Lo leí ya hace siete años, cuando el programa de utilización de la heroína como medicamento en Suiza llevaba diez años.
Creo que vale la pena leerlo y releerlo. Nosotros en España, en Andalucía acabamos de evaluar el programa a los 5 años de su puesta en marcha tras evaluaciones a los 3,6 y 9 mese y a los 2 años. Los primeros resultados, positivos en general, los conténe Deusto en un foro internacional celebrado a primeros de junio de este año. Pronto será artículo y lo comentaremos en el blog.
Mientras tanto, SUIZA: para aprender.
La pregunta de base en el encuentro es si han sido suficientes los años de consenso en Suiza para observar los logros obtenidos con este programa, adoptado hasta ahora en 12 cantones suizos y copiado también en el extranjero.
A los 10 años, especialistas venidos de diversos puntos de Suiza y países como Alemania, Holanda, Gran Bretaña y España respondieron a la cuestión, desde diversos ángulos: resultados, percepciones de la esfera política, balance en la incidencia criminal de los participantes en el programa y, por supuesto, evaluación del estado de salud y desarrollo social de los afectados.
Zúrich, Berna y Basilea, las pioneras
En la metrópoli financiera, se observa, sin duda, un cambio. Ya no es la misma de mediado de los 90, en la que se asentaba el mercado europeo de la droga y en la que cerca de 3.000 toxicómanos se concentraban en el céntrico parque de la ciudad, el Platzspitz, para consumir cannabis, cocaína o intercambiar jeringas a fin de adquirir, a cualquier precio, la dosis del día.
El mismo cuadro se repetía a menor escala en Berna y Basilea, multiplicando con ello otros males: hurtos, prostitución, enfermedades contagiosas, sobredosis, muertes e indiferencia social.
Con este telón de fondo se introdujo el suministro de heroína bajo control médico en enero de 1994 en esas tres ciudades, dirigido a 250 toxicómanos con alto nivel de dependencia.
Y, a los 10 años, 2.547 personas, 75% hombres y 25% mujeres, habían participado en el tratamiento gratuito de heroína bajo prescripción médica en Suiza. Las autoridades suizas hicieron el cálculo de lo que cuesta un día de este tratamiento con heroína: 59 francos suizos por paciente, es decir, 21.700 francos anuales.
A los 10 años, 1.262 heroinómanos visitaban los centros de distribución repartidos en los doce cantones que aceptan esta terapia de una droga que, en realidad, ha quedado fuera de moda.
El acceso a esta terapia, de un tiempo promedio de 3 años, es rigurosamente controlado, si se compara el número de consumidores de drogas duras en Suiza, calculado en alrededor de 30.000.
Barbara Müllheim del centro de distribución «Koda», en Berna, explicaba que “aquella persona que tiene acceso al tratamiento debe tener más de 8 años inmersa en la dependencia y haber fracasado en los tratamientos tradicionales”. “El promedio de edad de los participantes en los programas es de 33 años y tienen unos 14 años con la dependencia”, advierte. Son, pues, los casos difíciles, aquellos que, en absoluto, pudieron alcanzar una estabilidad en el aspecto social y de salud, concretiza Müllheim.
Mejoras sustanciales
“La distribución controlada ha podido mejorar significativamente el estado sanitario y social del grupo de toxicómanos con alto nivel de dependencia”, indica Ambros Uchtenhagen, profesor de Psiquiatría Social del Instituto para el Estudio de las Adicciones de
Por otra parte, el informe del profesor de Criminología de
En el grupo de personas que se sometieron a los programas, la delincuencia disminuyó un 80% e incluso la justicia reconoció los beneficios de éste, dictando a los delincuentes toxicómanos la consecución del tratamiento.
Pero en la esfera social también se observan mejorías, que aunque sutiles, hablan de un intento por cambiar el rumbo de los heroinómanos más graves: Un tercio de los participantes en los programas de distribución de la sustancia optaron por una terapia de desintoxicación.