Día 71 de la era post COVID-19 (DC-19 a partir de ahora), ese día es hoy.
No seré el primero en asegurar que nada será igual, aunque quizás nos acabemos olvidando… y escondamos esta experiencia en el rincón más perdido de nuestra mente, donde almacenamos los recuerdos negros, y nuestro comportamiento será similar al que tuvimos en la era AC-19.
Nos costará olvidar el haber tocado con la yema de los dedos la fragilidad, la fragilidad de la VIDA, no la individual sino la de TODOS. Este sentimiento de fragilidad colectiva también nos ha llevado a las soluciones colectivas, al trabajo en equipo, al cuidado de los que más lo necesitaban, a sentirnos útiles de forma diferente y a priorizar, eso tan difícil cuando creemos tener y controlar todo.
Y en el aspecto laboral, cuantos cambios y sorpresas, parece que las cosas se podían hacer de otra forma, desde casa, pasando más tiempo con la familia, que raro no haberlo pensado antes.
Hoy me gustaría compartir con vosotros mi día a día en el ámbito laboral en la era DC-19. Tuvimos que replantearnos por completo la comunicación recíproca y el acceso de la población a nuestro Centro, soy médico de familia y trabajo en un centro de salud, creo que todavía no os lo había contado. Tarea complicada, eso podría ser como ponerle puertas al campo, la accesibilidad es nuestra razón de ser.
Nuestro primer objetivo fue seguir siendo accesibles, no nos podíamos ocultar ni esconder, todo lo contrario, si no podían venir a consultarnos sus problemas de salud o simplemente su situación vital, sus dudas, temores…Iríamos a su encuentro.
Nunca habíamos realizado captación activa de la población general sin un motivo específico de cuidado de la salud (programas de screening de diferentes enfermedades, campañas de vacunación…), esto tenía que ser diferente. Toda nuestra población de referencia tenía que saber que seguíamos ahí, que aunque la puerta del centro de salud ahora estaba entreabierta podían contar con nosotros para cualquier duda sobre su salud.
Todo fue muy rápido, en un fin de semana que ya nos parece muy lejano, retomamos nuestro equipo de gobernanza del centro de salud y decidimos lanzar un comunicado a través de las redes sociales (Whatsapp y correo electrónico) dirigido directamente a los colectivos de acción comunitaria de nuestro barrio (asociaciones de pacientes, vecinales, de distrito…) y a los contactos particulares que conocíamos.
El segundo paso fue reconvertir agendas presenciales en telefónicas, sin dejar de atender nada y asegurando la protección a trabajadores y pacientes que tenían que acudir sí o sí a ser valorados de forma presencial.
No hemos dejado de Cuidar y nos hemos sentido Cuidados, los mejores aplausos han sido los recibidos directamente de cada una de las personas con las que hemos hablado en nuestras múltiples consultas telefónicas diarias, ¿Cómo está usted? ¿Y su familia? Han sido las preguntas que casi nunca faltaban, pero no las hacíamos nosotros los cuidadores de la salud y el bienestar, nos las hacían ellos. Muy pocas veces había notado esta cercanía y este cuidado mutuo, es curiosa la vida como con la distancia nos hemos sentido más cerca.
Durante la primera etapa del confinamiento la mayoría de los contactos se han basado en consejos de hábitos saludables para el cuerpo y la mente. Un alto porcentaje de nuestra actividad ha consistido en promoción de la salud individual, personalizada y adaptada a las necesidades de cada uno. Porque ese es nuestro valor principal, en Atención Primaria conocemos a la persona, su ambiente, su familia, sus determinantes socioeconómicos de riesgo, sus temores de siempre, sus expectativas de vida…Un lujo al alcance de pocos.
Ahora vivimos otro momento, la transición, quizás incluso más difícil, no lo se.
Nuestra capacidad camaleónica de adaptación a veces tan poco valorada y exigida sin compensación (ese refuerzo de la Atención Primaria tan proclamado pero que nunca llega) hará que sea posible, eso os lo aseguro.
Gracias equipo!!, Gracias barrio!!