Abordar la problemática del alcohol y otras drogas en el ámbito laboral exige un cierto grado de osadía y atrevimiento. No es un tema fácil.
A la dificultad de su abordaje se suma la escasa receptividad de los empresarios por esta problemática, que está presente en las empresas más de lo que nos podemos imaginar.
Esto se une al recelo a intervenir por miedo a conculcar derechos y garantías de respeto a la intimidad y confidencialidad de datos relativos a la salud individual de las personas. ¿Hasta dónde se puede llegar en el conocimiento de la realidad del problema sin penetrar en la esfera de lo personal? La falta de una respuesta clara a esta pregunta se ha convertido, en muchas ocasiones, en el elemento inmovilizador para las empresas.
El entorno social tampoco nos lo pone fácil: el consumo de alcohol, especialmente, tiene una amplia aceptación social y un fuerte arraigo en nuestra cultura y tradiciones.
Somos conscientes de las graves consecuencias personales, familiares y sociales, y por extensión también laborales, que el consumo excesivo de alcohol y/u otras drogas nos ocasiona. Su impacto en el entorno laboral es muy relevante.
El consumo de alcohol y otras drogas constituye un problema que puede afectar a las distintas actividades y procesos que constituyen todo trabajo; y en sentido inverso, determinadas condiciones o medio ambiente de trabajo poco saludables pueden afectar (generando, manteniendo y/o potenciando) el consumo abusivo de estas sustancias. El abuso de estas sustancias es, por tanto, causa y efecto.
Por todo esto el ámbito laboral es un lugar muy adecuado para desarrollar:
- acciones encaminadas a promover hábitos saludables,
- conductas de consumo responsable y
- medios de apoyo adecuados en aquellos casos en los que el consumo se convierte en un problema que perjudique la salud de los trabajadores.
Se ha de conseguir un modelo de actuación en relación con los consumos de alcohol y otras drogas, sencillo y fácil de implantar, a pesar de que ello suponga cierta pérdida de rigor técnico-sanitario.
Si con ello logramos disminuir la incidencia de estos problemas entre los trabajadores y mejorar la calidad de vida de la población afectada por un consumo abusivo de alcohol y otras drogas, contribuiremos a que las empresas fomenten su responsabilidad social.
La legislación sobre materia laboral en España surge dentro del marco de la Constitución Española, que indica el deber de los poderes públicos de velar por la seguridad e higiene en el trabajo (Art. 40), y el derecho a disfrutar de un medio ambiente laboral adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo (Art. 45). Estos deberes y derechos plantean la necesidad de desarrollar políticas de promoción de la salud en el trabajo.
La gravedad de los consumos de alcohol y/u otras drogas en el medio laboral ha sido reconocida desde hace tiempo por la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que considera que el consumo de alcohol y de drogas es un problema que concierne a un número elevado de trabajadores y que no sólo afecta al consumidor, sino también al ambiente laboral y a la eficacia de la empresa.
La aprobación de la Ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) supone un cambio en las pautas de actuación de las empresas, con el fin de establecer una mejora de las condiciones de trabajo.
Para poder alcanzar los objetivos pretendidos, la mencionada ley plantea la necesidad de que el empresario, como máximo garante de la seguridad y salud de los trabajadores, deba realizar unas actividades en estas facetas a través de un modelo activo de promoción de la salud.
VISIBILIDAD.
LA PERCEPCIÓN DEL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS EN EL ÁMBITO LABORAL
El fenómeno del consumo excesivo de alcohol y de otras drogas en el ámbito laboral no resulta muy visible para los trabajadores y empleadores.
Según la encuesta 2013-2014 sobre “Consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral en España” (Observatorio Español de la droga y las Toxicomanías) www.pnsd.msssi.gob.es/noticiasEventos/dossier/pdf/EncuestaLaboral2013.pdf el 78,7% de la población laboral niega conocer o haber conocido en su último trabajo algún compañero que consumiese alcohol u otras drogas en exceso, el 18,7% dijo conocer alguno y el 2,6% afirmó conocer a bastantes. En 2007, los porcentajes fueron 75,8%, 20,8% y 3,4% respectivamente. Por tanto, se observa un ligero descenso en el porcentaje de población laboral que conoce en su trabajo a alguien que consume en exceso alcohol u otras drogas (24% en 2007 y 21% en 2013).
Sin embargo, en cuanto a la percepción sobre la importancia del problema: en 2013, 9 de cada 10 trabajadores opinan que el consumo de alcohol u otras drogas en el medio laboral es un problema bastante o muy importante. Valor similar en 2007.
Las prevalencias de consumo de drogas en la población laboral son similares a las encontradas en la población general. En ambas poblaciones las sustancias psicoactivas más consumidas son las legales, en primer lugar el alcohol seguido del tabaco, y la droga ilegal con mayor prevalencia de consumo es el cannabis seguido de la cocaína en polvo.
RAZONES PARA INTERVENIR EN LA EMPRESA
- La empresa está obligada por Ley a velar por la salud de los trabajadores.
- La empresa dispone de una población relativamente homogénea.
- La continuidad de las intervenciones puede estar más asegurada en el tiempo, factor esencial para poder evaluar los logros de cualquier programa de promoción de la salud.
- Se dispone de recursos humanos altamente cualificados (servicios médicos, psicológicos y sociales), y de estructuras organizativas (Comités, Servicios prevención, delegados prevención).
- El centro de trabajo constituye un espacio idóneo para la detección precoz de los problemas provocados por el uso y abuso de estas sustancias.
- Los programas son rentables, tanto económica como socialmente.
- Actúa como coadyuvante en la motivación para el abandono de los consumos abusivos ante la posibilidad de pérdida del trabajo.
- Facilita un entorno propicio (ambiente normalizado, apoyo de compañeros, etc.)
- La empresa potencia su responsabilidad social corporativa.
EXCUSAS PARA NO ACTUAR
- “Aquí no hay problema”
- “No es una prioridad”
- “Daría mala imagen”
- “Sería una inversión difícil de justificar”.
Los programas encaminados a mejorar la situación de los trabajadores en relación con el consumo de alcohol y otras drogas deben promover cambios de estilos de vida e incluso de cultura de la salud dentro de la empresa.
El objetivo que pretendemos es fortalecer la capacidad de las personas para hacer un uso prudente y adecuado del alcohol, de manera que se minimicen sus efectos negativos
- Disminuir el consumo de alcohol y otras drogas . Debido al fuerte arraigo cultural del alcohol , este objetivo puede ser objeto de rechazo por un importante porcentaje de los trabajadores. Conscientes de esta situación, las acciones de promoción de la salud asociados a su consumo deben ser claras, sencillas y continuadas.
Reducir los daños asociados al consumo. Para ello se debe intervenir desde diferentes entornos asociados al laboral con el fin de reducir las conductas de consumo de riesgo e ir dirigidos a diferentes colectivos (conductores, embarazadas, trabajadores en situación de riesgo, etc.). Esto ayudará a crear una cultura preventiva genérica y, por lo tanto, a conseguir un objetivo más amplio de reducción global del consumo.
- Retrasar la edad de inicio. Cuanto antes se empieza a consumir, más probabilidad existe de abusar del alcohol y, probablemente, también de otras drogas.
Las intervenciones deben caracterizarse por:
- Ofrecer información y promover la educación sanitaria dirigida a un consumo de menos riesgo.
- En los mensajes, acciones e informaciones, se debe cubrir todo el espectro laboral, dirigiendo selectivamente los mensajes a “todos” (de forma universal), a las personas con alto riesgo de problemas relacionados con estas sustancias (de forma selectiva), y a las personas que presentan problemas de dependencia a estas sustancias (de forma indicada).
- Aumentar la información sobre los beneficios del consumo responsable, de los hábitos abstemios, reforzando normas sociales contrarias al consumo problemático o abusivo.
- Disminuir la accesibilidad y disponibilidad.
- Potenciar el desarrollo de habilidades y competencias personales y sociales que incrementen la resistencia como factor de protección.
- Capacitar a personas de la organización para que puedan servir de intermediarios para la aplicación de medidas de ayuda entre la persona, la empresa y los servicios externos.
ACCIONES
- Promover hábitos saludables
- Información positiva sobre los beneficios de la moderación. Distribuir fichas divulgativas con mensajes sencillos, positivos y directos en promoción de hábitos saludables.
- Jornadas con eslóganes que promuevan una actitud positiva frente al alcohol y otras drogas y no de carácter restrictivo/prohibición.
- Consejos breves sobre hábitos saludables que actúan como protección frente al consumo inadecuado.
- Recomendaciones sobre los beneficios para la salud de una actitud abstemia o de muy bajo consumo de alcohol.
- Sensibilizar
- Campañas: dirigidas a visibilizar el problema del alcohol desde la perspectiva de los perjuicios que generan a la salud, así como los beneficios que reporta un consumo responsable. También puede pretenderse acabar con los mitos que acompañan, especialmente al alcohol, como medio “socializador”.
- Soportes: carteles, folletos con el fin de distribuirlos en las campañas habilitadas “ex profeso”, jornadas, tablones, adjuntos a nómina, etc.
- Reforzar las campañas de seguridad vial y movilidad con mensajes directos respecto a reducir y/o eliminar los consumos de alcohol durante la conducción, tanto en la práctica laboral, (sectores de transporte, reparto de mercancías, etc.) como durante los tiempos de ocio.
- Actuaciones en comedor. Mensajes motivadores acerca de la forma de eliminar el alcohol de las dietas, así como sus beneficios para la salud y el bienestar.
- Vigilancia de la salud: Durante las pruebas de vigilancia de la salud realizadas por los servicios de prevención a los trabajadores se podrán dirigir mensajes motivadores, orientaciones y consejos de promoción de la salud a aquellas personas que, en las anamnesis y/o pruebas realizadas, presenten indicios de consumo de riesgo y/o perjudicial.
- Reducir consumos – controlar mediante:
- La prohibición del ingreso y del consumo dentro de las instalaciones a través de un marco regulatorio de prohibiciones y sanciones.
- La prohibición de la oferta de bebidas alcohólicas, retirándolas de las máquinas expendedoras y reemplazándolas por refrescos y/o agua.
- Instruir – Capacitar – Formar
Las principales acciones deben favorecer el desarrollo de habilidades y competencias personales, que no sólo sean protectoras para el consumo de drogas, sino que aumenten la efectividad de las personas en su trabajo y mejoren las relaciones con los otros.
Podemos establecer tres niveles de actuaciones distintas dirigidas, a su vez, a colectivos distintos:
- Formación a los distintos agentes de la organización que pueden formar parte del equipo que configura el programa: mandos intermedios, técnicos de prevención de riesgos laborales, personal sanitario, delegados de prevención y dirección
- Un segundo nivel de formación – más orientado hacia la capacitación – que se planteará para aquellas personas que, por su posición en la empresa, pudieran desempeñar un papel clave como “mediadores” en el desarrollo del programa.
- Un tercer nivel de formación –más orientado hacia la instrucción general sobre consumos abusivos, sus riesgos y sus efectos para la salud– que irá dirigido a todos los trabajadores.
- Informar mediante:
- Boletines internos, intranet, publicaciones, revistas de empresas:
- Incluir información sobre las sustancias psicoactivas y sus efectos sobre la salud, para su propia seguridad, de las personas presentes en su entorno de trabajo, así como para la actividad de la empresa.
- Incluir los recursos que la empresa pone a su disposición para atender los problemas derivados del consumo excesivo.
- Fichas divulgativas que recojan indicaciones sobre los patrones de consumo, los niveles de riesgo y peligrosidad, los tipos de daño a la salud, al entorno familiar y al entorno de relaciones sociales.
COMO CONCLUSIÓN, PODEMOS DECIR QUE
ES PRECISO ACABAR CON LOS RECELOS,
CONCIENCIAR Y MOVER A LA ACCIÓN A LAS ENTIDADES SENSIBLES A LAS PREOCUPACIONES SOCIALES QUE SE ESFUERZAN POR MEJORAR LAS CONDICIONES DE SALUD EN SUS EMPRESAS,
APORTANDO LOS MEDIOS NECESARIOS PARA PROMOVER Y MANTENER UN ALTO GRADO DE BIENESTAR FÍSICO, MENTAL Y SOCIAL DE LOS TRABAJADORES