5 años de una nueva vida: Miguel Ángel

Me he encontrado estos días con Miguel Ángel, paciente del PEPSA con el cuál tengo una relación especial. Su amabilidad, agradecimiento, sinceridad y ganas de cambiar de vida han sido una constante en nuestra relación. Recuerdo el día que juntos en casa preparamos su intervención en Canal Sur. Tenía claro su discurso, basado en los hechos: su vida había cambiado. Hablé con él en el quiosco de prensa, donde voy a comprar el periódico y tengo que decir que me emocionaron sus palabras: “Nos has salvado la vida a muchos”, refiriéndose al cambio de vida desde que un medicamento llamado heroína le ha salud física, ganar peso, disminuir el riesgo de infección por hepatitis y VIH, mejorar su salud mental, no consumir heroína ilegal, disminuir el consumo de alcohol, disminuir el consumo de drogas ilegales, mejorar sus relaciones familiares y sociales, no trapichear para conseguir dinero para comprar droga,…. Ha pasado de estar tirado, gastando el dinero que no tenía y alejado de su familia a vivir cerca de los suyos, en buenas condiciones físicas y con su cabeza centrada en vivir su “nueva vida”

Aún resuenan en mi cabeza estas palabras que debería hacer extensivas al equipazo que trabajamos desde el día antes (mejor dicho, los 6 años antes mientras nos dejaban ponerlo en marcha) con Isaías al frente, José Manuel, Andrés, Paco, Rosario, Javier, Salvador, Miguel,….y tantas personas que hicieron posible lo que me contaba Miguel Ángel.. Y seguía diciendo: “La verdad es que estoy más gordito (peso 95 kilos), pero lo estoy de felicidad, alegría y esperanza de futuro”.

Pero ¿Cómo era Miguel Ángel?

Sus palabras escritas el 11/06/2006, por Reyes Rincón en EL País en un artículo titulado Heroína por compasión decían esto:

«Te pinchas todos los días, pero sabes que cuando acabas te esperan cosas que antes dabas por perdidas» Al principio ni él mismo creía en el Pepsa. Los responsables del programa tuvieron que insistirle para que entrara. «Había perdido la fe en todo y no me quería sentir como un conejillo de Indias». Pero le convencieron. «Y bendito el momento», dice. Todos los pacientes del programa eran heroinómanos que se inyectaban desde hace más de dos años. Algunos, como Miguel Ángel, desde hacía 20. Muchos vivían esperando la muerte y ahora dicen haber encontrado una nueva vida.

Y al final decía: «Si tuviera la oportunidad de dejarlo pero sabiendo que si recaigo puedo volver a intentarlo, lo dejaba. Pero es que doy por supuesto que voy a recaer. Estuve cuatro años abstinente y caí. Un día me dije: ‘Por mil pesetas no pasa nada’. Y no he parado». En mayor o menor grado, todos comparten los temores de Miguel Ángel, que reconoce que todavía, de vez en cuando, «picotea». «Mido los consumos, pero me tengo que esforzar más. No lo disfrutas, lo haces para quitarte el dolor. Porque eres un toxicómano».

Pero si eso decía en 2006, el otro día me comentó que ya ni consumía, que estaba feliz y que lo único que le faltaba era llenar su vida con alguna actividad productiva o física que le ayudara al cambio definitivo.

2 meses antes, Reyes Rincón, mientras trabajaba en Granada hacía una crónica del PEPSA titulada Lecciones de nueva vida, donde contaba como los pacientes enseñaban a profesionales de la salud pública su experiencia de pacientes del proyecto de heroína y decía:

Miguel Ángel recuerda cómo hace tres años muchas noches cerraba los ojos y se decía a sí mismo: «Por favor, que no me despierte». «Y cuando abría los ojos por la mañana me cagaba en todo», dice. Él fue uno de los pacientes del Pepsa (proyecto experimental de prescripción de estupefacientes en Andalucía), por el que alrededor de una treintena de heroinómanos recibió durante nueve meses la droga bajo control médico para estudiar si esta sustancia puede ser más eficaz que la metadona en toxicómanos con un perfil muy específico. Miguel Ángel y dos de sus compañeros, Carmen y Miguel, acudieron el viernes a la Escuela de Salud Pública de Granada para contarle a los alumnos del Máster de Salud Pública cómo ha cambiado su vida

Y seguía: De suplicar para no despertarse, Miguel Ángel, de 42 años, ha pasado a tener esperanza y «ganas de construir». «Me ha cambiado la vida laboral, la familiar y mi propia vida interna». Un cambio con tres vértices que se repite en sus dos compañeros de ensayo. El vuelco que más agradecen es el familiar……Miguel y Miguel Ángel tienen la esperanza de eliminar la heroína de sus vidas, pero prefieren darse tiempo. Los responsables del programa recuerdan que tampoco era ésa la intención. El Pepsa no se hizo para que dejaran la heroína, sino para normalizar la vida de «enfermos crónicos», advierte Joan Carles March, el investigador principal del programa. «El objetivo primero es parar la caída. Ya llegará el verano».

Pero ahora lo que cuenta es mejor: «Había mejorado, pero ahora mi mejora es casi total». Le comenté que estamos terminando el protocolo de la heroína oral. Enseguida em dijo: Me apunto. Ganas de subir un peldaño más hacia la vida.

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