En España los problemas asociados al consumo de opiáceos surgieron de forma más tardía que en otros países europeos, en parte debido a los rápidos cambios sociales y políticos que caracterizaron la transición democrática. Es a finales de los 70, y como consecuencia de la expansión del VIH entre la población inyectora de opiáceos y los actos delictivos cometidos por un sector de esta población debido a la falta de recursos económicos, cuando se hace visible en la sociedad el alcance de las consecuencias de un consumo problemático de opiáceos.
En la primera parte de los 80, como consecuencia del dramático incremento en el consumo de heroína en España y ante la necesidad de desarrollar un marco normativo que regulase la prescripción de metadona, se aprueba la primera norma mediante
En 1985 se creó el Plan Nacional sobre Drogas con el objetivo prioritario de organizar y consolidar una red de servicios asistenciales que atendiese y diese cobertura a las personas con problemas de drogodependencias. También se crearon los planes autonómicos de drogas con el fin de facilitar la planificación y provisión de recursos en cada comunidad autónoma.
Posteriormente se aprueba la segunda normativa reguladora mediante
A principio de la década de los 90, después de un largo periodo de intervención asistencial, se planteó la necesidad de reconducir los objetivos y estrategias del Plan Nacional de Drogas tras constatar:
– un volumen importante de toxicómanos que fracasaban en los programas libre de drogas,
– un notable deterioro social y sanitario entre los usuarios/as seropositivos,
– una alta prevalencia de otras enfermedades infectocontagiosas como la tuberculosis y la hepatitis B/C y
– la efectividad de los programas de reducción de daños para combatir la morbilidad y mortalidad asociadas a la infección del VIH.
El resultado fue un cambio de orientación hacía estrategias de reducción de daños en el abordaje de la toxicomanía y una diversificación de la oferta asistencial incorporándose nuevas alternativas terapéuticas en el tratamiento de la adicción a opiáceos. Se amplió la oferta de los programas de tratamiento con metadona y se flexibilizaron los criterios de admisión mediante la aprobación de una nueva normativa en el Real decreto 75/1990.
Apenas existen datos fiables que permitan conocer los índices de prevalencia del consumo de heroína en España. Las encuestas domiciliarias, de escasa fiabilidad en este ámbito, arrojan una prevalencia anual inferior al 1/100. Otras estimaciones realizadas en Barcelona y Madrid mediante la técnica de captura-recaptura, arrojan unas cifras de prevalencia correspondientes al período 1990-1993 y para el grupo de edad de 15-54 años, de 7.2-11/1000 en Barcelona y 14.1/1000 en Madrid (Domingo et al., 1998; EMCDDA 1999). Otras estimaciones más recientes realizadas a nivel nacional mediante los métodos indirectos propuestos por el Centro Europeo para
En el año 2001 se registraron en España 49.376 admisiones a tratamiento por abuso o dependencia de sustancias psicoactivas excluidos alcohol y tabaco. Como en años anteriores, la mayor parte de estas admisiones a tratamiento se debieron a la heroína (68.3%), un porcentaje mucho menor si se consideran únicamente los casos sin tratamiento previo (42.4%). Sin embargo, a partir de 1996 se registra un importante descenso en el número de admisiones a tratamiento por dependencia a la heroína, un descenso asociado a la caída en el número de personas admitidas por primera vez en la vida. En concreto, se ha pasado de 46.635 admisiones en
Tendencias como la caída en la demanda de tratamientos por heroína y el incremento en la edad media al mismo tiempo que la edad de inicio se mantiene relativamente estable y podrían indicar que el número de nuevos usuarios de opiáceos está en descenso en España. Se espera que en los próximos años se mantenga la tendencia descendente en el consumo inyectado de heroína, si bien la caída de los precios en el mercado, la menor percepción de riesgos asociados al consumo o cualquier otro factor emergente, podrían suscitar un renovado interés entre nuevos grupos de usuarios. En la actualidad, la organización y estructura básica de los PTMs está en manos de
En el caso de España, la implantación de forma general de este fármaco no se produce hasta principios de la década de los
En Alemania, la evolución del número de usuarios/as adscritos a los PTM se ha incrementado, pasando de unos 1.000 en el año
Los Programas de Tratamiento con Metadona (PTM) en Alemania tienen dos características principales:
Los profesionales de medicina de familia (GP: general practitioners) están autorizados para la prescripción de fármacos
de sustitución a pacientes con dependencia a opiáceos. Solo hay algunas clínicas adicionales implantadas en las ciudades grandes para la provisión de PTM en aquellos/as pacientes que tienen dificultades para acceder a los GP. Atención psicosocial es ofertada desde diversas instituciones dando cobertura a diferentes necesidades de los/as pacientes. Según los resultados obtenidos en el trabajo de campo realizado en este estudio en las ciudades de Bremen y Berlín, los beneficios generados por los PTM son notables. Entre otros, son importantes las mejoras obtenidas en la salud física y psicológica de los pacientes. De igual modo destacar los procesos de re-integración social desarrollados Sin embargo también hay que tener en cuenta el importante incremento del número de pacientes en los últimos 10 años, y la influencia de este hecho en las áreas de intervención y en calidad de las mismas. En Reino Unido los tratamientos de sustitución se han convertido en una estrategia importante dentro de los tratamientos para la dependencia a opiáceos. La recomendación nacional es desarrollar éstos tratamientos de manera que toda persona con dependencia a opiáceos pueda acceder a ellos. Los servicios de salud y servicios sociales son proporcionados de forma separada, aunque gran parte de los servicios de drogodependencias son suministrados por los servicios de salud mental donde se llevan a cabo «counselling» y otras formas de apoyo y evaluación alrededor de temas de salud mental, las cuales que son integradas dentro de la red local de provisión de servicios. Los servicios de salud mental se integran principalmente con los servicios sociales, pero no con los servicios para drogodependencias. En cuanto a la vivienda, ocupación y aptitudes, si bien no siempre tienen cobertura dentro de los servicios de los PTM, éstos son atendidos en otros lugares. En el Reino Unido, según datos para el año 1996, la cifra registrada sobre consumidores/as de metadona alcanzaba los 18.617. Aunque los datos más recientes manejados por En la actualidad, los tratamientos con metadona se constituyen en una de las alternativas más extendidas para el tratamiento de la dependencia a opiáceos y una de las más estudiadas. En la mayor parte de