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Policonsumo de Drogas: Revisión del uso conjunto de heroína y cocaína
Addiction 2003, 98(1), 7-22.
Leri, F., Bruneau, J., & Stewart, J.
Center for Studies in Behavioural Neurobiology, Concordia University, Montreal, Canada.
Resumen:
En este artículo, los autores analizan la evidencia clínica con relación al uso conjunto de opioides y cocaína. El uso de cocaína por parte de las personas dependientes a los opioides incluidos los pacientes en mantenimiento con metadona o buprenorfina, es muy frecuente y tiene consecuencias negativas en la salud, en el ajuste social y en los resultados de los tratamientos de la adicción.
La administración de dichas substancias puede hacerse simultáneamente y/o por separado. Es decir, la cocaína se mezcla con la heroína, o bien se administra la cocaína inmediatamente antes o después de la heroína.
El consumo elevado de cocaína predice resultados pobres en el tratamiento de la dependencia a opioides. En general, lo pacientes en mantenimiento con metadona reducen el consumo de heroína, siendo que el consumo de cocaína persiste en la mayoría de los casos, independientemente de la dosis de aquella. Por otro lado, los pacientes dependientes a los opioides que consumen cocaína, en comparación con quienes no la consumen, padecen cuadros de comorbilidad psicopatológica más severos, tienen tasas de abandono del tratamiento mayores, y más recaídas. Así, dado que el uso de cocaína por personas dependientes de los opioides es un fenómeno importante y con consecuencias negativas para el usuario y la sociedad, es relevante identificar los patrones de consumo de opioides y cocaína, así como entender los mecanismos neurobiológicos que los sustentan.
Si bien los modos de acción farmacológicos de los opiodes y la cocaína son diferentes, ambos actúan como potentes motivadores de las conductas del apetito, es decir, los comportamientos orientados a conseguir dichas substancias. La heroína y la cocaína pueden tener efectos en múltiples sistemas neuroquímicos, no obstante, al considerar tales efectos en las personas es menester tener en cuenta varios factores, entre ellos la duración de la exposición a la droga, si la persona utiliza actualmente heroína o está en tratamientos de mantenimiento con otros opioides, si el paciente está pasando por un período de abstinencia aguda o bajo una crónica y prolongada abstinencia.
La complejidad de las posibles interacciones neurobiológicas de la heroína y la cocaína no permite elaborar una explicación farmacológica para el uso de cocaína por personas dependientes a los opioides. Por ende, el estudio de los patrones del consumo conjunto de estas drogas puede proveer información relevante.
Los patrones de uso conjunto de heroína y cocaína identificados son básicamente dos, no excluyentes: administración simultánea y secuencial de dichas substancias respectivamente. La administración simultánea podría deberse a que la combinación de ambas substancias produce: a) un efecto subjetivo único, preferible a la administración de cada una por separado; b) un efecto positivo mejor que el que brinda cada droga por separado; y c) un efecto específico a modo de automedicación. En cuanto al segundo patrón de consumo, secuencial, podría deberse a: a) una droga potencia el efecto deseado de la otra; o b) una droga reduce los efectos no deseados de la otra.
Los estudios indican que la administración simultánea de heroína y cocaína no conlleva un conjunto de sensación novedosas, sino que produce simultáneamente los típicos efectos de una y otra. Por otro lado, no existen evidencias directas que indiquen que esta forma de administración produce más refuerzo que cada una por separado, aunque este efecto se produciría cuando se mezclan bajas dosis de heroína y cocaína. Por último, algunas personas combinan las drogas como una forma de medicarse por sus características personales o estados de ánimo. Además, suele utilizarse a fin de reducir la dependencia física, reduciendo la cantidad de opioides que se consume en cada dosis bajo el supuesto de que se toma menos heroína si ésta está combinada.
Con relación al uso secuencial de heroína y cocaína, si bien existe cierta evidencia con respecto a que los efectos de la cocaína son mayores en las personas que consumen opiodes, mayor es la evidencia que sugiere lo contrario. Es muy probable que la dosis de opiodes que se consuma sea un factor crítico que module la respuesta a la cocaína. Sí encontramos estudios que brinden evidencias de que la cocaína puede mermar la intensidad de los síntomas de la abstinencia por opioides, donde por ejemplo, en heroinómanos, el uso de altas dosis de cocaína reduce los síntomas de abstinencia inducidos por la naloxona.
Los autores concluyen remarcando el importante número de usuarios de heroína, o que están en programas de mantenimiento con opiodes, que consumen conjuntamente cocaína, con el detrimento físico, mental y social que ello conlleva. No obstante, los patrones y las razones del consumo de cocaína por estas personas no están esclarecidos. Más aún, poco se conoce sobre la interrelación entre los factores farmacológicos y los sociales en la inducción y mantenimiento de el uso conjunto de estas drogas. Por ello se hace necesario llevar a cabo estudios sistemáticos a fin de avanzar en el entendimiento de dicho fenómeno.
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