Ya llegó la Navidad, y con ella las calles repletas de paseantes bajo un cielo de luces infinitas, escaparates luminosos que tratan de llamar nuestra atención con motivos navideños de sospechosa procedencia, pasteles y mantecados de mil sabores y colores que nos trasladan a la niñez anhelada en estas fechas, y niños disfrutando de la magia de unas fiestas entrañables e inolvidables…
Los niños son los protagonistas de la Navidad, eso es indiscutible, pero nosotros, adultos responsables, hemos de educarles en aspectos fundamentales como evitar el consumismo, ser más solidarios con aquellos que a nadie ni nada tienen, a disfrutar del amor y la compañía de los seres queridos, y a no perder nunca la ilusión. Pero también debemos promover en ellos hábitos saludables respecto a la alimentación y el bienestar físico incluso en estas fechas.
En este sentido, en mi lugar de trabajo, atendemos diariamente más de 60 niños, se trata de unas consultas externas por las que pasan muchos menores cada día, y no me pasa desapercibido, el hecho de que muchos vienen de la escuela sin desayunar, o a media mañana se comen bollería industrial como “desayuno rápido” o”desayuno basura”. Se me ocurrió pensar, que estos niños que salen de casa para el cole sin desayunar, deberían ser conscientes de los beneficios de un completo y buen desayuno partiendo de ellos mismos la demanda a los progenitores o cuidadores de despertarse 10 minutitos antes para tomar unas tostadas con aceite, un zumo de naranja, galletas o leche.
¿Pero cómo podemos llegar a todos esos niños que van hacia la escuela?, ¿dando charlas sobre alimentación saludable en los centros?…sí, ¿educando para la salud desde las consultas de atención primaria, atención especializada?…también…y ¿educando desde la calle?…mucho mejor.
La calle es un entorno vivencial, natural y comunitario donde los niños pasan, o deberían pasar, varias horas a la semana, jugando, compartiendo experiencias con sus iguales, y enriqueciéndose de la aventura de vivir. Podemos aprovechar este recurso para educar, y de ahí el título de este post “Camino a la escuela también aprendemos salud”.
Se me ocurre una forma de poder hacer atractiva la información de hábitos saludables para los niños, y es contar con ellos, con su participación, decisión y opinión acerca de aquéllos, y plasmarlo en carteles bien visibles y coloridos, claros y concisos de camino a la escuela sobre aquellas cuestiones básicas de la vida cotidiana que promueven la salud, que parece que con el ritmo de vida actual se nos ha olvidado transmitir a nuestros pequeños. De camino a la escuela, esos mensajes atraerán al viandante que como un escaparate luminoso y cambiante, enseñarán, mostrarán y recordarán cada día, aquello que los niños, nuestros niños han decidido no olvidar, ni nosotros sus mayores tampoco.
Feliz Navidad¡¡