Nos gustaría conocer tu posicionamiento, tus porqués, tus ideas sobre
Como dice EL ROTO en su chiste
Las políticas públicas en materia de drogas se encuentran actualmente en una encrucijada. Raúl Soriano reflexiona sobre cuatro tipos de posicionamiento teórico, cuatro formas diferentes de entender cuál es el papel que en este conflicto, que deben adoptar los Estados, distribuida en cuatro posiciones:
1. Prohibicionismo ideológico: Acepta la premisa deque un mundo sin drogas es posible, por lo que la abstinencia se convierte en su principal objetivo.
2. Prohibicionismo político: Asume la existencia de trastornos adictivos desde una perspectiva científica, aborda éstos como un problema de salud, reconoce el papel que los determinantes sociales de la salud pueden tener en su aparición, y asume sin reservas la responsabilidad del Estado en la creación de redes de servicios terapéuticos dirigidos a tratar estas contingencias.
3. Disminución del riesgo y reducción del daño: es la modificación de los conocimientos, actitudes y comportamientos de las personas, grupos y comunidades incidiendo sobre los determinantes de salud individuales, comunitarios y sociopolíticos para disminuir los diferentes tipos de daños
4. Negación de riesgos y daños: llegan a argumentar que la mayoría de los problemas asociados al uso de drogas, se deben realmente al consumo bajo el marco del prohibicionismo, más que a las sustancias en sí.
LOS QUE SÍ:
Felipe González Márquez, expresidente del Gobierno de España, ha realizado declaraciones a favor de la legalización “siempre que la misma se realice de forma coordinada con la comunidad internacional”. “Solo del dinero negro procedente de la droga deben de circular por el mundo en torno a 800.000 millones de dólares”.
Tres ex presidentes latinoamericanos, Ernesto Zedillo de México, César Gaviria de Colombia y Fernando Henrique Cardoso de Brasil, señalaron en un documento conjunto que “los gobiernos deberían evaluar la legalización de la droga como una herramienta efectiva para combatir la violencia del narcotráfico”. En esta línea el expresidente Vicente Fox, en pedirle a Dios que sí se legalice. El excanciller mexicano, Jorge Catañeda, planteaba hace unos días que “De verdad, ¿no ha llegado la hora de cambiar de rumbo?” y afirmaba que La legalización del consumo, producción y comercio de la marihuana es cuestión de poco tiempo
El premio Nóbel Mario Vargas Llosa, en un excelente artículo en El País titulado Avatares de
LOS QUE DICEN QUE NO:
El Alcalde de Madrid, recientemente en una entrevista decía: celebro que el resultado de la votación en California haya sido contrario a la misma. La legalización no es una solución, pues llevaría clarísimamente a un incremento del consumo. Si estamos hablando de legalización es posible que alguien piense que habría beneficio para las arcas del Estado, argumento que se utilizó en California; y es posible que alguien piense que habría beneficio para la tranquilidad de los ciudadanos porque disminuyesen algunos de los efectos perversos que el oscuro mundo de la droga provoca en cuanto a la violencia. Pero no creo que nadie sostenga que habría beneficios para los drogadictos. Mi prioridad en esta política tiene que ser la de los derechos de los drogadictos. Porque el drogadicto es la primera víctima porque es un enfermo. No se le debe negar nunca una sustancia sustitutiva a un adicto porque sería condenarle a una situación de marginación, pero esa prescripción jamás debe de estar fuera del control médico.
Un artículo interesante de la periodista Berna G Harbour valora visiones diferentes al respecto y lo titula: El error de legalizar la venta de drogas. Y en él dice que el debate se ha centrado en dos utopías opuestas: un mundo sin estupefacientes o un mundo sin narcotráfico. Pero ningún Gobierno puede levantar la prohibición sin arriesgar la salud de generaciones de jóvenes. Y sigue diciendo: la combinación de la represión -luchar por destruir los cultivos, apoyar y presionar a los países productores para que lo hagan- y la prevención del consumo, la educación para aumentar la percepción del riesgo entre la población, dan frutos innegables. Y añade: las drogas no son sujetos de derecho, merecedores de un tratamiento de igualdad que cimiente su lucha por una legalidad universal. Y tampoco drogarse parece que sea un derecho reconocido en Cartas ni Constituciones. Sí lo es, sin embargo, la atención sanitaria a personas adictas que merecen terapias y tratamientos en condiciones de dignidad.
La antigua Delegada del Plan Nacional de Drogas, Carmen Moya valora el papel de la descriminalización del consumo y la posesión, como tienen España, Portugal e Italia. «Al no perseguir al usuario se pueden hacer políticas de prevención y de salud pública entendidas de una manera integral». En cambio, liberalizar el comercio sería «utópico». «Haría falta que lo adoptara todo el mundo y con medidas de control muy poderosas», opina. Y no cree que vaya a llegar. «¡Si a nosotros nos critican por nuestras medidas!», comenta. Otro de los aspectos que destaca Moya es la conveniencia de que haya una política europea de drogas.
Brendan Hughes, analista legal del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT), con sede en Lisboa decía que «Lo que dice
OTRAS VISIONES:
Domingo Comas, presidente del Grupo Interdisciplinar sobre Drogas de
Además vale la pena leer el eskup de El País sobre el tema de la legalización de las drogas http://eskup.elpais.com/*debabtelegalizaciondrogas22092010 con Emilio de Benito como moderador y Xavier Pretel, ex afectado y coordinador de ASaUPAM; Ana Gutiérrez, coordinadora de formación de Proyecto Hombre, y Josep Rovira, coordinador del Área de Drogas de