La sociedad va evolucionando, cambiando, aspectos o usos se van quedando obsoletos y otros nuevos entran en escena. Seguro que serías capaz de decir cuáles son las nuevas adicciones de nuestra era. Inténtelo.
A poco que miremos a nuestro alrededor nos encontramos a niñ@s y adult@s pegad@s a un video juego, a un móvil con el que están jugando o interactuando en la red, a un televisor en el que realizan la misma actividad… Sí, esto también pueden ser nuevas adicciones, sustancias recreativas, aunque cuando hablamos de sustancias recreativas sea más fácil pensar en marihuana, cocaína, heroína… Si hablamos de nuevas adicciones podríamos pensar con más facilidad en las drogas de diseño (tan en auge actualmente), anabólicos, etc. Pero si nos centramos en la definición de sustancias recreativas podríamos decir que son sustancias que se ingieren (yo añadiría “o usan”) con el solo propósito de experimentar sensaciones deseadas. Además se hace necesario diferenciar entre legales e ilegales, dentro de las primeras hay un gran abanico que no podemos pasar por alto, alcohol, tabaco, bebidas energéticas, teléfono móvil, juegos… En el fondo todas tienen la capacidad de generar adicción y muchas de perjudicar severamente a las personas que abusan de ellas.
Todos estos cambios suponen un gran reto para la promoción de la salud y teniendo en cuenta lo expuesto, el planteamiento de la estrategia debería ser integral, universal, es decir dirigido a toda la población de nuestra área de actuación. Aunque también podría haber actuaciones selectivas, dirigidas a los grupos que se consideran más vulnerables, o indicadas, para grupos ya consumidores.
El impacto del consumo de una sustancia depende del consumo medio y esto está relacionado con aspectos individuales (incluido genéticos) y ambientales.
Para empezar debemos tener presente la evidencia científica, es decir experiencias preventivas que hayan demostrado su eficacia en contextos similares a través de una evaluación adecuada (cualitativa-cuantitativa), aunque hay que tener presente que esto no es garantía de éxito.
Otro factor muy importante es la implementación, la puesta en marcha del programa es fundamental y debe tener en cuenta todos los aspectos que se detallarán a continuación.
Es imprescindible contar con un análisis previo del contexto, el área de actuación deberá haber estado sometida a estudio, habiendo enumerado los factores de riesgo y los factores de protección con los que podemos trabajar.
Será fundamental contar con personal cualificado para desarrollar la intervención. Una opción es la de formar previamente a las personas participantes. De esta forma contribuiremos a que se conviertan en referentes para la comunidad, serán agentes a los que se podrá recurrir en caso de duda o problemas relacionados con los temas que se trabajan. Si de esta formación surge un grupo de profesionales que se retroalimenten, compartiendo experiencias, información, dudas… la experiencia será mucho más enriquecedora.
Otro factor que considero importantísimo y que estoy segura de su importancia porque yo misma lo he sufrido es el hecho de que no se le dé continuidad a los proyectos. Esto supone una pérdida de contactos, trabajo realizado, referentes, imposibilidad de evaluar ciertos aspectos… La Administración está muy alejada de esta realidad y hay veces en las que se desarrolla un proyecto durante 6 meses y luego no se vuelve a reanudar hasta el año próximo en el mejor de los casos. Esto hace muy difícil la eficacia de las actuaciones, por lo que la evaluación también se ve sesgada.
Los programas de prevención deben tener presentes el consumo de todas las sustancias consideradas drogas, al objeto de dejar patente ciertos aspectos y conceptos que contribuyan a la formación e información de la comunidad, deben ser conscientes de lo que son adicciones y lo que suponen.
Como objetivos se podría plantear:
- Conseguir retrasar la edad de inicio de sustancias adictivas.
- Formar a l@s profesionales implicad@s en el proyecto.
- Modificar las medidas legales reforzándolas de forma que ayuden en la lucha contra las ilegalidades relacionadas con las adicciones.
- Hacer cumplir las medidas legales aplicables al respecto.
- Aumentar la financiación para los proyectos de prevención, de forma que la ejecución tenga continuidad.
- Conseguir la disminución del consumo de las personas que tengan adicciones.
- Contar con la implicación de toda la comunidad para el desarrollo del proyecto, asociaciones, personal político, colegios, centros sanitarios, centros de profesorado…
- Concienciar a la población de lo que son adicciones, qué suponen y capacitar para la toma de decisiones.
- Proporcionar herramientas a la población para poder decidir con la información necesaria sobre lo que quieren hacer con respecto a las drogas.
- Fomentar hábitos de vida saludable, que supongan alternativas, para la población.
- Contribuir al empoderamiento y a la apreciación por parte de la sociedad de las personas que no consumen, especialmente de la juventud.
- Transmitir a la población la diferencia entre uso y abuso, conceptos muy necesarios para algunos tipos de drogas.
Algunas de las actividades que podrían ayudar a la consecución de estos objetivos podrían ser: Intervenciones en los centros educativos; intervenciones en las asociaciones de distinta índole; actuaciones dirigidas a las familias, es fundamental contar con la implicación de éstas y contribuir a su formación; establecimiento de puntos de información en colegios, ayuntamientos, centros comerciales, centros laborales, centros de salud, asociaciones… (éstos puntos informarían sobre distintos aspectos por ejemplo a la hora de comprar un videojuego, sobre cuando se considera adicción el uso de alguna sustancia…); formación a los distintos profesionales; actuaciones destinadas a formar a la población y especialmente a la juventud en habilidades para la vida, no podemos aislar de los riesgos, tenemos q mostrar la forma de salvarlos o afrontarlos, para ello es muy importante trabajar la resolución de conflictos, tener asertividad, empatía, información sobre adicciones, capacidad para las relaciones sociales y para la toma de decisiones entre otras cosas.
Concluyendo es necesario implantar programas basados en la evidencia científica que cuenten con continuidad en el tiempo y sean evaluados de forma continua y rigurosa. Así mismo, es fundamental contar con la implicación política y de la comunidad en general para alcanzar los objetivos. En cuanto a las familias deben estar concienciadas, formadas, implicadas y dispuestas a establecer límites en la educación de sus hijos e hijas. Sólo con estas fuerzas se podrá contribuir a acabar con estereotipos que mitifican algunos consumos y a la disminución de las adicciones.