor. Mi madre estaba a mi lado y me preguntó “¿Quieres helado?” Aún bajo el efecto de los analgésicos, acepté con gusto el helado.
Una operación sin anestesia, ¿quién soportaría semejante tortura?
Enhorabuena por la elección de tu hito, y por el desarrollo del tema.
Estoy completamente de acuerdo contigo en que la anestesia puede ser considerada como una valiosa herramienta para dar respuesta a problemas de Salud Pública, ya que, junto a otras disciplinas, contribuye a disminuir la mortalidad y morbilidad de la población; a mejorar su estado de salud. La anestesia, de la mano del conocimiento y la tecnología, está en un momento de crecimiento y evolución exponencial. Gracias al desarrollo de esta ciencia, que también tiene su parte de arte, es posible aplicar en el individuo avances tecnológico-médicos, que sin su existencia, no podrían llevarse a cabo. Dicho con palabras sencillas, la Anestesiología es la ciencia que, basada en el conocimiento, la habilidad y la tecnología, protege al ser humano, (y a otras especies, pero con menor exigencia- rigurosidad), física y psicológicamente, de acciones cruentas necesarias para mejorar la calidad de vida o aumentar la esperanza de vida del individuo. El campo de acción es mucho más amplio que esto, y la definición dada no es completa, pero solo con esta parcela, ya se manifiesta la importancia que ha podido suponer en el terreno de la Salud Pública.
Para reafirmar más tu elección del tema, querría añadir que, otra implicación a tener en cuenta, en cuanto a Salud Pública se refiere, es que la anestesiología tiene entre sus objetivos fundamentales la seguridad del paciente y por esto ha asumido un liderazgo en cuestiones relativas a la misma. La cultura de seguridad se desarrolla de manera incisiva en la práctica anestésica: trabaja enérgicamente en la prevención cuaternaria, con altos estándares de seguridad. ¡Gracias Sabine!!!
Enhorabuena Sabine.
Muy interesante el artículo. Me gusta mucho ver como la ciencia a veces se construye a partir de pequeños eventos que pueden parecer ridículos pero que tienen consecuencias gigantes, como la historia de Karl August Bier y su acompañante que relatas en tu artículo. Sin duda la curiosidad humana nos vuelve niños y nos deja a merced de la creatividad.
Me gusta especialmente como muestras de manera sencilla el rol de cada medicamento utilizado en la anestesia. Me hace recordar las clases de farmacología en que vimos cómo el efecto anestésico esta determinado por la carga positiva del nitrógeno de la cocaína. Así, el diseño de todos los anestésicos locales derivados de ella poseen obligatoriamente un nitrógeno cargado positivamente. Finalmente todo el problema de la sensación y el dolor esta reducido a la conducción eléctrica a través de nuestro cuerpo, como si fuésemos máquinas con circuitos eléctricos.
Me parece que la anestesia, como hito de la salud pública, pone de manifiesto la relevancia de la experiencia del paciente durante la atención de salud. Siendo el dolor y cualquier otra experiencia subjetiva aspectos que no deben dejarse descuidados en el tratamiento de los pacientes. Queda el reto de revisar continuamente las acciones de la medicina desde una perspectiva humanizadora y encontrar mecanismos que eviten cualquier situación en que las decisiones no pongan el bienestar del paciente por encima de cualquier otro interés.