La pandemia actual, a causa del SARS-CoV-2, ha evidenciado las áreas de oportunidad que existen en la promoción de la salud en determinados colectivos, y de ellos me centro en uno crítico por su vulnerabilidad. Se trata de los ancianos institucionalizados. La humanización en la atención de éste colectivo tan frágil, debe concienciarnos de la importancia de su salud emocional ante las limitaciones en recibir las visitas de sus familiares y amigos por las actuales medidas de seguridad establecidas en estos centros.
Los profesionales de la salud debemos asumir que atender las necesidades de estas personas mayores en las actuales circunstancias no sólo es cuidar de sus necesidades biológicas sino también las afectivas mejorando los aspectos emocionales, sociales, culturales y éticos de las relaciones personales que se establecen en toda práctica asistencial. Por ello se deberían potenciar desde el Sistema Público de Salud el desarrollo de «planes de humanización» que apoyaran a las desarrolladas por el propio centro sociosanitario, así como mejorarlas en cualquier atención sanitaria establecida (visita cínica, atención de urgencias, hospitalización…), para así paliar los efectos negativos que el aislamiento puede generar en la capacidad física, cognitiva y emocional de las personas institucionalizadas.
Constituye una realidad que el estado de salud de los ancianos institucionalizados está condicionado por elementos relacionados con el entorno físico como es el lugar donde residen (fuera del ámbito familiar), características del centro (luminosidad, jardines, gimnasio, habitaciones compartidas, dotación adecuada de personal..), el nivel educativo de la persona (que le permita una mejor compresión de la situación pandémica, acceder a tareas lúdicas como la lectura…), el nivel adquisitivo propio o de sus familiares que condicionan las características del centro residencial, su apoyo sociofamiliar ( existencia de pareja, hijos…). Todo ello permitirá mantener unos u otros estilos de vida (higiénicos , alimentarios-nutricionales, ejercicio físico,…), de bienestar físico y psíquico condicionando su nivel de salud.
Estos planes incluirán actividades para potenciar las relaciones sociales entre los residentes, un plan de ejercicio físico y mental, medidas de apoyo psicológico, mantenimiento y recuperación de su identidad biográfica, contacto diario de las relaciones de los residentes con sus familiares haciendo uso de las nuevas tecnologí
as (potenciando las videollamadas), para permitir la comunicación oral y visual entre usuario y familia y periódicamente con los miembros de su equipo de Atención Primaria (médico-enfermero).
Estos “planes de humanización”, permiten una actividad de promoción de salud en cuanto permite:
- Actuar sobre el anciano en su conjunto en el contexto de su actividad diaria y no centrada en el riesgo de enfermar.
- Influir en los determinantes de salud (mejor alimentación, mejor estado cognitivo y anímico que le permita participar en su planificación diaria de actividades, capacidad física, de socialización,….)
- Desarrollar diversos métodos y planteamientos complementarios (comunicación y relación entre los internos, mejorar el ambiente de la residencia, participar en actividades grupales…).
- Orientarse a conseguir una participación concreta y específica de ésta población para la consecución de su salud.

Foto: dependent-826332_1280
Las prácticas en mejora de la calidad de estos “planes de humanización” quedarían establecidos en cuanto a:
- Dimensión relacionada con los valores propuestos (coherencia con una realidad, solidaridad, sensibilidad hacia este colectivo, nivel compromiso, deber de cuidar, valores, autenticidad).
- Dimensión de proceso (flexibilidad en las medidas, adaptación a situaciones, equilibrio con la actividad habitual de la residencia, continuidad o normalización, coordinación con los diferentes agentes, periodos en estancias comunes, evaluación de satisfacción, meta/objetivo en el ánimo grupal, creatividad en las actuaciones).
- Dimensión relacionada con los agentes (personal participante, intercambio de experiencias, horizontalidad, implicación de los profesionales, motivación del equipo, interprofesionalidad).
- Dimensión relacionada con resultados (mantener o mejorar capacidades cognitivas y físicas, bienestar emocional del anciano, satisfacción profesional).
Francisco M. López
Médico de Familia