La creciente contaminación en Granada, un problema directamente vinculado al aumento de la temperatura, es una preocupación que va en aumento entre la población. La boina de partículas en suspensión se ha convertido en parte del paisaje de la capital a causa de la propia orografía de la zona, de la nefasta planificación urbanística y de la movilidad y de la quema de desechos agrícolas, como apuntó recientemente a este periódico Antonio Daponte, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y director del Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía.
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