Trabajo de manera habitual en un quirófano y después de muchos años de profesión, tengo que reconocer que el quirófano es un lugar hostil para las relaciones personales entre profesionales.

 

Ahora es muy actual, muy “moderno” hablar del trabajo en equipo. Incluso hablar de equipos de alto rendimiento, donde el objetivo común de todos los profesionales de la salud que trabajan alrededor de un paciente, sea esto precisamente, el paciente y no los intereses corporativos, laborales o personales de cada categoría o de cada especialidad. Personalmente sueño con conseguir que todos los profesionales que trabajan en un quirófano cada día tengan un solo objetivo: el paciente. Trabajar coordinados para sacar el mejor resultado. Y me pregunto: ¿Por qué es tan difícil?

 

Desde que tengo uso de razón relacionado con el trabajo en el hospital ha habido, hay y habrá múltiples circunstancias que envuelven el ambiente de trabajo y dificultan enormemente las relaciones profesionales. Hay muchos factores contribuyentes:

 

  • ¿Es siempre el cirujano experto y competente para tomar decisiones?
  • ¿Es la obsesión del anestesiólogo por la seguridad de sus pacientes compatible con el desarrollo de la cirugía?
  • ¿Son las decisiones de un jefe quirúrgico que programa y que quiere sacar rendimiento a un quirófano independientemente de las circunstancias que lo rodean?
  • ¿Se tiene en cuenta que el celador es nuevo o la enfermera es de reciente incorporación en esta disciplina quirúrgica y no sabe antecederse a las necesidades de la cirugía con el tiempo que al cirujano le parece adecuado?
  • ¿Es el anestesiólogo responsable del retraso en el desarrollo del programa quirúrgico cuando se enfrenta a muy distintos pacientes más o menos complejos y esta circunstancia no se tiene en cuanta a la hora de programar?
  • ¿Pueden darse incidencias durante la intervención?

 

Y todo esto, ¿cómo influye en el ambiente de trabajo?

 

Si el equipo de quirófano no ha participado en la toma de decisiones a la hora de organizar la actividad de cada sesión, si no conoce con antelación al paciente, sus circunstancias, a sus familiares… Es más difícil hacer del pensamiento compartido una regla de trabajo para mejorar el trabajo en equipo. ¿Nos ayuda la alta rotación de profesionales? Si no sé su nombre porque es el primer día que trabajo con este nuevo integrante del equipo ¿cómo puedo hacer que nuestros objetivos sean comunes?

 

En sanidad, mejorar el trabajo en equipo es un factor determinante para mejorar los resultados y este aspecto que debería de regir las decisiones sobre la gestión de los profesionales. Debería entenderse como una premisa básica, y desde mi punto de vista, es factible si cada profesional conoce el trabajo del resto del equipo, ejerce la empatía y tiene estructuras sólidas sobre las que soportar sus actuaciones evitando la variabilidad al máximo posible. El respeto, la confianza, el entrenamiento, asumir responsabilidades de forma conjunta, ejercer la visión compartida del trabajo de cada día y poner un poco de emoción cada mañana puede conseguir sentar las bases para entendernos como un todo.

 

Si crees en esto como yo, los abrazos pueden romper barreras y hacen creer que esto es posible. Expertos en gestión de empresas saludables nos dan algunas directrices para que un abrazo cálido en el lugar de trabajo sea emocionalmente edificante.

 

  • Abraza a tu equipo más cercano para resaltar la unión.
  • Resalta momentos especiales.
  • No des abrazos falsos

 

Aunque con abrazos sólo no se consigue, en tu mano está darlos. Con cada abrazo se rompe la barrera, se pone las bases para trabajar con armonía. Pueden ser abrazos físicos o por el contrario abrazos emocionales, alineándote con tu equipo, ejerciendo la empatía como regla básica. Hacen falta muchas más herramientas para alcanzar el objetivo, pero esta está en tu mano.

 

 

9 comentarios

  1. Me ha gustado tu blog María José, me hubiera encantado recibir abrazos, sobre todo emocionales, cuando me he encontrado nueva, sola, pero con la responsabilidad de mi trabajo.Así que, día a día, intento dar abrazos, sobre todo emocionales, pero claro, esa es la apreciación de mi misma… no se que opinarán los demás. Quizás estaría bien preguntarles. Gracias por hacerme pensar.

  2. Me encanta el tema que has planteado, y creo que es fundamental en el curso que estamos desarrollando. De hecho cada vez estoy más convencido de que la gestión de personas se basa fundamentalmente en los vínculos emocionales que se establecen entre ellas, y que la labor de un buen gestor es la de que esos vínculos sean al menos adecuados, que existan y que la relación nunca sea de rechazo, que el ambiente no sea hostil para el trabajo. Sólo con eso se consigue que la gente rinda muy por encima de sus posibilidades y que no repudien su trabajo.

  3. Conozco las situaciones de quirófano pero en «otros animales» y conozco muchas situaciones complicadas con toma de decisiones importantes y decisivas. Particularmente en esas situaciones no he echado de menos un abrazo y si una mejor organización, más profesionalidad de las personas, más responsabilidad, mayor autoridad y respaldo, más formación….y unas cuantas cosas más….eso para mi son los mejores abrazos….
    Un abrazo Mª José!

  4. Enhorabuena Mª José por tu entrada en el blog.
    He trabajado en quirófano y con diferencia es el sitio más complicado para fomentar los valores de trabajo en equipo (aunque parezca mentira) y compañerismo, del mismo modo de que me parece un poco utópica esa idea que propones en el texto de situar al paciente como punto de referencia de la asistencia.
    Me ha encantado la parte donde defines los factores contribuyentes a que el quirófano sea como es, no hay nada más que añadir… YO, YO y después YO.
    Si queremos abrazos, tendremos que ir a otro sitio a buscarlos, eh Angie?…

  5. Muchas gracias María José por tu post. Sabes que son temas fundamentales para la relación en una unidad o servicio el tener en cuenta aspectos como tú planteas, el respeto, la confianza, el entrenamiento, asumir responsabilidades de forma conjunta, ejercer la visión compartida del trabajo de cada día y poner un poco de emoción.

    Las emociones es algo que tenemos que aprender a gestionar. Son fundamentales para conseguir que lo que hace y como lo hace se complemente con cómo lo siente.

  6. Un post que me ha motivado y me ha hecho caer en cuenta las veces que he dado la mano, besos o tocado por encima del hombro hoy a mis compañeros en el trabajo, y he caído en cuenta lo bien que sientan. Hoy ha sido un día duro no sólo por ser lunes, sino por la avería del DIRAYA, y al tocar emocionalmente a los compañeros se ha notado esa calidez que se nos demanda de forma subliminal como jefes. Eso no quita como dice Angie, a que es fundamental una buena organización y entrenamiento profesional.
    Pondré más atención en dar abrazos a los demás.
    Gracias por el post.

  7. Está claro que aquí, el tamaño importa. Mª José, llevas un servicio muy pero que muy grande con una gran variabilidad de profesionales. Por los quirófanos pasan muchas personas y distintas cada día pero sí que es verdad, que la empatía, la educación, la amabilidad, la organización o programación y el cómo nos hayamos levantado ese día, influye en el ambiente laboral. Ahí entra la Gestión de personas y el cómo podemos cada profesional, no sólo directivos, ni cargos intermedios, sino todos, aportar un granito de arena en este tema para formar una montaña.

  8. TENGO que admitir que sería un esfuerzo darnos abrazos entre algunos componentes del equipo de enfermería tanto en «Villa-arriba» como «Villa-abajo». Igualmente TENGO que afirmar que abrazo (y beso) a pacientes con mucha frecuencia, y algunos compañeros me miran con cara de extrañados. Me planteo entonces… si la gestión con el personal y el esfuerzo del día a día para mantener un ritmo de trabajo adecuado permite la «floración» de esos abrazos espontáneos, que reconfortan y convierten ese día en especial. TENGO que darte la razón María José, TENGO que dar más abrazos entre el equipo.

  9. Me ha encantado tu publicación en el Blog María José.
    Dice Eduardo Galeano (y me consta que sabe lo que dice) en su poema EL VIAJE:
    “Oriol Vall, que se ocupa de los recién nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien.
    Otros médicos, que se ocupan de los ya vividos, dicen que los viejos, al fin de sus días, mueren queriendo alzar los brazos.”

    Nunca he trabajo en un quirófano ni en un hospital, pero tengo claro que, en cualquier contexto, sea laboral o no, un abrazo te da confianza y seguridad, y si no lo hace mejorará tu estado de ánimo a buen seguro.

    Como dices, el abrazo es la forma más fácil de demostrar empatía.
    Hay muchos artículos más o menos serios sobre los beneficios de los abrazos, (una vez leí uno sobre si tiene algún significado darlos por la derecha o por la izquierda) y en el contexto de la gestión, tenemos todos muy claro importancia que tiene saber dar “palmaditas en la espalda” y, en linea con lo que dices, yo creo que hay que enfatizar en que sean físicas, de verdad, no metafóricamente hablando. Dar abrazos ya es para nota.

    A pesar de los demostrados beneficios de los abrazos yo tengo la impresión de que, mientras más avanzada es una sociedad, menos abrazos se dan sus integrantes. Y lo pienso porque lo he visto. Nos volvemos respetuosos hasta el paroxismo de la asepsia social, pero esto ya es otro debate.

    Un abrazo.

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