LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN son una importante fuente de información acerca del problemas de salud y han alcanzado en nuestra sociedad una importancia capital como agentes de socialización, hasta el punto de que lo que no aparece en la prensa queda fuera del campo de atención de la opinión pública y se vuelve “invisible”
En España, la prensa de información general, la prensa “rosa”, la radio y
El número de noticias en prensa sobre salud es cada vez mayor, habiéndose duplicado en 10 años. Si revisamos los 5 periódicos más leídos de España, encontramos que en 2004 había 11.022 noticias y hemos pasado a 13.215 en 2008. Además se han incrementado las series sobre salud y medicina y en los informativos, el mayor número de espectadores se produce en el momento en que se habla de temas relacionados con la salud de las personas.
La droga, o mejor dicho las drogas ilegales, han ocupado un espacio importante siempre en los medios de comunicación. Las palabras que se ligaban a la droga en los años 80-90 (delincuencia, inseguridad, marginación, atraco, asalto, muerte, sobredosis, adulteración) reflejaban la visión del DROGADICTO-DELINCUENTE, asociado a temas represivos y policiales sobre la del drogadicto-enfermo.
Al mismo tiempo, las drogas de síntesis eran en los 90 las drogas mejor tratadas por los medios de comunicación. Junto a informaciones ligadas a la muerte, adulteración o detención encontramos cierta MITIFICACIÓN de las sustancias al encontrarla relacionada con el baile, la música, las virtudes afrodisíacas y sensoriales, el poder del estímulo erótico, la juventud, la trasgresión, el agua, el fin de semana, la belleza, lo agradable o la moda (algunos de ellos tópicos falsos).
Para la mayoría de la ciudadanía, los medios de comunicación constituyen la principal, cuando no la única, fuente de información sobre el consumo de drogas. Tiene gran influencia que se convierte en decisiva en el caso de los medios de comunicación audiovisual, cuyo papel en la conducta de los más jóvenes cada vez es más importante. Diferentes estudios han demostrado que, en la educación de los adolescentes, la televisión e internet influyen tanto como la escuela o la familia. Sin embargo, existe una tendencia a abordar con cierta superficialidad el problema de las drogodependencias, lo que genera que a veces se minimice el riesgo del consumo esporádico de drogas, lo cual sólo contribuye a “normalizar” su uso social.
En los años 2.000, las noticias sobre droga pasan de 237 en el año 2.000 con un buen número de noticias sobre tabaco (328) al año 2007 con más de 280 y un buen número de noticias sobre alcohol. En el año 2007, el número de noticias sobre droga fueron 283 (en el puesto 11) a los que hay que añadir los de alcohol con 219 (La ley del alcohol, que finalmente se quedó en un proyecto frustrado, tuvo su auge informativo en enero, con el anuncio de las primeras medidas y, en febrero, cuando tuvo que paralizarse por la polémica social generada, volviendo a la actualidad en junio, cuando el Ministerio de Sanidad y Consumo llega a un acuerdo con los diarios sobre la publicidad del alcohol en sus páginas).
El número de noticias del año
Ante ello, es preciso desarrollar buenas prácticas periodísticas http://www.pnsd.msc.es/prensa/BuenasPracticas.htm que presenta un decálogo final, del que extraemos estos aspectos básicos:
1.- Referirse a la “droga” de forma genérica impide contextualizar el consumo de las diferentes sustancias.
2.-Todas las drogas tienen efectos perjudiciales para la salud. Calificarlas como “duras” o “blandas” no refleja la realidad y sólo contribuye a incrementar la confusión sobre sus efectos.
3.- Es más exacto hablar de consumos que de consumo
4.- Evitar banalizar el consumo experimental de drogas. El efecto magnificador de la información sobre los efectos supuestamente “divertidos” e “inocuos” del consumo ocasional de drogas puede provocar curiosidad por experimentar entre los más jóvenes y también puede generar alarma social entre los adultos.
5.- El tratamiento de los datos requiere un gran rigor
6.- Conviene citar la fuente siempre que sea posible. Las fuentes permiten avalar la fiabilidad de los mensajes.
7.- El lenguaje (oral, escrito o visual) no es inocente y juega un importante papel en la transmisión de valores.
7.a) Por ello, en el caso de la información escrita o audiovisual es imprescindible elegir bien la terminología adecuada. Por ejemplo, para hablar de personas con problemas de adicción, tendríamos que referirnos a personas con problemas de drogas o personas drogodependientes, evitando el uso de vocablos despectivos como drogatas, yonkis, enganchados, etc.
7.b) Lenguaje visual. Esta recomendación también debe aplicarse en el caso de las imágenes. Las ilustraciones de apoyo (fotografías, gráficos, etc.) e imágenes de recurso deben seleccionarse cuidadosamente, evitando en la medida de lo posible el uso de material de archivo.
8.-Siempre que se pueda, resulta conveniente utilizar testimonios de personas afectadas.
9.-Huir de la “demonización” o “estigmatización” de los ambientes en los que se consume droga y de las personas que se encuentran en ese entorno.
10.-La información sobre este fenómeno debe tender a contemplar todos los puntos de vista, evitando centrar la noticia o el reportaje en un único aspecto
Os dejamos con ésta canción de U2 y Sinéad O’Connor “Heroine”