Noche lluviosa en Granada; sales de ver una película de miedo en el cine. Caminando en la oscuridad, de vuelta a casa, ese incesante ruido de pasos tras de ti te mantiene alerta. Te das la vuelta y no hay nadie. Se te eriza la piel, pero piensas que te lo habrás imaginado. ¿Qué es esa sombra tras la esquina? Por si acaso, decides cambiarte de acera. Esa noche te cuesta dormir: estás alerta a cada ruido, todo podría ser una amenaza. Todo podría querer dañarte.
¿Te suena esta historia? Si la respuesta es sí, tengo que decirte que has tenido síntomas de esquizofrenia.
Esto es lo que defiende una reformista corriente dentro de la psiquiatría. Citando al doctor Jim van Os (1), miembro de esta nueva corriente ‘’los trastornos mentales son la exageración de procesos mentales y fisiológicos que todos tenemos’’. Esta última afirmación, demostrada en estudios sobre población sana (2), es la base de todo un sistema de reformas en el diagnóstico y el tratamiento psiquiátrico que propone el doctor van Os.
Este holandés afirma que con las enfermedades mentales ocurre algo parecido que con otras patologías. Todo el mundo puede tener la tensión alta en alguna circunstancia de su vida, pero esto no significa que todos seamos hipertensos. De forma análoga, muchas personas experimentamos síntomas de ansiedad, depresión o psicosis. Solo que en aquellas que padecen esta enfermedad, hay un solapamiento de estos síntomas con su funcionamiento normal.
De esta manera, y puesto que estos síntomas pueden considerarse como ‘’normales’’ o fisiológicos, este grupo de profesionales de la salud mental propone dejar de utilizar el término ‘’esquizofrenia’’, y hablar en su lugar de ‘’trastornos del espectro de la psicosis’’, entendiendo los síntomas psicóticos como un continuo dentro del cual todas las personas nos movemos. La eliminación del término esquizofrenia ya se ha hecho efectiva en algunos países como Corea del Sur o Japón, y la propuesta está siendo estudiada por la OMS. El DSM, manual de cabecera clásico para profesionales de la salud mental, ya ha transmitido su negativa a repensar el término ‘’esquizofrenia’’.
Pero las reformas que propone este grupo de profesionales, con cada vez más adeptos, van más allá de cambios terminológicos. Para el doctor van Os, todo el sistema psiquiátrico ha de ser desmantelado y reconstruido, desde el diagnóstico hasta el tratamiento.
El tratamiento actual, basado en psicofármacos que intentan eliminar los síntomas, no es capaz de dar una respuesta a largo plazo para las personas con esquizofrenia, puesto que esos síntomas son en realidad una protección que las personas desarrollamos, en mayor o menor medida, ante determinados estímulos del exterior o determinadas condiciones de vida. Así, la propuesta de este grupo implica fomentar comunidades terapéuticas donde aprender a convivir con los síntomas, aumentar la resiliencia y la toma de decisiones, y facilitar que las personas con patología mental tengan vidas autónomas, vidas que merezcan la pena ser vividas.
Este sistema piloto, que ya se ha implementado en algunos centros holandeses, estaría basado en las personas usuarias del sistema, que serían incluso terapeutas de esos grupos. En este nuevo sistema, los psiquiatras y psicólogos podrían proporcionar una guía técnica, pero se pone mucho más en valor el conocimiento humano que pueden aportar pacientes y familiares. Las propuestas de van Os, con amplia base científica, se asientan entre otros en múltiples trabajos (3), que concluyen que gran parte del beneficio que aportan los fármacos, tiene mucho más que ver con el ritual alrededor de ellos (empatía, humanidad en el trato, comprensión…) que con el fármaco en sí.
Son muchas las voces que, desde la psiquiatría clásica y desde el sistema biomédico, se oponen a esta propuesta (4), calificando estas prácticas como ‘’antipsiquiatría’’. Sin embargo, estas propuestas sobre el sistema psiquiátrico parecen adecuarse mucho mejor al modelo biopsicosocial al que debería transitar el sistema sanitario, y avanzan rápidamente entre las nuevas generaciones de psiquiatras que, apropiándose del término, se hacen ya llamar antipsiquiatras.
Así que, tranquilidad. No tienes esquizofrenia. O quizás sí.
BIbliografía
- https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-25/entrevista-jim-van-on-revolucion-salud-mental_1553835/
- Roberto Nuevo, Somnath Chatterji, Emese Verdes, Nirmala Naidoo, Celso Arango, José Luis Ayuso-Mateos, The Continuum of Psychotic Symptoms in the General Population: A Cross-national Study, Schizophrenia Bulletin, Volume 38, Issue 3, May 2012, Pages 475–485, https://doi.org/10.1093/schbul/sbq099
- Morrison AP, Pyle M, Maughan D, Johns L, Freeman D, Broome MR, Husain N, Fowler D, Hudson J, MacLennan G, Norrie J, Shiers D, Hollis C, James A; MAPS group. Antipsychotic medication versus psychological intervention versus a combination of both in adolescents with first-episode psychosis (MAPS): a multicentre, three-arm, randomised controlled pilot and feasibility study. Lancet Psychiatry. 2020 Sep;7(9):788-800. doi: 10.1016/S2215-0366(20)30248-0. Epub 2020 Jul 7. PMID: 32649925; PMCID: PMC7606914.
- https://www.abc.es/sociedad/abci-psiquiatras-alertan-contra-carga-ideologica-proxima-ley-salud-mental-202110100050_noticia.html
¡No esperaba menos de mi compañera de orla!
Muy buen artículo Andrea. Pese a que cada vez tenemos más en consideración a la salud mental, me ha gustado mucho que hayas traído a la palestra esta «corriente antipsiquiátrica». En toda la esfera de la salud mental se pueden analizar varios de los problemas a los que se tiene que enfrentar la Salud Pública (como son la sobre-medicación de la población, o el escaso soporte que aporta el sistema sanitario publico a la salud mental).
Con todo esto me quedo con una reflexión sobre la eficacia de tratamientos farmacológicos hacia diferentes patologías psiquiátricas. Como bien nos han inculcado desde el inicio del Grado de Medicina (en aquella maravillosa Plaza Fragela), los antipsicóticos ayudan a corregir esa conexiones dopaminérgicas o serotoninérgicas alteradas, pero coincidirás conmigo en que una consulta con un psiquiatra (en un espacio de 4×2 metros cuadrados) de una media hora en la que se recetan unos cuantos antipsicóticos, no parece que sea lo más eficaz. Estoy de acuerdo con esa idea de desmontar todo ese sistema de diagnostico y tratamiento del Dr. Van Os. Habrá que hablar con evidencia fuertes, pero humanizar la patología mental no tiene lugar a la duda, y el trabajo en grupo con pacientes afectados por trastornos mentales, tanto con profesionales como por profesionales no titulados (aquellos que conviven con el afectado) puede que sea gran parte de la solución.
Que no se nos olvide compañera, somos una generación que tiene el deber de modificar y transformar lo que viene de hospitales añejos como el Manicomio de Puerto Real. Igual hay que darle más poder al pueblo, a fin de cuentas, es el pueblo quien salva al pueblo. ¿Quién sabe si esos pacientes encuentran parte de su ayuda en seres no divinizados por una bata blanca?
La profesora de la EASP Almudena Millán deja este artículo de Alberto Fernández Liria donde recoge los resultados del estudio de Joanna Montcrief que desmonta las bases de la teoría serotoninérgica de la depresión en el que se ha basado la aplicación de antidepresivos…
https://ctxt.es/es/20220801/Firmas/40506/salud-mental-psiquiatria-biologicismo-antidepresivos-serotonina-alberto-fernandez-liria.htm
Hola Andrea,
¡enhorabuena por tu artículo! Me ha encantado. Yo conocí esta corriente de la psiquiatría hace ya unos años en un congreso, a través de Laura Martín y Fernando Colina, y del movimiento de la Revolución Delirante (http://revoluciondelirante.blogspot.com/). Escucharles hablar me resultó fascinante.
Me parece indispensable replantearse el paradigma biologicista que predomina en la psiquiatría. Y desde luego, como bien dices, orientar la psiquiatría hacia un enfoque más comunitario, centrado en el paciente y su entorno. Estoy de acuerdo en que puede considerarse un hito que los diagnósticos y los tratamientos en el ámbito de la salud mental se estén cuestionando. No sabía que hubiera países donde ya se ha eliminado el término de esquizofrenia.
En la Revolución Delirante, hablan de validar los síntomas y las realidades de aquellos pacientes que los sufren. Me ha gustado esto que dicen en su blog:
«Por supuesto, una persona es mucho más que su diagnóstico, pero las experiencias vitales que los profesionales de la salud mental diagnostican como síntomas son parte integral de esa persona y no un mero parásito a extirpar por un tercero. Afirmar lo contrario supone anular la agencia de las diagnosticadas sobre sus propios problemas y condenarlas a la pasividad ante su propia vida.»
Personalmente, este tema que has tratado me toca de cerca. Yo tuve la suerte de convivir durante muchos años con mi tío, una persona maravillosa diagnosticada de esquizofrenia desde su adolescencia. En casa pudimos ver como el pilar fundamental de su bienestar lo formaba su entorno. Su familia, sus amigos, su perro y su barrio eran su sostén. Su psiquiatra de referencia optó por delegar el manejo de su tratamiento farmacológico en su familia, convirtiéndose así en el único profesional de la salud mental en el que él confió plenamente. Desde luego coincido totalmente contigo cuando dices que el objetivo debe ser que «las personas con patología mental tengan vidas autónomas, vidas que merezcan la pena ser vividas.»
Por otro lado, me ha resultado muy interesante el artículo que ha compartido la profesora Almudena Millán. Este estudio es una prueba más de la importancia que tiene replantearse las bases epistemológicas del modelo biologicista hegemónico, especialmente en la salud mental.
De nuevo, enhorabuena por la elección de este tema. Es una buena noticia que exista un movimiento de jóvenes profesionales que busque cambiar el enfoque de la atención al malestar psíquico. Para terminar, dejo un artículo de prensa sobre el documental que le hizo un vecino a mi tío hace muchos años, dejándonos así un valioso recuerdo: https://www.diariodemallorca.es/actual/2009/03/17/vida-interior-bruno-regnault-rey-4220908.html