RESEÑA
Por: Jesús Henares Montiel

El personal sanitario siempre está en la primera línea de cualquier epidemia y pone en riesgo su salud con el fin de preservar la del resto de la población. Durante un brote de cualquier enfermedad infecciosa todos los trabajadores sanitarios están expuestos a algún riesgo de contagio y, además, estas personas se encuentran sometidas a un gran estrés no solo durante la epidemia, sino que también pueden sufrir consecuencias psicológicas a largo plazo (1), lo cual se puso de manifiesto durante el brote de SARS de 2003, posteriormente con el brote de virus Ébola de 2014 y actualmente con el brote de SARS-CoV 2.
Este riesgo adquiere otra dimensión en un brote de enfermedad altamente contagiosa y letal, como fue la de ébola en África occidental en 2014. El personal sanitario generalmente está bien informado sobre los riesgos de tales enfermedades, pero sus familiares, vecinos, amigos o colegas pueden presentar actitudes de rechazo ante el riesgo de que el personal pueda transmitir la infección a las personas de su alrededor (2). Sin embargo, la investigación sobre esta estigmatización es escasa.
Como he comentado antes, además del alto riesgo de infección, el personal sanitario tiene un elevado riesgo de desarrollar síntomas de salud mental. En un estudio reciente sobre profesionales de la salud que habían tratado a pacientes con COVID-19 en China (3), los resultados de la encuesta revelaron una alta prevalencia de síntomas de depresión, ansiedad, insomnio y angustia; y trabajar en la primera línea de actuación fue un factor de riesgo independiente para presentar peores resultados en todas las dimensiones que se han mencionado.
Por otro lado, aunque las medidas de cuarentena y distanciamiento social tienen un impacto en cualquier tipo de población, este impacto es aún mayor en los profesionales de la salud. En una reciente revisión publicada en The Lancet (4), se ha puesto de manifiesto que el personal sanitario en cuarentena presentó mayor tendencia al consumo y abuso de alcohol, mayor tendencia a desarrollar actitudes evitativas con los pacientes, mayor absentismo laboral, síntomas más severos de estrés post-traumático, mayor sentimiento de estigmatización, mayor presencia de sentimientos negativos como miedo, rabia, frustración, culpa, soledad y falta de ayuda. Además, varios miembros del personal sanitario que habían estado en cuarentena refirieron que su familia percibía su trabajo como demasiado peligroso, creando situaciones de tensión en el hogar.
Por estas razones, deberíamos considerar que los profesionales de la salud que trabajan en primera línea o se encuentran en cuarentena o aislados durante una epidemia son una población vulnerable que requiere especial atención. Algunas recomendaciones a tener en cuenta para garantizar y mejorar el cuidado a quienes nos cuidan serían:
❏ Profundizar en la investigación sobre cómo afectan los procesos de cuarentena al personal sanitario, ya que se trata de personas expuestas a un alto riesgo de contagio y con mayor vulnerabilidad psicológica como se ha expuesto anteriormente.
❏ Facilitar al personal sanitario el desempeño de sus tareas en condiciones óptimas de recursos tanto humanos como materiales que garanticen la seguridad en el puesto de trabajo, de forma que se eviten contagios y contribuya de forma positiva a la salud mental del personal.
❏ Poner a disposición de los profesionales los recursos de atención psicológica y salud mental necesarios para atender las posibles demandas derivadas de la pandemia y la cuarentena, así como para cubrir las necesidades de apoyo a estos profesionales en la atención a pacientes que pueden presentar cuadros de depresión y ansiedad derivados del miedo al contagio o de los efectos de la duración de la cuarentena o aislamiento.
Gracias por vuestro esfuerzo. Gracias por vuestro compromiso. Gracias por vuestra solidaridad. Gracias por cuidarnos. #YoMeQuedoEnCasa
(1) https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/070674370905400504
(2) https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1403494817753450
(3) https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2763229
(4) https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30460-8/fulltext
Autor de Foto del post: Chris Ware. Portada de “The New Yorker” de abril de 2020. Puedes consultar la historia que hay detrás de la portada en la siguiente dirección: https://www.newyorker.com/culture/cover-story/cover-story-2020-04-06
El desafío del personal de salud: Las tres “P”
En la atención a la pandemia por COVID-19, el personal de salud enfrenta muchos retos, de entre los cuales, identificamos tres como prioritarios: pandemónium, derivado de la celeridad del avance de la pandemia y del caos inicial para responder a la emergencia; la precariedad del sistema de salud para responder a un problema de salud pública de gran magnitud, y la paranoia derivada de la respuesta social del temor ante lo desconocido.
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