Hace unos días publicábamos en Diario de Mallorca el siguiente artículo que reproducimos en este blog:
Hace diez años, un veintitantos de agosto, en Granada empezaba una experiencia única en España: el segundo ensayo clínico en el mundo donde se utilizaba la heroína como medicamento. El proceso fue largo y tortuoso, con más de seis años de disputas, protocolos, reuniones, ruedas de prensa, debates… muchas disputas, para al final, con el empeño de la Junta de Andalucía, un grupo de ilusionados investigadores y unos jóvenes profesionales con muchas ganas de hacer algo único, empezaron una experiencia que ahora después de diez años tengo claro que fue un gran acierto.
Hablar de heroína terapéutica puede sonar a algo raro para quien lea este artículo, pero la realidad es que a personas que han estado perdidos en el mundo de la droga, gastando todo su dinero y el de sus familias en ello, entrando en un pozo sin fondo lleno de dolor, enfermedad, malestar personal y familiar, infecciones, problemas físicos y mentales, delincuencia, robos, daños… era necesario buscarles una solución. Y la solución la habían encontrado ingleses utilizando la heroína en la farmacopea británica hace años, le siguieron los suizos con un proyecto que afecta a todo el país y a más de 1.000 pacientes, para posteriormente Holanda plantear un ensayo clínico del que nosostros en Granada, en la Escuela Andaluza de Salud Pública con apoyo de profesionales suizos y discusiones y debates con investigadores de Alemania, Reino Unido y Holanda fuimos capaces de poner en marcha. A eso contribuyeron el esfuerzo de políticos (I. Pérez Saldaña), el trabajo incesante de profesionales y la esperanza de unos pacientes y de sus familias.
El resultado de todos los estudios (Inglaterra, Suiza, Holanda, Alemania, Canadá y España) nos dice que la heroína terapéutica es un medicamento eficaz y seguro que ayuda a a mejorar la salud y la calidad de vida de heroinómanos que habían fracasado en más de dos intentos terapéuticos, que sus familias les habían abandonado a sus suerte, que no tenían trabajo y muchos ni vivienda, que se pasaban el día en la calle, buscandose la vida para poder subsistir un día más en pésimas condiciones. Y la realidad en positivo va aún más allá: disminución de la infección por el virus del sida y de la hepatitis, disminución del consumo de drogas ilegales, mejora de peso y de estado salud general, mejora de la salud mental, acercamiento a sus familias y a su entorno social y disminución espectacular de la delincuencia.
Poca gente esperaba que tuviéramos éxito pero la realidad ha sido espectacular. Hay algunas personas que nos tachaban de locos, de poco profesionales, de dar una «droga» en el hospital, de no ayudar a solucionar el tema del a droga… Pero nuestro programa ha sido un espaldarazo de salud y vida para muchas personas, ya que les ha devuelto la alegría de vivir, de sentirse personas con dignidad y la cabeza alta, con posibilidades de iniciar una nueva vida, recuperando sus amigos de siempre, los que no les fallaron. Sus familias, se sienten agradecidas día a día y todo gracias al empeño de la búsqueda de alternativas a los tratamientos existentes hasta el momento.
Sus palabras lo dicen todo: se sienten personas que tienen futuro y una vida por delante. Hace diez años, antes de iniciar esta experiencia, un paciente decía que había visto la luz, junto a otro que comentaba que se sentía mejor en un 100%, «mejor dicho en un 95%».
Hoy 10 años después me emociona ver a Miguel Ángel, agradeciéndome muchas mañanas haber llevado este proyecto adelante diciéndo: «me has salvado la vida». Y Javier que comenta que su vida es ya otra cosa, o Pedro que habla de un tiempo pasado que no volverá porque su vida ahora es cada vez más bonita o Carmen que haciendo deporte y trabajando ve la realidad con ojos de felicidad y…
Siento una gran alegria de haber podido llevar a cabo una investigación única en el mundo y de la que me gustaría que se beneficiaran personas de Balears porque la heroína, segun estudios publicados en las mejores revistas cientificas del mundo y ratificado por el Observatorio Europeo de Drogas, es un buen medicamento para personas que la droga heroína les ha había llevado a un precipicio personal y familiar. La solución es posible. Sólo necesitamos a políticos que crean en la ciencia.