AMANECIENDO EN SÁBADO 8

Hoy, sábado 30 de mayo, escribo sobre LA SENSIBILIDAD

Confirmado: “soy” una PAS (Persona Altamente Sensible). Todos los libros leídos, todos los cuestionarios realizados, todas las conferencias escuchadas, me lo confirman. Y, quizás por primera vez en mi vida, una etiqueta asociada al verbo “ser” me tranquiliza. Desde muy joven me he sentido “raro”, ¿demasiado sensible? ¿demasiado sentimental? Lloro en las películas cuando, por fin, los que se aman se encuentran (sean padres y madres con sus hijos/as; o parejas de amantes). Y aplaudo cuando, al final, se besan. También lloro emocionado cuando se repara una injusticia y ganan “los buenos”. Y cuando eso no ocurre y “los malos” siguen ganando apago la tele (estoy harto de que ganen “los malos”). Me emociono casi hasta el llanto cuando suenan ciertas bandas sonoras: “Memorias de África”, “El Paciente Inglés”. Por eso, cuando encontré la etiqueta PAS me sentí un poco más entendido (por el mundo). Menos solo. Suspiré aliviado. Me relajé y sonreí. Y me sentí un poco más feliz. Más acompañado.

Sensibilidad física y emocional. Sensibilidad social y ética. Sensibilidad espiritual y estética. Ternura, suavidad, dulzura. Y más len-ti-tud. Deleitarse, recrearse, dejarse fluir. Y en tiempos de “distancia física obligada” saborear los mensajes en el WhatsApp y los emails. Saborear, también, los silencios. Paladear las comas. Y los puntos suspensivos… Y los emoticones, claro. En estos días de enclaustramiento, he descubierto que llevo mucho peor los días sin amor que los días sin sexo. Y lo que aún me resulta más sorprendente: pese a esa “alta sensibilidad generalizada”, sigo vivito y coleando; y bastante feliz, la verdad. Con una salud percibida (bio-psico-social-espiritual y ética) más que aceptable. Tengo que investigar qué ha pasado. Cómo lo he logrado. Creo que los resultados podrían ayudar a esas personas que convierten esos “altos niveles de sensibilidad” en sufrimiento puro y duro. En inacción, en retraimiento. En huida y/o muerte. O en corazones de acero.

Tres hallazgos recientes (en tiempos de coronavirus) me han impresionado en relación con este tema. José Carlos Ruiz, filósofo, habló en La Ventana (Cadena SER) del término griego “eulabella”, que significa “Atención cuidadosa” (frente a lo que podría ser una atención descuidada, negligente). Vinculándolo con la “excelencia en el trato”, a uno/a mismo/a y a los/as demás, me parece uno de los cambios urgentes a incorporar en la era post-pandemia. Otro hallazgo ha sido el “kintsukuroi”, el arte japonés para reparar lo roto. Cuando se rompe una pieza de cerámica la recomponen con ¡¡oro!! Y dejan la cicatriz de la reconstrucción a la vista, para simbolizar la suma de fortaleza, fragilidad y belleza ¡Qué maravillosa y sabia metáfora! El tercer hallazgo ha sido la palabra “háptica”: la ciencia del tacto. Sin palabras (nunca mejor dicho). Recordemos que la piel es el órgano más extenso que tenemos. Y que, con frecuencia, infrautilizamos. Otro reto, estimulante y sugerente, asoma en el horizonte…

Tres párrafos, tres (o cuatro) regalos:

  1. Artículo publicado en IDEAL de Granada. Qué importante es mimar las palabras en títulos, titulares, emails, wasaps, mensajes…

MIS ENCUENTROS CON MAGDALENA MERINO

2. Canción “Demasiado corazón” de Willie DeVille:

¿Demasiado?

https://www.youtube.com/watch?v=KT1m6kEsR1E

  1. Canción “Prefiero amar” de Luis Eduardo Aute.  “Me dice el corazón que no soy de este planeta…”: https://www.youtube.com/watch?v=t-6JAmn1PxY

4. Novela. “Lo raro es vivir” de Carmen Martín Gaite

Pasión por la vida (A ver si ese será el “truco” para vivir saludablemente pese al “exceso” de sensibilidad…). Y dijo la autora: «Escribí el libro en plan jazz. Tenía una partitura previa, pero el proyecto empezó a estallar y yo me dejé llevar” ¡Qué maravillosa recomendación para la vida!

Hasta el próximo sábado.

Muy feliz semana ¡¡¡¡

José Luis Bimbela Pedrola

Para corazones y pieles sensibles….

Para Chet Baker y Luis Eduardo Aute, in memoriam

 

 

 

AMANECIENDO EN SÁBADO 7

Hoy, sábado 23 de mayo, escribo sobre EL ARTE

Que el arte está sobrevalorado económicamente lo tengo claro hace años (y he escrito sobre ello). Lo que he comprobado más recientemente (pandemia mediante) es que estaba infravalorado emocional y espiritualmente. Hasta que llegó el confinamiento y empezamos a escuchar a escritoras y poetas. A filósofas y psicólogos. Y en decenas de entrevistas se habla ya de ¡Recetar / prescribir libros! Por fin. Aleluya. Mi homenaje público a Ramón Bayés (¡viva el cine!) y a Salvador Casado (¡viva la poesía!), maestros y amigos, que llevan años clamando, sobre ello, en desiertos varios: académicos, profesionales, ciudadanos. Y a Pepe Olmedo, psicólogo y músico, que con su proyecto “Música para despertar” ha pasado ya a la acción con personas que sufren Alzheimer y otras demencias.

Si mal de muchos es consuelo de todos (lo de tontos se lo inventó el individuo tóxico y malvado que quería amargarnos la vida), bien de muchos… ¡Aún más consuelo y sanación de todos y todas! El arte sana a quien lo produce, a quien lo crea (Chantal Maillard nos lo declamaba, hace unos sábados, en su poema “Escribir”) y, a veces, sana también a quien lo disfruta, a quien lo recibe (Cuántas veces habré usado, digo bien: usado, la canción “Penso positivo” de Jovanotti para sanarme). Es más, creo firmemente que si no cumple alguna de estas dos sanaciones (una de las dos, al menos) no es arte. Será una ocurrencia, un divertimento, un negocio, una tomadura de pelo o una forma de blanquear dinero. Pero ¿arte? Arte, no.

Lo dicen las artistas más jóvenes (Elvira Sastre: “Escribo para curarme”) y los más vividos (Joan Margarit: “La poesía, con la música, es la única herramienta seria de consuelo de la que podemos disponer”). Y para ampliar la perspectiva “margariteña”, añadamos el estimulante “Todos somos artistas” de Pablo Picasso. Y recordemos, en estos momentos de subidón de las actitudes éticas por la pandemia, que esto implica un poco de inspiración y un mucho de transpiración (ese “sudar la camiseta” que tanto me gusta recordar cuando hablo de la ética práctica, de la felicidad práctica o de la gestión práctica de las emociones). José Antonio Marina lo tiene muy claro: “los buenos sentimientos dejan de ser buenos si no pasan a la acción”. Asumamos pues el gran reto que surge en estos momentos de crisis: Convertir la propia vida en la mejor obra de arte.

3 párrafos, 3 regalos:

  1. Artículo publicado en IDEAL de Granada. De poetas y de acciones concretas. De talentos y de vidas con sentido.

MIS ENCUENTROS CON RAQUEL LANSEROS

2. Ensayo: El camino del artista. Un sendero espiritual hacia la creatividad”, de Julia Cameron. Magnífica obra que constituye un excelente método para desarrollar la creatividad. Esa creatividad que, como muchos artistas confiesan, da sentido a su vida (de ahí esa “espiritualidad” que aparece en el  subtítulo).

  1. Tres en el tres…

Uno de los pintores que más me ha impresionado. Que más me ha conmovido. En el 2000 lo descubrí en la Fundación Miró de Barcelona. Y hasta ahora. Con ustedes, Mark Rothkohttps://www.youtube.com/watch?v=UXSXlOlz9bE

Miquel Barceló siempre me gusta, siempre. Pinte lo que pinte, lo pinte donde lo pinte, y lo pinte con lo que lo pinte (pista: esas hormigas africanas. Ahí lo dejo). Y lo que está creando a raíz del coronavirus, me encanta: https://www.lavanguardia.com/cultura/20200508/481011115898/barcelo-coronavirus.html

Mi último gran descubrimiento “pictórico”: Lita Cabellut. Una artista fuerte, potente, intensa. Y con una vida que es una apasionante obra de arte: https://www.rtve.es/alacarta/videos/atencion-obras/atencion-obras-arte-lita-cabellut/4261483/

Hasta el próximo sábado.

Muy feliz semana ¡¡¡¡

José Luis Bimbela Pedrola

Para Juan Carlos Ortega, artista y maestro, por sus noches en la SER.

Para Tortell Poltrona, payaso y fundador de Payasos sin Fronteras.

Para el/a artista anónimo/a que escribió en una calle de Granada: “Al mal tiempo, buenas cumbias”.

 

AMANECIENDO EN SÁBADO 6

Hoy, sábado 16 de mayo, escribo sobre EL SILENCIO

En 2014 y en Barcelona, dije públicamente (alto y claro; y con toda sinceridad) que quería empezar a callar. Llevaba muchos años impartiendo cursos y dando conferencias. Y allí estaba, presentando mi último libro “yo decido. La tecnología con alma” en la sede de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, anunciando mi próxima retirada (de los foros públicos). No lo he cumplido ¡Disfruto tanto en mis clases presenciales y en mis ponencias! ¡Y hasta en las sesiones virtuales que estoy grabando estos días de pandemia! Eso sí, hablo menos. Y escribo más. Escritos cortos y sintéticos. Esfuerzos intensos, en pequeñas dosis. Momentos de inspiración (tras horas de transpiración, claro). Destellos. Y silencios.

Sí, he aprendido a disfrutar más de los silencios. Y noto que cada vez utilizo menos esos “ruidos domésticos” (radio, música, televisión) que me ayudaban (y, a veces, lo siguen haciendo) a huir de mis “borrascas internas” (esos pensamientos insistentes que aún me rondan, y que aún me inquietan). Me apunto pues a esa propuesta, un tanto radical, que nos llega de Oriente: “El silencio es maravilloso. Si no lo vas a mejorar, cállate”. Y, desde luego, veo muy bien ese ayuno semanal de palabras que propuso en su momento Gandhi. En ello estoy. Y los tiempos de pandemia me lo están facilitando, la verdad. Hasta Alejandro Sanz lo ha dicho, clarito, estos días de encierro: ”Quien no aporte algo que calle”. Gracias, Alejandro. Políticos, periodistas y tertulianos varios dense por aludidos, por favor. Y adictos a las redes sociales, también.

Necesito el silencio para pensar y para reflexionar a fondo (repito: a fondo). Para concentrarme más y focalizar mejor mi atención. Lo necesito para escribir (estas entradas al blog, por ejemplo). Para descubrir y descubrirme. Para crear. Para descansar y relajarme. Para meditar. También para sosegar mi ego y mitigar mis dolores (de todo tipo). Para escuchar más y mejor, y para escucharme más y mejor. Para aprender. Silencio para sentir. Para acercarme un poco más, y más suavemente, a mi ser. Y “hablo” también del silencio “no verbal”; ese silencio que, lo confieso, aún me cuesta tanto gestionar, en algunas circunstancias y en algunos contextos. Hágase el silencio (verbal y no verbal). Y el silencio… se hizo.

3 párrafos, 3 regalos:

  1. Artículo publicado en IDEAL de Granada. Silencio y… espiritualidad.

MIS ENCUENTROS CON MARIOLA BERNAL

  1. Este sábado, en lugar de un poema, me gustaría regalar una reflexión del gran poeta granadino Luis García Montero, que utilizo con frecuencia en cursos y conferencias: “La vida te enseña que detrás de toda verborrea hay un cobarde”.
  1. Canción: “Silencio” de Jorge Drexler

Una canción lúcida, lúdica y hermosa de un autor asombroso, sutil y elegante. Y sabio.

https://www.youtube.com/watch?v=HyBu2KEe2pI

Y ahora, callo. Hasta el próximo sábado.

Muy feliz semana ¡¡¡¡

José Luis Bimbela Pedrola

Para los libreros y las libreras de este país…

 

 

AMANECIENDO EN SÁBADO 5

Hoy, sábado 9 de mayo, escribo sobre LA SOLEDAD

Me encanta que la obra que Catherine Camus escribió sobre su padre se titule “Solitario y solidario”. Me apunto con entusiasmo a esa suma. De hecho, es una de mis “copulativas” favoritas. Y con ella reflexiono, de la mano de José María Esquirol, sobre la intimidad, en estos tiempos de transparencia “despiadada”. Estoy muy de acuerdo con él cuando afirma: “una ventana permite cierta intimidad y protección; las paredes de vidrio conducen a una transparencia que nos acerca a la alienación”. No me gustan las peceras. Ni reales ni figuradas.

Mi amigo y maestro Josep Torres, me lo explicaba muy bien con su “metáfora de las habitaciones”. Algunas las compartimos con extraños; otras las compartimos con personas conocidas. Hay algunas habitaciones que compartimos con los amigos y las amigas; y otras con la familia. Además, están aquellas que compartimos con las parejas; y las que compartimos con los hijos y las hijas. Y, finalmente, existen unas habitaciones que no compartimos con nadie. Absolutamente con nadie. Habitaciones necesarias, imprescindibles, vitales. Íntimas, privadas.

¿El reto? Hacer compatible ese “yo conmigo” tan relevante para conocerse y crecer (como profesional, como ciudadano, como persona) con el “yo contigo” indispensable para construir relaciones empáticas y fraternales, basadas en la confianza y el respeto mutuos. Y entonces sí, entonces el “nosotros” podrá ser solidario, maduro y evolucionado; y no gregario, inmaduro y retrógrado (como tantas veces). La ocasión que nos ofrece la pandemia es única y decisiva: ¿Progreso o retroceso? ¿Evolución o involución? Permitidme, por una vez, la disyuntiva.

Podemos aprender a vivir más saludablemente la soledad. Sin demasiado dramatismo. Recordando a : “Drama más tiempo igual a comedia”. Soledad para establecer relaciones más sanas y creadoras. Más limpias y respetuosas. Menos mediocres y dependientes. Menos superficiales y tópicas. Soledad saludable para amarse y perdonarse. Para amar y perdonar. Y, desde luego, para prevenir maltratos (físicos y emocionales) y sufrimientos extras. Soledad reflexiva, meditada y bien dosificada para evitar consumos compulsivos (y paliativos) de casi todo. Fármacos incluidos, por supuesto.

4 párrafos, 4 regalos:

  1. Artículo publicado en IDEAL de Granada. Yo puedo decidir cómo interpreto la soledad. Si la disfruto o… la sufro.

MIS ENCUENTROS CON JAVIER RUIBAL

 

  1. Canción: “Sin ataduras” Grupo LADAMA. Cuatro mujeres potentes y comprometidas. Sumando ética y estética. Multiplicando amor y libertad. Y con alegría, con mucha alegría. Y que sintonizan, magníficamente, con Emma Goldman cuando afirmaba: “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa

El estribillo es preciso (y precioso): ”Sin mucha pretensión / con bastante inspiración / sin tantas amarguras / y con menos ataduras”: https://www.youtube.com/watch?v=T4j-QNfZ5mE

  1. Cierto; el gran Sabina también ha hablado sobre la soledad: Que se llama soledad”: https://www.youtube.com/watch?v=c5KCnKX_O1Q
  1. Película: “Tren nocturno a Lisboa” de Bille August. Interesante película, en la que podemos escuchar esta perla: “La intimidad es nuestro último santuario”.

Hasta el próximo sábado.

Muy feliz semana ¡¡¡¡

José Luis Bimbela Pedrola

Para Josep, mi amigo del alma…

 

 

 

AMANECIENDO EN SÁBADO 4

Hoy, sábado 2 de mayo, escribo sobre LA VULNERABILIDAD

Hace 12 años pensé seriamente en suicidarme. Estaba agotado. Me sentía vacío. Pese a los éxitos (o quizás por ellos). Los dolores se acumulaban. Físicos (esa espalda), emocionales (ese abandono), sociales (esa soledad) y espirituales (ese sinsentido vital). Sensación de indefensión general, global, completa. Tocado y hundido. Finalmente (lecturas, escrituras y personas sanadoras mediante) decidí no hacerlo. Y, sorprendentemente, verme y reconocerme tan vulnerable me liberó, me dio poderes nuevos y me quitó miedos antiguos. Me ayudó a viajar más ligero de equipaje. Y a comunicarme de una forma más honesta y genuina. Más sencilla y esencial. Más limpia. Con mis alumnos/as y con mis colegas. Con mis jefes y con mis jefas. Con mis familiares y amigos/as. Con mis conciudadanos/as. Y, desde luego, y principalmente, conmigo mismo.

En mis doce últimos años como paciente de (con) dolor crónico he probado un buen número de técnicas, terapias y tratamientos: traumatología, reumatología, fisioterapia, infiltraciones varias, neurocirugía, radiofrecuencia pulsada, transmisión dieléctrica, masaje ayurvédico, digitopuntura, acupuntura, shiatsu, restauración bioenergética, reiki, naturopatía, homeopatía, reflexología, relajación muscular progresiva, meditación, visualización, jin shin jyutsu, rolfing, natación terapéutica, osteopatía, quiropráctica, pilates, chi kung, kundalini yoga, biodanza, tai-chi, anti gimnasia, noesiterapia, fitoterapia, ozonoterapia, higiene postural, hidroterapia, aromaterapia, musicoterapia, cuencos tibetanos, feng shui, dieta anti inflamatoria… Y es que cuando te duele siempre (repito: siempre) vas (casi) donde sea y haces (casi) lo que sea.

Todos/as los/as profesionales que me han atendido en estos doce años tenían inmejorables referencias. Eran realmente muy buenos/as en su especialidad. Y todos/as me atendieron con su mejor intención ¡¡Querían ayudarme!! Y, sin embargo, solamente diez de ellos/as me llegaron al “alma”. Solamente diez consiguieron que me entregase sin condiciones, libre y relajado, al tratamiento ¿Cuál era la variable? ¿Qué había pasado ahí? Analizando a fondo el tema con algunos/as de ellos/as (ahora ya amigos/as) llegamos a una conclusión fascinante: Se habían relacionado conmigo desde su propia vulnerabilidad. Sin egos ni miedos. Sin torres de marfil ni cátedras académicas. Sin corazas. De vulnerable a vulnerable. De humano a humano. Para poder trabajar juntos, para poder construir juntos, para poder sanar juntos. Y así ocurrió. Y se lo agradeceré eternamente.

3 párrafos, 3 regalos:

  1. Artículo publicado en IDEAL de Granada. Con un ruego: validemos y cuidemos; validémonos y cuidémonos. Con dignidad, por favor.

MIS ENCUENTROS CON AINHOA VIDEGAIN

  1. Poema “Escribir” de Chantal Maillard

Para que el agua envenenada pueda beberse”.

¡¡Y en la voz de la propia autora!!!

https://www.youtube.com/watch?v=Q7CsKn48L4Y

 

  1. Canción: “Vulnerables”, de PEDRO PASTOR Y LOS LOCOS DESCALZOS (Recomiendo, entusiasmado, todo el CD “Vulnerables”. Es magnífico, en letras y en músicas. En portada y en diseño).

https://www.youtube.com/watch?v=Y9OS6dKxNPM

Hasta el próximo sábado.

Muy feliz semana ¡¡¡¡

José Luis Bimbela Pedrola

Para mis diez magníficos/as: Ángela, Daniel, Simón, Leo, Eduardo, Rafa, Juana, Yolanda, Alicia, Ignacio.

Y para los/as que lo intentaron. Porque el intento es bello.