La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a finales de 2015 a la carne procesada como cancerígena (al mismo nivel que el tabaco) y a la carne roja como probablemente cancerígena, indicando que comer una porción de 50 gramos de carne procesada diariamente incrementa las posibilidades de padecer un cáncer colorrectal en un 18%. Esta asociación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y el desarrollo de cáncer de colon-recto ya se conocía, pero el hecho de que la OMS clasificara a estos alimentos como causantes de cáncer (cancerígenos), generó una gran alarma en la ciudadanía, profesionales, medios de comunicación, industria cárnica, … Pero ¿qué hay de mito o de verdad en todo esto?
Lo que sí está claro es que el cáncer de colon-recto es un problema importante de salud pública. Según REDECAN, es el 2º cáncer más frecuente en hombres (tras el de próstata) y en mujeres (tras el de mama) en España. Representa el 22% del total del cáncer en hombres y mujeres. Además, su incidencia (casos nuevos) está aumentando, no solo por el envejecimiento de la población, sino también por cambios en los estilos de vida, otros determinantes sociales,…
Entendiendo la diferencia entre carnes rojas y carnes procesadas. Las carnes rojas son la carne muscular de mamíferos, como la carne de vaca, ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra, mientras que la carne procesada’ se refiere a la carne que ha sido transformada mediante salazón, curado, fermentación, ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación (embutidos, salchichas tipo Frankfurt, jamón, carne en conserva, ….)
¿Las carnes son los únicos factores de riesgo del cáncer de colon-recto?
No, el cáncer colorrectal es una enfermedad multifactorial, producida por muchas causas. Un 5-10% se debe a causas genéticas, mientras que 90-95% se debe a causas ambientales, entre los que la dieta juega un papel importante. Muchos de estos factores de riesgo ambientales son modificables, y por ello es importante conocerlos para evitarlos y disminuir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer. Hoy sabemos que hay estilos de vida que claramente aumentan el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal (carnes rojas y procesadas, obesidad y consumo elevado de alcohol) y otros que lo disminuyen (actividad física, alimentos ricos en fibra, cereales integrados). Es inapropiado atribuir a un único factor un mayor riesgo de cáncer.
¿Las carnes son solo malas para el cáncer de colon-recto? ¿Son malas para otros cánceres?
No, el consumo de carnes no es malo. Lo que es malo es el consumo excesivo. Las carnes rojas tienen un aporte energético y nutricional, al ser fuente de proteínas, vitaminas, minerales y micronutrientes, esenciales para el crecimiento y el desarrollo humano. Se sabe que el consumo excesivo de carnes rojas y carnes procesadas conlleva un aumento del riesgo de cáncer colorrectal y de otros cánceres como el de estómago (para las carnes procesadas) o el de páncreas y próstata (para las carnes rojas).
¿Deberíamos dejar de comer carnes rojas y procesadas para prevenir el cáncer de colon-recto?
No. Desde el punto de vista de la salud pública, las recomendaciones para la prevención primaria del cáncer de colon-recto no son que hay que dejar de consumir carne, sino que hay que limitar su consumo. El consumo excesivo de carnes rojas y carnes procesadas conlleva un aumento del riesgo de cáncer colorrectal y de otros cánceres como el de estómago (para las carnes procesadas) o el de páncreas y próstata (para las carnes rojas).
Sabemos que cambiar los estilos de vida de una persona es una tarea difícil, pero, por otro lado, no podemos olvidar que la información es salud y que más de 40% de los casos de cáncer se pueden prevenir si adoptamos estilos de vida saludables (dieta saludable, ejercicio físico, peso normal, no consumir tabaco ni alcohol).
¿Y sabéis qué está pasando actualmente con la carne de los Kebab? Pues, que los kebabs podrían tener las horas contadas.
Parece que la UE podría prohibir próximamente el kebab por la presencia de aditivos de fosfatos (para mantener la carne sabrosa y jugosa) y sus posibles riesgos para la salud. ¿Será verdad?