En el año 2017, el divulgador científico Ed Yong publicó el libro “Yo contengo multitudes. Los microbios que nos habitan y una mayor visión de la vida”. Por medio de un argumento que busca trascender una concepción individualista de la existencia, Yong clama una idea simple pero que encierra una realidad distópicamente compleja, y en efecto, multitudinaria: los seres humanos, por el contrario de nuestros propios relatos y egos antropocéntricos, no representamos finalmente más que microbiomas en interrelación e interdependencia con los microbiomas conformando el resto de las especies ¡Nosotros éramos el hábitat! Los protagonistas eran, al final del día, los microrganismos y más precisamente el microbioma que contenemos en nuestros cuerpos. Sin embargo ¿Qué caminos y posibilidades nos trae esto?
El microbioma humano: Una relación prometedora
Mientras lees estas líneas un ecosistema complejo conformado por numerosos microorganismos entre eucariotas, hongos, viruses, bacterias, entre otros, caminan y habitan tu ser: es el microbioma humano. Estas multitudes vienen a enseñarnos que, más que un cuerpo integrado, nos encontramos en un cuerpo compartido. Lo cierto es que más del 99% de la información genética que poseemos no es nuestra; en realidad, es parte de la multitud de microbios que, en simbiosis con el genoma heredado de nuestros padres se vinculan y permiten diversos procesos. He ahí por qué se le denomina también «segundo genoma«.
La preocupación por el microbioma humano no es nueva. En el siglo XVII un comerciante holandés de apellido Van Leeuwenhoek observaba anonadado los microrganismos que habitaban en su propia boca y que había depositado en una placa. Estos los podía ver gracias al perfeccionamiento de un invento que siglos después seguimos agradeciéndole: el microscopio. Las reflexiones de Antonie van Leeuwenhoek no solo lo han convertido en el padre de la microbiología, sino que también representaron el primer paso en la exploración de mundos hasta en aquel tiempo inimaginables.
Desde entonces la cosa se ha despegado y las implicancias son varias. Hoy en día sabemos, por ejemplo, que la mayoría de los trillones de microbios que nos habitan no son causantes de enfermedad; por el contrario, el cuerpo humano precisa de estos para la realización de funciones vitales. Es particularmente este último dato y repensar el rol – cada vez más activo – ocupado por los microbios lo cual perfila un nuevo hito para la medicina y la salud pública al punto en que la Organización Mundial de la Salud identifica las terapias basadas en el microbioma (microbiome-based therapies) como un horizonte a explorar para la salud global.
La idea es: Si recientes estudios se encuentran ubicando posibles conexiones entre nichos específicos del microbioma, como la microbiota intestinal, y enfermedades humanas como la depresión, la artritis reumatoide y la diabetes ¿Qué posibilidades nos traería el poder influir y modular de forma positiva sobre ellos? Si bien este campo aún se encuentra en construcción, algunas visiones resaltan el potencial de la modificación del microbioma humano como campo intervención en relación a las enfermedades crónicas o también como una alternativa prometedora en contextos como países de bajos ingresos. A su vez, abrir estas puertas requiere acompañar la labor salubrista de una reflexión ética. No olvidemos que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
La responsabilidad de vivir en interrelación y sus oportunidades
Otro punto a destacar es que, desde esta perspectiva, el estudio del microbioma humano implica también trascender el foco del asunto más allá de las personas y comenzar a mirar alrededor. Si bien el estudio de los microbiomas de otras especies lleva ya bastante tiempo, una nueva óptica de contemplarnos, literalmente, en interrelación e interdependencia, ofrece nuevos caminos. Asimismo, los microbiomas en la naturaleza evidencian también un amplio protagonismo que antes no se les ha sabido reconocer. Desde impular el crecimiento de las plantas, la descomposición de la materia orgánica o el tratamietno de residuos y espacios contaminados, los microorganismos habitando el medio ambiente son también precursores importantes para la salud.
Es tarea importante impulsar el estudio del funcionamiento de los microbiomas de otras especies –como plantas, animales y en el medio ambiente – no solo se encaminado a pensar los posibles beneficios para la salud humana sino también pensando en el resto de especies. En ese sentido, perspectivas como One Health o Planetary Health se encuentran a la vanguardia de esta empresa.
De igual manera, repensar los estrechos vínculos entre especies por medio de los microrganismos que nos habitan trae a colación también pensar qué tipo de relación hemos mantenido hasta ahora con estos. Desde hace muchos años hemos vivido bajo el supuesto o la normalización de eliminar a los microrganismos, de vivir vidas “libres de gérmenes”. Si bien, por un lado, este tipo de postulados se dirigen a la conservación de la salud, a la vez resultan casi utópicos e impiden repensar las posibles relaciones a trazar, incluso con agentes potencialmente patogénicos. Por ejemplo, los avances científicos están encontrando alternativas en alianzas en los viruses para la cura de algunas condiciones médicas.
Aceptarnos múltiples
La invitación está hecha y el mensaje de Ed Yong es claro, no podemos seguir pensándonos más como entes únicos y aislados. Somos múltiples e interdependientes. Los seres más diminutos mantienen una gran influencia sobre nosotros ¿Quién hubiera podido anticipar que un microscópico agente como el virus SARD-CoV-2 podría haber paralizado al mundo? No obstante, las posibilidades que ofrece mirar, verdaderamente, hacia adentro abre nuevos caminos liderados paradójicamente por bacterias, protistas, hongos y viruses.
Fuente: EUFIC
Yo hice mi parte defendiendo las bondades de los virus frente a las bacterias, aprovechando que me has referenciado en el artículo, creo que toca defender a ese grupo de bacterias que suponen una mejora en salud de las personas, ya tocaba hablar de microbiota.
Es un mundo cuanto menos singular y novedoso en la medicina, porque por fin empiezan a surgir términos como disbiosis (desequilibrio en la microbiota), que buscan dar un nuevo enfoque a entidades patológicas que simplemente ni se valoraban antes. Y está muy relacionado también con el uso de antibióticos, solo tenéis que coger el prospecto de cualquier antibiótico y veréis que 2 de sus efectos secundarios son diarrea y estreñimiento, ¿la razón? La ya mencionada disbiosis de la microbiota.
Y curiosamente sobre esto nos dieron contenido en la facultad de medicina, tanto en digestivo, donde se emplea ya como una línea de tratamiento el trasplante de la microbiota fecal para tratar infecciones causadas por Clostridium Difficile, como en infecciosas o inmunología, donde se nos habló de manera más pormenorizada de los datos que englobaban al mundo de la microbiota, tratando temas como el mecanismo obesogénico o proinflamatorio producido por una pérdida del balance microbiota/humano (un efecto proinflamatorio aumenta el riesgo de otras enfermedades, como pueden ser los síndromes metabólicos o incluso el cáncer).
Estamos ante una revolución de conceptos en la medicina, porque en 100 años hemos pasado de matar bacterias a cañonazos a querer seleccionar únicamente que bacterias son las perjudiciales y queremos eliminar. Esto se está consiguiendo mediante el uso de pre y probióticos, una modificación en la dieta, y, poco a poco, con el uso de la fagoterapia. Es una de las vertientes de la medicina personalizada que busca la comunidad científica para poder dar respuesta a los nuevos problemas de salud que hemos ido descubriendo y redefiniendo estos últimos años. Y, como bien mencionas en el artículo, el enfoque One Health es necesario en todos ellos, porque no es solo nuestra microbiota, es todo el microbioma presente desde en lo que comemos hasta en el medio en el que vivimos.
Un artículo que demuestra que a más se estudia sobre salud pública, más piezas forman parte del tablero de la salud pública. Enhorabuena.
Dejo aquí el artículo del mecanismo obesogénico de las bacterias por si os interesa: Silva, Sandra & Santos, Carolina & Bressan, Josefina. (2013). Intestinal microbiota, relevance to obesity and modulation by prebiotics and probiotics. Nutrición hospitalaria. 28. 1039-1048. 10.3305/nh.2013.28.4.6525.
Hola, Karina
¡Me ha encantado tu artículo! Hacía tiempo que no leía sobre la importancia que el microbioma tiene en nuestro cuerpo, sobre cómo influye a tantos niveles en nuestra salud, desde el momento en el que nacemos, hasta que fallecemos. Me ha devuelto la sensación de sentirme como un pequeño universo repleto de vida, en el que los seres que lo habitan se interrelacionan entre sí cumpliendo cada uno su función, la cual beneficia a la vez a dicho «universo». Y me ha hecho pensar en que, como bien dices, estamos desaprovechando una oportunidad maravillosa de mejorar nuestra salud investigando sobre la manera en que los millones de bacterias que nos colonizan nos aportan cosas buenas en una relación de simbiosis que nos exige muy poco…
Del vídeo que anexaste al artículo, me ha sorprendido especialmente el experimento que llevaron a cabo con ratones al exponerlos al microbioma de pacientes con depresión, y que en estos se apreciaran síntomas de ansiedad y otros similares a los de la depresión.
Está claro que sería un campo del saber muy fructífero para la salud de la población, que dichos microorganismos son recursos que no debemos desaprovechar, pues las enfermedades se pueden solucionar o, mejor aún, prevenir sin necesidad de un tratamiento diseñado en un súper laboratorio, sino aprendiendo a cuidar de la microbiota, para que ella nos recompense con una mayor y mejor salud.
Karina! Gracias por hacer tan interesante aporte y sobre todo por escribirlo de una manera tan enriquecedora, ha sido una lectura muy apacible pero a la vez muy absorbente.
Me parece muy acertado tu acercamiento y me has dado mucho por conocer, el microbioma no solo humano podría hacer cambios disruptivos en la salud y en la salud pública sobre todo para la prevención de enfermedades y conservación de la biodiversidad! Sobre todo porque en mi opinion no podrías terminar del entender el miocrobioma humano y su dinámica si no lo consideras en el medio ambiente. Debemos aprovechar las ventajas que suponen el contar con nuevas tecnologías (como en su momento lo fue el microscopio) y así desarrollar una investigación más a fondo sobre las multiples bacterias que están dentro y actúan sobre nuestro cuerpo.
Recientemente estuve leyendo un artículo publicado en la revistad de salud pública de Mexico «perspectivas de salud ambiental» en donde realizaban una exploración del papel de la microbioma intestinal en la salud y la enfermedad, creo que podrías darle un vistazo, te dejo el link https://www.scielosp.org/article/ssm/content/raw/?resource_ssm_path=/media/assets/spm/v55n6/v55n6a18.pdf.
Espero podamos aprovechar al máximo las nuevas investigaciones acerca de este tema ya que parece ser muy amplio y aún desconocido que nos puede ayudar a cumplir con la protección, prevención y promoción de la salud! Nuevamente Felicidades!