Andalucía pone el foco en la Insuficiencia Cardiaca en una actividad formativa organizada por la Escuela Andaluza de Salud Pública

La agenda de trabajo ha reunido a profesionales del Servicio Andaluz de Salud (SAS) relacionados con la atención a la Insuficiencia Cardiaca, y en él se aborda tanto su epidemiología, como las consecuencias del empeoramiento de la IC, y el tratamiento. El curso, que se inicia esta semana y finaliza el 21 de abril, se realiza con una metodología eminentemente práctica, donde las exposiciones teóricas se apoyan en el análisis de los casos clínicos.

Bárbara Marmesat, del servicio de Promoción del Uso Racional del Medicamento del SAS explicó en su intervención que “El consenso, basado en la evidencia científica, y la formación, van a facilitar la toma de decisiones y un adecuado abordaje terapéutico de la Insuficiencia Cardíaca, y constituyen la clave para garantizar el Uso Racional del Medicamento”

María Teresa Nieto coordinadora del CADIME en la Escuela Andaluza de Salud Pública, expuso durante la bienvenida a los participantes, que “En estos años se han incorporado numerosos tratamientos para la insuficiencia cardiaca, que hacen replantearse cuándo, cómo y en qué pacientes instaurarlos”

Nieto puntualizó que “no existe peor medicamento ni más caro que el que no se utiliza de forma adecuada, por eso es necesario elaborar un nuevo algoritmo que establezca las líneas de tratamiento más eficaces planteándose dónde incorporar los nuevos fármacos y qué hay que tener en cuenta en términos de eficacia y seguridad”

El doctor Alejandro Recio-Mayoral, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca Especializada del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla afirmó durante su intervención que “El empeoramiento de la IC, a menudo infradiagnosticado, impacta en la calidad de vida del paciente y cuidadores, así como en los sistemas de salud por la carga sustancial que supone. El principal objetivo del manejo del empeoramiento debe ser mantener al paciente fuera del hospital, fomentando la educación en autocuidados y mediante la detección temprana y atención ambulatoria, lo que repercutirá en la mejora de resultados y costes asociados. La descompensación debe ser vista como una ventana de oportunidad para prevenir hospitalizaciones e implementación del tratamiento”.

El curso, que ha contado con la asistencia de más de una veintena de profesionales de cardiología, medicina interna, medicina de familia y de urgencias de los hospitales públicos de Andalucía, tiene como objetivo conocer la importancia del abordaje del empeoramiento de la IC, así como mejorar la identificación y registro de estos casos e impulsar una atención integral y adecuada a esta patología.

“Durante la primera sesión se ha puesto de manifiesto la importancia de las unidades de IC y del papel que juegan en el control de las descompensaciones, conduciendo a un mejor pronóstico y a la reducción de ingresos hospitalarios y de costes asociados. Es necesario contar con personal especializado y dedicado, destacando el relevante papel de la enfermería especializada en IC como pieza clave en la atención centrada en la persona y cerrar la brecha ambulatorio-hospitalaria”, ha concluido el doctor Recio-Mayoral.

La Insuficiencia Cardiaca, en aumento

La insuficiencia cardiaca es un reto creciente para el sistema sanitario debido al envejecimiento poblacional y al aumento de factores de riesgo cardiovascular, entre otras causas. Sólo en Andalucía, se calcula que 140.000 pacientes sufren Insuficiencia Cardiaca.

Esta enfermedad es la primera causa de hospitalización en pacientes mayores de 65 años y supone un 3% de todos los ingresos hospitalarios. Además, el empeoramiento de la IC está detrás de los 80% de hospitalizaciones por esta enfermedad. Se estima que 1 de casa 6 pacientes con IC sufrirán un episodio de descompensación en los primeros 18 meses tras el diagnóstico.

Todo ello genera una elevada carga para pacientes, cuidadores y el sistema sanitario. Se calcula que entre un 1,5% y un 2% del presupuesto sanitario se destina al tratamiento de la IC, mientras que la tasa de mortalidad un año después de un episodio de empeoramiento se sitúa en el 15,8%.