Leyendo este artículo editorial de Luis Andrés López & Orielle Solar, me ha llevado a pensar en la frase que ocupa mi título, y que analizan los autores en su artículo editorial, “hacer fáciles las elecciones sanas”, o lo que es lo mismo, hablar de promoción de la salud desde la necesidad de hacer fáciles las elecciones sanas. Pero para hacer fácil algo tiene que ser bien explicado, bien comprendido y bien accesible.
Luego, si hablamos de promoción de la salud, es fácil su comprensión ¿no?, o eso al menos es lo que yo pensaba. Atender a su primera acepción, la promoción, es pensar en proteger, fomentar o apoyar; aunque la situación se complica si queremos entender de qué hablamos cuando decimos salud. Porque no es sólo referirnos a la ausencia de enfermedad y hablar del aspecto más positivo de la salud, como diría Henry E. Sigerist, historiador de medicina en 1941 «la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, es algo positivo, una actitud gozosa y una aceptación alegre de las responsabilidades que la vida impone al individuo»1. Fue un poco más tarde, en 1946, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye el concepto de bienestar diciendo, «la salud es un completo estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo la ausencia de enfermedad». Es decir, ampliamos el concepto a estimular la salud para la obtención de bienestar.
Aunque no queda completa la definición de salud con la mirada puesta en el modelo biopsicosocial de la medicina, que más allá de los factores hereditarios y biológicos (genética y envejecimiento) y de comportamientos y ambientales, está la inclusión de lo social como parte del ambiente y junto a las acciones de los servicios de salud. Luego la definición de salud incluye valorarla desde la multidimensionalidad de los aspectos físicos, psíquicos, sociales, ecológicos, ambientales, políticos y culturales, donde el proceso de adaptación del ser humano es interpretado como cualidad de vida, de forma que la salud es esa variable dependiente influida por diversos factores o determinantes, los cuales condicionan el nivel de salud de las personas en continua interacción.2
De esta forma, no podemos abarcar todo el sentido y significado de la promoción de la salud, sin la comprensión de que hay muchos actores implicados, y con muchas cosas que decir, pero no solo por parte de los profesionales de la salud, sino por parte de la sociedad, en el conjunto de la comunidad y extensible a cada uno de los individuos que forman parte de ella, como parte activa y responsable de la salud de la población, tanto entre los individuos más alfabetizados en salud de segmentos medio y alto de una comunidad, como en los segmentos más bajos.
Y, ¿tenemos claro los profesionales de la salud que trabajamos en atención primaria qué hay que hacer en prevención, promoción e intervención comunitaria si hablamos de promoción de la salud y salud comunitaria? Queda clara esa necesidad de un cambio de paradigma para centrarnos en el concepto de salud como hemos definido más arriba y no en la presencia o no de enfermedad. También queda claro que se trata del trabajo con las personas y las comunidades para la mejora de la salud individual y colectiva. Pero, ¿esto qué implica? Pues nos tendremos que dotar de formación y conocimiento, y la administración debe atender a la coordinación para pasar a la acción, aportando tiempo (configurar un espacio temporal para la promoción de salud y salud comunitaria en las agendas diarias de trabajo en los centros de salud) y metodología a los profesionales, con intervenciones comunitarias apropiadas, eficientes y equitativas que se centren en los problemas de salud más prevalentes, no medicalizar los malestares de la vida diaria o dejar de culpabilizar a las personas por su estilo de vida o situación de salud.
Leía hace unos días en la web de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), una publicación de unos artículos científicos presentados en uno de sus congresos: Qué dejar de hacer para poder hacer en Promoción de Salud y Salud Comunitaria en el Sistema Sanitario Público en el Estado español desde la percepción de los profesionales sanitarios y de la ciudadanía, y para promover la participación en temas comunitarios. Su lectura aporta algunas claves, pero sobre todo ayuda a reflexionar sobre qué podemos hacer dejando de hacer o haciendo otras cosas.
Es realidad que no todas las comunidades trabajan al mismo ritmo la promoción de la salud y la salud comunitaria. He podido conocer en la conferencia online que tuvimos hace unos días, dos experiencias muy destacables: la que nos aportó Vicky López, médica de familia y asesora de la EASP, sobre Participación en Salud desde el protagonismo de la comunidad, que cerraba destacado el trabajo de adaptación de la Guía NICE NG44: «Participación Comunitaria: Mejorando la salud y el bienestar y reduciendo desigualdades en salud». O la aportación de Joan Paredes-Carbonell de Xarxasalut, y el programa MIHsalud (Mujeres, Infancia y Hombres construyendo salud), un programa de movilización social y alta difusión para promover la salud en poblaciones vulnerables de entornos urbanos (MIHsalud, 12 años haciendo Salud Comunitaria, 2006-2018), en el Centro de Salud Pública (CSPV) de Valencia en colaboración con la Asociación ACOEC (Asociación de Cooperación con Ecuador), 8 centros de de atención primaria (CAP) y 3 Centros de Salud Sexual y Reproductiva (CSSR) de dos departamentos sanitarios de Valencia.
Presentan una guía con un título bien sugerente, “Salud en nuestra agenda”, donde definen la promoción de la salud, como: «el proceso social de capacitación de las personas y comunidades que aumenten el control sobre los determinantes de su propia salud y así consigan mejorarla e incrementarla. Este proceso se logra a través del empoderamiento de las personas y comunidades para que se planteen cambios en relación con la salud y en el día a día; en la toma de decisiones, en la defensa de la salud, en el uso y acceso a los recursos, y generar entornos que facilitan la elección de las opciones más saludables. La promoción de la salud se pone en práctica mediante procesos participativos. Los individuos, las organizaciones, las asociaciones y las instituciones colaboran para crear condiciones que garanticen la salud y el bienestar para todos”.
¿Hacemos fáciles las elecciones sanas? ¿te apuntas? Para mí, es todo un reto: Te voy a decir como diría el compañero pediatra, Javier Navarro @jnavarrolucano sobre otro aspecto pero que adapto al caso que nos trae: “Estar en la promoción de la salud, sí, rotundamente sí, pero como dijo Yoda: hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”.
Sed felices. V.S. @VirgiForero
Bibliografía
- Piedrola Gil G. Medicina Preventiva y salud pública. Barcelona: Elsevier-Masson, D.L., 2008 (11ª Ed.).
- Salinas Pérez, Virginia; Rogero Anaya, Petri; Labajos Manzanares, Mª Teresa. Valoraciones conceptuales del proceso salud-enfermedad para la práctica asistencial: una mirada hacia la enfermedad crónica. Evidentia. 2014 ene-mar; 11(45). Disponible en: http://www.indexf.com/evidentia/n45/ev9318.php