Esta diferencia, sin embargo, se explica más por las políticas de los gobiernos estadounidenses en las últimas décadas que por la resistencia de Europa a pagar por la innovación, según Jaime Espín, de la Escuela Andaluza de Salud Pública y exasesor del Banco Mundial y la Comisión Europea.
Publicado en: El País (y edición impresa)


