CRÓNICA
Por: José Luis Bimbela Pedrola
Estos días de pandemia, en los que oigo hablar con tanta frecuencia (y con tanto énfasis) de vulnerabilidad, lo he recordado ¿todo? Lo he reflexionado con cierta calma, y he pensado que sí, que vale la pena que lo cuente aquí, en estas crónicas sentimentales del coronavirus, que ya empiezo a amar…
Hace 12 años pensé en suicidarme. Estaba totalmente agotado. Me sentía vacío. Roto. Pese a los éxitos (o quizás por ellos). Los dolores se acumulaban. Físicos (esa espalda), emocionales (ese abandono), sociales (esa soledad) y espirituales (ese sinsentido). Tocado y hundido. Al cabo de un tiempo (lecturas, escrituras y personas sanadoras mediante) decidí no hacerlo. Y, sorprendentemente, verme y reconocerme tan vulnerable me liberó, me dio poderes nuevos y me quitó miedos antiguos. Me ayudó a viajar (y a vivir) más ligero de equipaje. Con más entusiasmo y menos presión. Con más bondad y menos dolor. Con más “comedias” y menos “dramas”. Y me ayudó, también, a comunicarme de una forma más honesta y genuina. Más sencilla y esencial. Más limpia. Con mis alumnos/as y con mis colegas. Con mis jefes y con mis jefas. Con mis familiares y amigos/as. Con mis conciudadanos/as. Y, desde luego, y principalmente, conmigo mismo.
En mis doce últimos años como paciente de (con) dolor crónico he probado un buen número de técnicas, terapias y tratamientos: traumatología, reumatología, fisioterapia, infiltraciones varias, neurocirugía, radiofrecuencia pulsada, transmisión dieléctrica, masaje ayurvédico, digitopuntura, acupuntura, shiatsu, restauración bioenergética, reiki, naturopatía, homeopatía, reflexología, relajación muscular progresiva, meditación, visualización, jin shin jyutsu, rolfing, natación terapéutica, osteopatía, quiropráctica, pilates, chi kung, kundalini yoga, biodanza, tai-chi, anti gimnasia, noesiterapia, fitoterapia, ozonoterapia, higiene postural, hidroterapia, aromaterapia, musicoterapia, cuencos tibetanos, feng shui, dieta anti inflamatoria. Y es que cuando te duele siempre (repito: siempre) vas (casi) donde sea y haces (casi) lo que sea.
Todos/as los/as profesionales que me han atendido en estos doce años tenían inmejorables referencias. Eran realmente muy buenos/as en su especialidad. Y todos/as me atendieron con su mejor intención ¡¡Querían ayudarme!! Y, sin embargo, solamente diez de ellos/as me llegaron al “alma”. Solamente diez (Ángela, Daniel, Simón, Leo, Eduardo, Rafa, Juana, Yolanda, Alicia, Ignacio) consiguieron que yo me entregase sin condiciones, libre y relajado, al tratamiento. ¿Cuál era la variable? ¿Qué había pasado en esas diez ocasiones? Analizando a fondo el tema con algunos/as de ellos/as (ahora ya amigos/as) llegamos a una conclusión fascinante: se habían relacionado conmigo desde su propia vulnerabilidad. Sin egos ni miedos. Sin torres de marfil ni cátedras académicas. Sin corazas. De vulnerable a vulnerable. De humano a humano. Para trabajar juntos, para construir juntos, para sanar juntos. Y se lo agradeceré eternamente.
¿Y qué dicen las artistas sobre el tema?
Poema “Escribir” de Chantal Maillard
“Para que el agua envenenada pueda beberse”.
¡¡Y en la voz de la propia autora!!
https://www.youtube.com/watch?v=Q7CsKn48L4Y
¿Y los artistas?
Canción: “Vulnerables”, de PEDRO PASTOR Y LOS LOCOS DESCALZOS
https://www.youtube.com/watch?v=Y9OS6dKxNPM
(Recomiendo, entusiasmado, todo el CD “Vulnerables”. Es magnífico, en letras y en músicas. En portada y en diseño. Ética y estética sumándose).
Fuente: Amaneciendo en sábado. En “El Blog de Bimbela”
Continuará…
Sencillamente, me declaró tu fan… Que bonito lo cuentas…
Sencillamente gracias.