¿Qué es una sustancia recreativa?
Son aquellas que se ingieren con el solo objetivo de obtener un efecto deseado. Por lo tanto, es importante determinar que su consumo es consentido y deseado por parte de la población, en relación a los efectos que produce.
El abuso de sustancias constituye actualmente uno de los mayores problemas de la salud pública siendo también un fenómeno social complejo y con unas características muy especiales cuando se produce en niñ@s y adolescentes.
Los datos que se extraen de los diferentes estudios realizados hasta la fecha por diferentes instituciones y organismos constatan que el número de escolares adolescentes que consumen sustancias psicoactivas es muy elevado. Según la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), publicada en 2016, las edades de inicio en las distintas sustancias psicoactivas se sitúa en los 13-14 años. La sustancia que ocupa el primer lugar es el alcohol, seguido del cigarrillo y en tercer lugar, el cannabis.
El consumo de sustancias en niñ@s y adolescentes puede perjudicar el desarrollo neurológico, interferir e impedir los procesos esenciales de crecimiento y maduración, con repercusiones negativas en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social. Igualmente se relaciona con dificultades de muy diversos tipos (sociales, emocionales, de aprendizaje, etc.) y con una incidencia negativa en el contexto escolar y social.
Es frecuente encontrarnos que el alumnado valora poco los riesgos del consumo de alcohol, básicamente del “atracón” (binge drinking) . Este patrón de consumo podría desencadenar alteraciones cerebrales irreversibles, sobre todo en el caso de adolescentes.
Marco Teórico
Se puede aseverar que no existe una causa única a la que pueda responsabilizarse sino que son tres los ámbitos concurrentes, necesarios y “obligatorios” para que pueda desarrollarse el consumo problemático: un contexto social, una persona con disposición y una o más sustancias.
Es evidentemente un problema de salud que requiere actuaciones preventivas y de promoción de acciones y de hábitos saludables para minimizar el riesgo de entrada en una especie de “espiral”.
La toxicodependencia como hecho social, nos lleva a reflexionar acerca de la relación entre la actividad social y la libertad individual.
Hay un aspecto muy importante, la “percepción de disponibilidad”, valora en qué medida los estudiantes consideran que es difícil o fácil acceder a las diferentes sustancias psicoactivas. El tabaco y el alcohol son muy disponibles a ojos de estos consumidores tan jóvenes.
Además estas sustancias tienen una característica que las hacen determinantes, el refuerzo, es decir la capacidad para producir el efecto de necesitar consumirlas otra vez en la búsqueda de efectos similares a los ya producidos.
Aunque la evidencia demostrada no apoya del todo determinadas intervenciones, sí parece que la combinación de competencias sociales junto con la influencia social, “tiende” a tener cierto efecto protector sobre el consumo.
Partiendo de dichas evidencias previamente referidas, es necesario elaborar intervenciones, para reducir ese deseo de consumo.
Es importante el enfoque integral del problema de consumo de dichas sustancias, teniendo en cuenta los tres niveles de prevención que podrían desglosarse en:
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Universal: Dirigida a toda la población en función del ámbito en la que se aplica y encaminados al desarrollo de conocimientos, aptitudes y adquisición de valores
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Selectiva: Dirigida a grupos con mayor vulnerabilidad en el consumo de estas sustancias
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Indicada: Dirigida a grupos que están consumiendo estas sustancias pero que no cumplen criterios de abuso/dependencia.
Realidad Social:
El alcohol es la sustancia más extendida entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años . El 78,9% ha consumido bebidas alcohólicas en alguna ocasión en su vida, y aproximadamente 2 de cada 3 jóvenes (68,2%) admite haber tomado alcohol recientemente, en los últimos 30 días. Existe una evolución a la baja del consumo entre los más jovenes, quecoincide con una mayor percepción de riesgo asociada a la ingesta de alcohol.
La segunda droga de mayor prevalencia entre los estudiantes es el tabaco. El 38,4% ha fumado tabaco alguna vez en la vida y el 25,9% confirma un consumo en los 30 días previos a la realización a la encuesta.
El cannabis constituye la tercera droga más extendida entre los estudiantes de 14-18 años y la sustancia ilegal con mayor prevalencia. Aproximadamente, 3 de cada 10 (29,1%) admiten haber consumido cannabis en alguna ocasión
Fuente: (Datos Extraidos de la Encuesta “Estudes”)
Formulación de objetivos
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Promover la concienciación social.
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Desarrollar, mejorar, implantar, consolidar las habilidades personales para un mejor afrontamiento del problema.
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Retrasar la edad de inicio del contacto con estas sustancias.
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Disminución del consumo actual de cualquier tipo de estas sustancias.
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Proporcionar asistencia universal a las personas afectadas por es
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te problema.
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Formar al máximo número de profesionales que puedan colaborar en este campo de actuación (docentes, familias…)
Planteamiento de medidas y actuaciones
Todas las intervenciones que se proponen, se hacen desde una metodología interactiva, pues es la clave para captar la atención del grupo al que nos dirigimos.
En cuanto a la globalidad, es fundamental una implicación del nivel político con medidas legales y de presión en contra del consumo. Una política de comunicación constante desde un nivel general a un nivel local, informando sobre los efectos indeseable de las sustancias pero sobre todo incidiendo en las ventajas de no consumirlas.
El nivel educativo es fundamental. Desde los niveles inferiores se debería tratar de forma adecuada y con el lenguaje adecuado la existencia de este problema “como problema social” y la conveniencia de que los “grupos” se ayuden y se apoyen ante los problemas. Estas estrategias de apoyo mutuo dentro de los grupos se debe reforzar en las edades más problemáticas y conflictivas.
Por otro lado fomentar desde el nivel educativo las “escuelas de adultos” para el fomento de estrategias y herramientas de apoyo a los hijos e hijas especialmente vulnerables.
Reforzar el papel de los orientadores escolares (EOEs) como detectores “precoces” de niños y niñas con especial vulnerabilidad (hiperactividad, acoso, etc…) con programas específicos para la detección precoz.
En el nivel sanitario, ya existen estrategias dentro de programas cuya población diana son los jóvenes, como por ejemplo, el Programa Forma Joven dentro de la Cartera de Servicios del Servicio Andaluz de Salud. Habría que reforzarlo con estrategias de detección precoz de niños y niñas vulnerables. (Semejante al nivel educativo).
Actuación sobre los “focos” y ofrecer alternativas saludables. El fin de semana y los lugares sociales de concentraciones juveniles son los “focos” perfectos para iniciarse en el consumo. Ofrecer alternativas en horarios inusuales; pistas y estructuras deportivas accesibles en horarios de fines de semanas y nocturnos, bibliotecas, actividades nocturnas que fomenten la actividad física y el esparcimiento…
Implicación de los comerciantes a través de las entidades locales que los representan mediante la concienciación, el control y la aplicación estricta de las normativas.
En definitiva, la estrategia debe ser global y social y desde la escuela se tiene que fomentar la autoestima y el desarrollo personal y de los grupos.
De forma más concreta, estas serían las actuaciones:
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Campaña de comunicación (comunitaria, local y nacional) sobre como prevenir, combatir el uso y como recibir ayuda en caso necesario.
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Activación de la promoción y la prevención en centros educativos
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Programa de atención e información a las familias
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Actividades de voluntariado comunitario sobre prevención y promoción.
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Aumento de programas y actividades de educación física, deporte, etc… para niños y jóvenes saludables. A nivel comunitario
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Campañas de identificación de grupos vulnerables y sustancias específicas habituales.
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Programa de incentivación a grupos voluntarios de lucha contra las adicciones y fomento de la prevención y promoción.
Seguimiento y evaluación
Como podemos observar, esta estrategia, debe ser ambiciosa, estricta e integral, implicando no solo a personas afectadas o en riesgo de inclusión en adicciones, sino a cada comunidad, a profesionales de cada localidad, gobiernos, entidades publicas y privadas, etc…
Además, debe consolidarse, implantarse definitivamente en todos los estamentos, como son las familias, la sociedad, estamentos educativos, sanitarios y políticos.
Realizaremos una evaluación integrada, las personas encargadas de evaluar el programa serán todas aquellas que han participado en él, es decir, tanto el alumnado como los educadores (profesorado, psicólogo, enfermero/a). De esta manera se lograrán puntos de vista diferentes y, en consecuencia, una posible mejoría.
Las evaluaciones señalan que los programas orientados a la adquisición de competencias personales y sociales, y al desarrollo de habilidades relacionales, hacen que el alumnado no solo sea menos proclive a utilizar drogas sino que contribuyen, también, a una mejora del clima social en el aula y a su vez aportan un factor de protección contra los problemas psicológicos y otras conductas de riesgo.
Las evaluaciones que se han realizado demuestran la poca utilidad de las intervenciones basadas en modelos meramente informativos. Los programas escolares que solo transmiten información sobre los daños relacionados con las drogas, aunque incrementan el conocimiento, presentan una eficacia limitada o nula para modificar la conducta en el alumnado.
La evaluación del proceso se hará de forma continuada, es decir, a lo largo de todo el curso.
Es necesario incluir herramientas digitales que favorezcan tanto el acceso a la formación/información, como que permitan una evaluación en la consecución de medidas.
Tras finalizar cada actuación, se pasará una encuesta para valorar el nivel de consecución como de satisfacción.
Los criterios de evaluación, pueden registrar datos cuantitativos (extensión del programa, accesibilidad del mismo, cumplimentación de las medidas…) como cualitativos (información útil y cercana, profesorado y familias con conocimientos fuertes y participativos ante el reto,…………)
Sevilla a 24 de Febrero del 2018