RECURSOS
Por: Jesús Henares
El rastreo de los contactos que ha tenido un contagiado de coronavirus es básico en la nueva etapa que empieza España. Para evitar que el virus resurja, será necesario saber por dónde ha pasado cada nuevo infectado y de quién ha estado cerca para cortar lo antes posible la cadena de transmisión. Solo así podremos ir recuperando la tan ansiada normalidad, advierten los expertos.
El profesor Trevor Bedford compartió en su cuenta de Twitter (@trvrb) dos imágenes que nos permiten hacernos una idea básica, gráfica y muy didáctica de la importancia de realizar tests a los casos sospechosos, rastrear los contactos y el aislamiento de los casos confirmados para el control de la epidemia y de por qué debemos movernos rápidamente al realizar estas pruebas y rastrear contactos para crear una intervención efectiva. El principal motivo por el cual esto es tan importante es la evidencia que existe de que una parte importante de la transmisión ocurre, aproximadamente, en los 2 días antes del inicio de los síntomas. En el estudio realizado por He et al. se estima que el 44% (IC95% del 25% al 69%) de los eventos de transmisión generalmente ocurren entre 0 y 2 días antes del inicio de los síntomas. Si alguien está infectado, pero aún no tiene síntomas, no hay forma de que sepa que puede ser contagioso y, por lo tanto, no podrá tomar las medidas de aislamiento adecuadas. Identificar y aislar individuos presintomáticos es clave para limitar la transmisión en una intervención de estas características. Y para que esto suceda, se debe pasar muy rápido de la detección de un caso confirmado a la cuarentena de sus contactos.
En la imagen se muestra un escenario promedio en el que Alice se infecta en el día 0, pero no muestra síntomas hasta el día 5, a pesar de ser contagiosa desde el día 3. Esto da como resultado la transmisión a Bob en el día 4 y Bob, a su vez, infecta a Carol en el día 8. Para que la estrategia de rastreo y aislamiento sea realmente efectiva, Bob debe recibir el aviso para ponerse en cuarentena el día 7. El margen temporal es estrecho ya que Alice se tendría que hacer la prueba el día 5 cuando desarrolla los primeros síntomas y sería necesario disponer rápidamente de los resultados y poder informar a Bob a través del sistema de alertas.

Por lo tanto, tenemos una ventana de aproximadamente 48 horas después de que un caso índice desarrolle síntomas para realizarle el test y alertar a los contactos. La ventana temporal es bastante ajustada, pero si se hace a tiempo y se alerta a Bob para ponerse en cuarentena, podemos interrumpir el ciclo de transmisión.

El desafío aquí radica en hacer que alguien con síntomas sea examinado de inmediato, y poder recibir y enviar alertas rápidamente. Por lo tanto, se necesita un gran impulso para aumentar la velocidad y la escala del seguimiento de contactos.
Este rastreo de contactos no es un trabajo que requiera gran especialización, pero exige coordinación y una dotación de agentes de salud que España no parece tener. En condiciones normales la tarea correspondería a los servicios de salud pública de las comunidades que, coordinadas con el Centro Nacional de Epidemiología, forman la red de vigilancia epidemiológica. Pero esos servicios apenas suman 500 profesionales activos y se estima que España necesitaría que fuesen varios miles, si tenemos en cuenta que países como Escocia, con una población de 5,5 millones de habitantes, han estimado esta cifra en 2000 profesionales.
La pregunta es evidente: ¿cuál es el plan para la relajación del confinamiento? La respuesta dependerá de cada comunidad autónoma y las directrices y recomendaciones del Ministerio de Sanidad en este aspecto no han sido concretadas en cifras.
En Andalucía, según datos de la Consejería de Sanidad publicados en El Mundo, alrededor de 450 profesionales trabajan diariamente en la monitorización después de haberse incorporado personas voluntarias para este propósito.
Parece sensato pensar que una respuesta interniveles y coordinada entre Atención Primaria, Epidemiología y Medicina Preventiva con los servicios de Salud Pública y el Centro Nacional de Epidemiología sería la estrategia que mejores resultados podría ofrecer. Pero para ello es necesario contar con el personal, la formación, y los recursos materiales y tecnológicos necesarios para evitar sobrecargar más los dispositivos existentes.
Garantizar esto último es de especial relevancia para no confundir el diagnóstico de la epidemia (tests) con su tratamiento (seguimiento de casos, rastreo de contactos, medidas de aislamiento). El segundo sin el primero conduce a medidas de distanciamiento social amplio y confinamiento tal y como lo hemos conocido; el primero sin el segundo es inútil.