Uruguay y el cannabis

El proyecto de ley del gobierno uruguayo para regular la producción y venta de marihuana apunta a la «reducción de daños» en el consumo social de sustancias nocivas, como el cannabis, el alcohol o el tabaco.

Con la propuesta de legalización impulsada por el presidente José Mujica, se pretende «disminuir el riesgo del consumo de marihuana haciendo que en los lugares donde se pueda comercializar se hagan políticas de reducción de riesgos y daños».

La marihuana, según plantean las autoridades uruguayas, «representa uno de los temas más graves que existen, en el sentido de lo que genera, no en función de la violencia sino que la clandestinidad del consumo lleva al narcotráfico violento. Y eso es lo que se quiere cortar con la racionalización del uso y la estatización de la comercialización y venta del producto».

El texto -que tiene un único artículo- no especifica los mecanismos de regulación que serían utilizados de aprobarse la ley, pero desde el Gobierno uruguayo se ha insistido en que se aplicarían fuertes controles.

Datos oficiales señalan a la marihuana como la tercer droga más consumida por los uruguayos -detrás del alcohol y el tabaco- y se estima que unas 20.000 personas la consumen habitualmente, de un total de 3,3 millones de habitantes.

El presidente uruguayo, José Mujica, dice que si se aprueba su proyecto de reglamentar la venta de cannabis en el país, no se aceptará «un turismo consumidor» de marihuana.El plan de legalizar la producción y venta de marihuana «es para (resolver) los problemas de Uruguay.«Lo que estamos proponiendo no necesariamente es una receta que nos vaya a librar de esta plaga que se llama narcotráfico. Lo que queremos es ensayar otros caminos. Y nos parece que una cosa importante es tratar de arrebatarles el mercado. Porque por el lado represivo el mercado sigue caminando», «Nos parece que colocarlo arriba de la mesa, reglamentarlo, puede ser un mal mucho menor a lo que está pasando hoy».»Nosotros no defendemos la expansión del consumo de ninguna droga». Su idea es que la venta «se pueda hacer a través del sistema de salud global del Uruguay u otros mecanismos, pero que sea estrictamente controlado por el Estado», explicó el Presidente.

«Tiene el inconveniente de que supone la identificación, y eso es fundamental primero para saber que son uruguayos, segundo para poder inducirle (al consumidor) a que se trate en el caso de que su consumo se considere desde el punto de vista médico exagerado». Añadió que además se buscará que el cannabis tenga «trazabilidad» para dificultar su venta al exterior.

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