Un poco de historia del PROGRAMA de METADONA

En España los problemas asociados al consumo de opiáceos surgieron de forma más tardía que en otros países europeos, en parte debido a los rápidos cambios sociales y políticos que caracterizaron la transición democrática. Es a finales de los 70, y como consecuencia de la expansión del VIH entre la población inyectora de opiáceos y los actos delictivos cometidos por un sector de esta población debido a la falta de recursos económicos, cuando se hace visible en la sociedad el alcance de las consecuencias de un consumo problemático de opiáceos.

En la primera parte de los 80, como consecuencia del dramático incremento en el consumo de heroína en España y ante la necesidad de desarrollar un marco normativo que regulase la prescripción de metadona, se aprueba la primera norma mediante la Orden Ministerial del 23 de Mayo de 1983 para la prescripción y dispensación de metadona.

En 1985 se creó el Plan Nacional sobre Drogas con el objetivo prioritario de organizar y consolidar una red de servicios asistenciales que atendiese y diese cobertura a las personas con problemas de drogodependencias. También se crearon los planes autonómicos de drogas con el fin de facilitar la planificación y provisión de recursos en cada comunidad autónoma.

Posteriormente se aprueba la segunda normativa reguladora mediante la Orden Ministerial del 31 de Octubre en la cual se establece el marco jurídico de participación de las comunidades autónomas en los Programas de Tratamiento con Metadona (PTM). Con esta norma se establece que sólo los centros públicos oficialmente acreditados para el tratamiento de toxicomanía podían prescribir metadona.

A principio de la década de los 90, después de un largo periodo de intervención asistencial, se planteó la necesidad de reconducir los objetivos y estrategias del Plan Nacional de Drogas tras constatar:

un volumen importante de toxicómanos que fracasaban en los programas libre de drogas,

un notable deterioro social y sanitario entre los usuarios/as seropositivos,

una alta prevalencia de otras enfermedades infectocontagiosas como la tuberculosis y la hepatitis B/C y

la efectividad de los programas de reducción de daños para combatir la morbilidad y mortalidad asociadas a la infección del VIH.

El resultado fue un cambio de orientación hacía estrategias de reducción de daños en el abordaje de la toxicomanía y una diversificación de la oferta asistencial incorporándose nuevas alternativas terapéuticas en el tratamiento de la adicción a opiáceos. Se amplió la oferta de los programas de tratamiento con metadona y se flexibilizaron los criterios de admisión mediante la aprobación de una nueva normativa en el Real decreto 75/1990.

Apenas existen datos fiables que permitan conocer los índices de prevalencia del consumo de heroína en España. Las encuestas domiciliarias, de escasa fiabilidad en este ámbito, arrojan una prevalencia anual inferior al 1/100. Otras estimaciones realizadas en Barcelona y Madrid mediante la técnica de captura-recaptura, arrojan unas cifras de prevalencia correspondientes al período 1990-1993 y para el grupo de edad de 15-54 años, de 7.2-11/1000 en Barcelona y 14.1/1000 en Madrid (Domingo et al., 1998; EMCDDA 1999). Otras estimaciones más recientes realizadas a nivel nacional mediante los métodos indirectos propuestos por el Centro Europeo para la Vigilancia de las Drogodependencias (EMCDDA), registran una prevalencia de 4.29 y 5.48/1000 en 1999 para la población entre 15-64 años.

En el año 2001 se registraron en España 49.376 admisiones a tratamiento por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas excluidos alcohol y tabaco. Como en años anteriores, la mayor parte de estas admisiones a tratamiento se debieron a la heroína (68.3%), un porcentaje mucho menor si se consideran únicamente los casos sin tratamiento previo (42.4%). Sin embargo, a partir de 1996 se registra un importante descenso en el número de admisiones a tratamiento por dependencia a la heroína, un descenso asociado a la caída en el número de personas admitidas por primera vez en la vida. En concreto, se ha pasado de 46.635 admisiones en 1996 a 32.305 en 2001 (de 16.647 a 7.461 en primeras admisiones a tratamiento). Probablemente este descenso se debe en gran parte a la expansión de los PTMs, en tanto que éstos retienen a numerosos usuarios y disminuyen por tanto su rotación por los distintos servicios asistenciales (Observatorio Español de Drogodependencias –OED-, Informe 2001).

El perfil básico del usuario de heroína en España apenas ha cambiado en los últimos años. Según los datos del OED, los heroinómanos que iniciaron tratamiento en el 2001 eran en su gran mayoría varones (84.9%) con una edad media de 33.1 años (31.4 entre aquellos admitidos por vez primera a tratamiento) y una edad de inicio en el consumo alrededor de los 20 años. Por otro lado, se mantiene un perfil caracterizado por un bajo nivel educativo y una elevada incidencia de desempleo. En el año 2001, casi un 40% del total de personas en tratamiento tan solo había completado estudios de primaria y un 60% se encontraba en paro.
En cuanto a las pautas del consumo actual de heroína, se detecta una clara tendencia hacia el policonsumo. En el año 2001 las drogas secundarias más frecuentes en los 30 días previos a la admisión fueron la cocaína (71%), el cánnabis (34.7%), el alcohol (25.1%), y los hipnóticos y sedantes (20%). La heroína fue la droga secundaria en un 12.2% de los casos admitidos por abuso de cocaína. La vía de administración predominante es la pulmonar (65%) seguida muy de lejos por la parenteral (26.1%). Se mantiene por tanto el descenso en la vía intravenosa tanto entre pacientes con tratamientos anteriores, como entre aquellos admitidos por primera vez. Este descenso se refleja igualmente en el número de personas que se habían inyectado en los 30 días previos a la admisión a tratamiento, el cual ha pasado de representar un 40% en 1996 a un 23.5% en el 2001 (OED, Informe 2001). En los últimos cinco años el aumento en la vía pulmonar ha jugado un papel central en la reducción de la prevalencia por Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) entre los Usuarios a Drogas por Vía Parenteral (UDVPs).

Tendencias como la caída en la demanda de tratamientos por heroína y el incremento en la edad media al mismo tiempo que la edad de inicio se mantiene relativamente estable y podrían indicar que el número de nuevos usuarios de opiáceos está en descenso en España. Se espera que en los próximos años se mantenga la tendencia descendente en el consumo inyectado de heroína, si bien la caída de los precios en el mercado, la menor percepción de riesgos asociados al consumo o cualquier otro factor emergente, podrían suscitar un renovado interés entre nuevos grupos de usuarios. En la actualidad, la organización y estructura básica de los PTMs está en manos de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad. Éste se coordina con las distintas Comunidades Autónomas, encargadas de poner en marcha los programas de atención a las drogodependencias.

En el caso de España, la implantación de forma general de este fármaco no se produce hasta principios de la década de los 90. A finales de la década de los 90 más de 60.000 personas habían iniciado este tratamiento en España, y unas 300.000 personas en la UE. Datos más recientes de España muestran un incremento, en el año 2002, donde los usuarios/as atendidos en los recursos específicos para drogodependientes dentro de los programas de tratamiento con metadona fueron 90.488.

En Alemania, la evolución del número de usuarios/as adscritos a los PTM se ha incrementado, pasando de unos 1.000 en el año 1991, a 20.000 en 1998. Un año más tarde, en 1999, esta cifra se ha doblado, siendo la estimación total de usuarios/as en la actualidad en torno a los 45.000.

Los Programas de Tratamiento con Metadona (PTM) en Alemania tienen dos características principales:

Los profesionales de medicina de familia (GP: general practitioners) están autorizados para la prescripción de fármacos

de sustitución a pacientes con dependencia a opiáceos. Solo hay algunas clínicas adicionales implantadas en las ciudades grandes para la provisión de PTM en aquellos/as pacientes que tienen dificultades para acceder a los GP.

Atención psicosocial es ofertada desde diversas instituciones dando cobertura a diferentes necesidades de los/as pacientes. Según los resultados obtenidos en el trabajo de campo realizado en este estudio en las ciudades de Bremen y Berlín, los beneficios generados por los PTM son notables. Entre otros, son importantes las mejoras obtenidas en la salud física y psicológica de los pacientes. De igual modo destacar los procesos de re-integración social desarrollados Sin embargo también hay que tener en cuenta el importante incremento del número de pacientes en los últimos 10 años, y la influencia de este hecho en las áreas de intervención y en calidad de las mismas.

En Reino Unido los tratamientos de sustitución se han convertido en una estrategia importante dentro de los tratamientos para la dependencia a opiáceos. La National Treatment Agency es la encargada del desarrollo, expansión y la mejora de la calidad de los tratamientos

La recomendación nacional es desarrollar éstos tratamientos de manera que toda persona con dependencia a opiáceos pueda acceder a ellos. Los servicios de salud y servicios sociales son proporcionados de forma separada, aunque gran parte de los servicios de drogodependencias son suministrados por los servicios de salud mental donde se llevan a cabo «counselling» y otras formas de apoyo y evaluación alrededor de temas de salud mental, las cuales que son integradas dentro de la red local de provisión de servicios. Los servicios de salud mental se integran principalmente con los servicios sociales, pero no con los servicios para drogodependencias. En cuanto a la vivienda, ocupación y aptitudes, si bien no siempre tienen cobertura dentro de los servicios de los PTM, éstos son atendidos en otros lugares.

En el Reino Unido, según datos para el año 1996, la cifra registrada sobre consumidores/as de metadona alcanzaba los 18.617. Aunque los datos más recientes manejados por la Home Office no dejan claro si la metadona es prescrita o conseguida a través de otras fuentes ilícitas, si hay un reflejo claro de la expansión en la provisión de los servicios médicos en la prescripción de ésta.

En la actualidad, los tratamientos con metadona se constituyen en una de las alternativas más extendidas para el tratamiento de la dependencia a opiáceos y una de las más estudiadas.

En la mayor parte de la Unión Europea, desde hace algo más de 10 años, se han ido desarrollando políticas públicas desde diversas áreas, tanto sanitarias como asistenciales, como respuesta a la problemática de las drogodependencias. El objetivo último ha sido acercar a los diferentes colectivos de usuarios/as de drogas (adolescentes, sin techo, prostitutas, etc.) un abanico cada vez más amplio de recursos, incluyendo programas para la reducción de riesgos asociados al consumo (salas de inyección, canje de jeringuillas, etc.). En cuanto a la organización y funcionamiento de los PTM en la UE, existen diferencias interregionales, en aspectos sociales, legales, políticos, éticos, entre otros, así como de forma más concreta y específica, la filosofía que avala estas intervenciones, el planteamiento de los objetivos y el propio diseños de los programas

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